La memoria de Antonella en el corazón de sus padres
Antonella Trivisonno, con tan solo 6 años, tenía una forma de ser que la hacía brillar. Silvia, su madre, rememora su habilidad excepcional para encontrar la felicidad en cualquier situación. “Si pedía ir al cine y no era posible, Antonella se conformaba con cualquier otra actividad. Su manera de conectar con los demás era muy especial”, relata su madre.
Conexiones familiares únicas
Siendo la tercera de seis hermanos, en esos momentos convivía con Nicolás de 6 años, Agustina de 8, ella misma con 6, y un bebé de 9 meses. Antonella era una niña que lograba establecer un vínculo especial con cada miembro de su familia: acompañaba a su padre en el taller llevándole un mate, ayudaba a su madre en la cocina y se convertía en la cómplice de juegos de su hermana mayor.
“Antonella no solo conectaba desde su perspectiva, también lo hacía desde lo que el otro necesitaba. Eso, entendimos después, es verdaderamente el significado de donar”, reflexiona Silvia.
El trágico accidente y una decisión que cambiaría vidas
El 29 de agosto de 1999, un trágico accidente en Rosario marcó sus vidas para siempre. Un vehículo chocó con el coche familiar donde viajaban Silvia y sus hijos. Antonella fue trasladada urgentemente al hospital, pero los médicos confirmaron la irreversibilidad de su condición.
“Nuestra urgencia era salvarla. Al constatar que no había esperanza, pensamos en otras familias que podrían estar viviendo lo mismo. En ese momento, nació la idea de donar sus órganos, para que otras madres pudieran tener la oportunidad de abrazar a sus hijos”, recuerda Alejandro, el padre.
El legado de Antonella
En aquel entonces, el tema de la donación de órganos no era popular. Sin embargo, Silvia y Alejandro, sin esperar a ser consultados, decidieron ofrecer los órganos de Antonella. “Regalar sin esperar a recibir algo a cambio, ese es el verdadero espíritu de la donación”, expresa Silvia. Para ellos, la vida de Antonella había mejorado tanto la suya que el gesto de donar se dio naturalmente.
El aniversario de la tragedia se convirtió en un acto de concienciación. La familia organizó un evento en el lugar del accidente, reuniendo a numerosas personas para honrar a Antonella. “Nuestra intención era resaltar su legado más allá del fatídico accidente”, comenta Silvia.
Impacto y movilización en la comunidad
Desde entonces, cada 29 de agosto, se realizan diferentes actividades para promover la donación de órganos, ya sea en una montaña de Nepal o mediante campañas locales. En una de estas organizaciones en 2000, más de 150 individuos se registraron como donantes, un número significativo para la época.
Con el paso del tiempo, el impacto alcanzó un nivel nacional. En 2019, al cumplirse 20 años desde la partida de Antonella, sus padres decidieron transformar la fecha en una celebración en memoria de todos los donantes. Así nació el Día de la Persona Donante de Órganos, llevándose a cabo en las escuelas de todo el país.
A pesar de los años, el recuerdo de Antonella sigue vivo. Como explica su madre, “Dejamos su legado materialmente, pero lo esencial que nos brindó fue su forma de disfrutar y amarnos. Esa fue su mayor contribución”.