El arzobispo emérito y anterior Primado de la Iglesia Apostólica Armenia para Argentina y Chile, monseñor Kissag Mouradian, falleció en Buenos Aires a los 73 años. La comunidad armenia en Argentina siente un profundo dolor por la muerte de quien fuera líder de su arquidiócesis por más de treinta años, dejando una marca imborrable en la vida cultural y religiosa del país, según informó el diario Armenia. En los próximos días, sus restos serán velados en la catedral armenia de Palermo.
Inicio de la vida religiosa de Mouradian
Desde 1990 hasta 2022, Mouradian fue el primado de la Iglesia Armenia en la región, dedicando medio siglo de servicio a su fe y comunidad. Nacido como Manoug Mouradian el 6 de noviembre de 1951 en Alepo, Siria, se incorporó al seminario a los 12 años en el Monasterio de los Santos Santiagos en Jerusalén. Fue ordenado diácono en 1968 y sacerdote célibe en 1971 por el patriarca armenio de Jerusalén, monseñor Yeghishé Derderian, quien le dio el nombre religioso “Kissag”, que significa cometa.
Aporte a la comunidad armenia en Argentina
Llegó a Argentina en 1975 para ejercer como párroco de la Catedral San Gregorio El Iluminador. Lo que inicialmente era una misión temporal de cinco años se convirtió en su residencia permanente. Además de su servicio pastoral, Mouradian se licenció en Periodismo en 1987 y se integró en la vida local. En 1990, fue consagrado obispo en Echmiadzín por el Katolikós Vazkén I, y nombrado Primado de la Diócesis de Argentina y Chile. En 1996, fue elevado a arzobispo por el Katolikós Karekín I en reconocimiento a su extensa trayectoria.
Contribuciones culturales y ecuménicas
Bajo su liderazgo, la diócesis se desarrolló institucionalmente, extendiendo su labor educativa y afianzando un trabajo ecuménico significativo. Fue presidente de la Comisión Ecuménica de Iglesias Cristianas en la Argentina (CEICA) entre 1998 y 2002, y de nuevo desde 2004. En el ámbito cultural, se destacó como dramaturgo y traductor de obras religiosas al español. Escribió obras teatrales como El prisionero y tradujo textos de autores armenios y patriarcales, que ahora son parte del acervo de la Iglesia Apostólica Armenia.
Mons. Mouradian promovió el diálogo y la convivencia interreligiosa, manteniendo una relación cercana con el entonces cardenal Jorge Bergoglio. Juntos participaron en ceremonias significativas como la misa interreligiosa tras la tragedia de Cromañón en 2004 y la ceremonia del lavado de pies en el año 2000 en Plaza de Mayo, entre otros eventos de fraternidad cristiana.
Al renunciar en 2022 al cumplir la edad canónica, el Papa Francisco le envió una carta en la que expresó: “Para un pastor, es esencial, durante el retiro, sentir la cercanía, gratitud y afecto del pueblo al que sirvió… Estoy convencido de que Monseñor Kissag seguirá con su sabiduría y generosidad desde su nueva posición”.
En 2021, en una entrevista al Diario ARMENIA con motivo de sus 50 años de ordenación sacerdotal, Mouradian narró con serenidad y claridad su vida de servicio. Al finalizar, cuando le preguntaron cómo le gustaría ser recordado, dijo palabras que hoy resuenan con profundo sentimiento: “Como alguien que hizo algo. Me gustaría que me recordaran como alguien que trabajó por el bien de la comunidad y que mi nombre no desaparezca de la memoria”.
En ese mismo testimonio, expresó también el profundo amor que lo unía a Argentina: “La comunidad armenia me tiene mucho cariño, y yo siento lo mismo. Si me mandaran a otro lugar, no iría. Ni siquiera a Jerusalén, que es, como sacerdote, mi lugar de origen. Me he acostumbrado a este país y a su gente. He trabajado aquí gran parte de mi vida”.
