De trabajar en una fábrica a representar a Argentina en el torneo mundial de cocina en solo seis meses

En tan solo medio año, la vida de Eliel Buttice (32) dio un vuelco total. El que solía gestionar el comedor de una fábrica en su provincia, Santa Fe, ahora desempeña el rol de sous chef en uno de los restaurantes más exclusivos y populares de este 2025. Este cambio significó un paso crucial para Eliel, quien logró ingresar entre los mejores del mundo en el prestigioso Bocuse d’Or, el concurso culinario más reconocido a nivel mundial.

Después del servicio, Eliel muestra a Clarín la impecable cocina de Presencia, el restaurante que abrieron los hermanos holandeses Nicolas y Bente Houweling en la intersección de Alvear y Montevideo, equipado con tecnología de última generación. Agradece al chef ejecutivo, Rodrigo da Costa, por brindarle una oportunidad que jamás imaginó.

Recientemente, Eliel se trasladó de San Lorenzo, cerca de Rosario, a Buenos Aires, dejando a su novia Lara en Santa Fe. Viaja los fines de semana y le agradece a ella por el apoyo constante en su camino hacia sus metas.

El Trayecto hacia el Bocuse d’Or

Con un tono llano y familiar, Eliel habla con este periódico, mencionando frecuentemente “sacrificio” y “esfuerzo” como claves. Más allá de su talento, Eliel es humilde y atribuye su éxito a su dedicación.

Este esfuerzo lo llevó a ganar la competencia argentina del Bocuse d’Or realizada en el Instituto Argentino de Gastronomía. El próximo año, participará en la fase americana en Nueva Orleans, donde solo cinco chefs pasarán a la gran final en Lyon en 2027, enfrentando un proceso arduo como el de un Mundial de Fútbol.

Eliel afirma que destacar para Argentina en la cocina es más complejo que en el fútbol. “Hay que ser realista, en países como Francia o Dinamarca, desde los 15 años los jóvenes sueñan con ser Bocuse y se preparan para ello. Mi gran logro inicial sería llegar a Francia, pero mi espíritu competitivo va más allá: quiero que Argentina esté entre los 10 mejores del mundo y revitalizar nuestra presencia en esta competencia”, confiesa.

Eliel Buttice en la cocina de Presencia, donde es el sous chef. Foto: Mariana Nedelcu

Del Trabajo en la Fábrica a la Alta Cocina

Hace un año, estos sueños parecían inalcanzables para Eliel, quien estaba inmerso en la compleja logística de una fábrica. La gastronomía no solo está en lujosos restaurantes, sino también en ambientes menos reconocidos donde chefs hacen trabajos titánicos sin mucho reconocimiento.

En su trabajo, Eliel preparaba comidas para 300 a 400 operarios en un tiempo limitado, lo cual es una cantidad de comensales que rara vez se ve en restaurantes. “Siempre trabajé en fábricas: Pampa Energía, Oil Combustibles, Renova, Cargill, Vicentin, Liliana Electrodomésticos”, enumera.

—¿Cómo es la experiencia de cocinar en una fábrica?

—Extremadamente desafiante. La gente no elige comer allí; es su única opción para almorzar o cenar. Manejar grandes volúmenes es complicado, requiriendo esfuerzo y asegurando la calidad y seguridad de los alimentos, especialmente donde faltan cocineros capacitados.

Lograr que los trabajadores se vayan satisfechos era su meta. “Querían cantidad y calidad, como una buena milanesa con papas crujientes; si no, se molestaban”, explica.

Con Emiliano Dutra, decidieron implementar un “menú estacional”, lo que tuvo gran aceptación. Fue chef ejecutivo, pero también lideraba asados con varios cortes de carne para los trabajadores.

Hoy en Recoleta, Buttice se formó en Santa Fe en un trabajo complejo: cocinando en fábricas. Foto: Mariana Nedelcu

Las fábricas le dieron un aprendizaje valioso, pero aspiraba a una cocina más gourmet. Encontró apoyo en Pablo Leivas, quien fue su jefe durante años. Juntos, quedaron segundos en un torneo nacional de chefs. Este fue un punto de inflexión para Eliel: si podía competir desde una fábrica, podría cocinar para quienes lo eligen.

Envió su CV a diferentes lugares y, aunque tuvo ofertas en Bariloche y Uruguay que no prosperaron, seguía a chefs como Da Costa sin pedir recomendaciones. Finalmente, Da Costa lo contrató como su mano derecha en un restaurante de prestigio.

Quizás también te interese:  Desalojo en área de cordillera en Epuyén debido a grave incendio forestal en Chubut

Da Costa le sugirió participar en el Bocuse, y Buttice no lo podía creer. Aunque pensó que Da Costa querría competir y sería su asistente, el experimentado chef asumió el papel de entrenador de Eliel.

Entrenamiento Intenso para el Bocuse d’Or

—¿Cómo es prepararse para una competencia así?

—Es un nuevo sacrificio. Sin mucho descanso, entrenábamos por las mañanas o de madrugada. Desde planificar el plato hasta practicar la mise en place, todo debía estar perfecto para la presentación en 2.30 horas. Hubo mucho ensayo y error; realizamos el plato 14 veces en menos de un mes.

El plato con el que Eliel Buttice ganó la instancia local del Bocuse d’Or. Foto Gentileza Presencia

Además de un plato elaborado con trucha y otros ingredientes, Eliel improvisó otra guarnición con una mystery box durante la competencia: un consomé de vegetales, todo bajo gran presión.

El Valor de la Amistad

Quizás también te interese:  La elefanta del ecoparque se muda a Brasil, su nuevo hogar

La introducción de Eliel a la cocina fue tan singular como su carrera. Aunque no recuerda a su abuela paterna, Anita, se intrigó al escuchar cómo ella unía a la familia mediante la comida, lo que despertó su curiosidad por el poder del sabor como expresión de cariño.

A los 15 años, decidió ser chef, inusual en una zona agroindustrial. Sus padres, ocupados en otras profesiones, se sorprendieron. No obstante, sus amigos fueron su mayor aliciente: “A menudo nos juntábamos a cocinar, aunque mis platos no siempre salían bien, tenía la intención”, comenta Eliel.

Con escasos recursos, veía programas de cocina en televisión y buscaba recetas en un cibercafé. A los 17, inició en un bar en Rosario, luego se formó en gastronomía y trabajó en una fábrica.

Buttice dice que su vida le cambió en seis meses. Foto: Mariana Nedelcu

“En seis meses todo cambió”, dice Eliel contento. Se sigue reuniendo con su grupo de 15 amigos de toda la vida, quienes aún le piden consejos de cocina. “Es estrés positivo, del que buscamos”, concluye con humor.

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos y para mostrarte publicidad relacionada con sus preferencias en base a un perfil elaborado a partir de tus hábitos de navegación. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad