Solicita Ayuda para Escapar: Fue a Rusia a Estudiar y Ahora Lucha en la Guerra contra Ucrania

Un Llamado de Emergencia

“Estoy en el frente. Deseo regresar a Argentina sin importar las circunstancias. Ya no tengo interés en este país. Por favor, hagan algo para sacarme de aquí. Te quiero, papá”.

En las primeras horas del lunes, Juan Bettiga, un habitante de Ushuaia de 51 años, recibió un mensaje de WhatsApp que lo conmocionó profundamente: “Leerlo me destrozó, fue como una explosión, imaginate eso, pero debo mostrarme fuerte, porque él tiene que mantenerse fuerte”.

El Sueño de Conocer Rusia

Gianni Dante Bettiga, de 23 años, nacido en Tierra del Fuego, realizó su sueño en febrero pasado de explorar Rusia y estudiar su idioma y cultura. Se matriculó en la Universidad de Ekaterimburgo, situada a 1,600 kilómetros al este de Moscú en el continente euroasiático, donde habitaría en el campus universitario hasta agosto. El joven viajó con una visa de estudiante válida hasta noviembre.

Atraído por dos compañeros brasileños de la universidad, tomó la decisión de alistarse en una compañía privada que enrola soldados, con la promesa de obtener un salario mensual y un permiso de residencia. Gianni estableció la condición de no integrarse al ejército ruso implicado en el conflicto con Ucrania.

Sin embargo, firmó un contrato en ruso y lo que debía durar un año se extendió a tres. Recibió entrenamiento militar durante dos semanas en las cercanías de Moscú y luego fue enviado a Donetsk, en el territorio ucraniano bajo control ruso, revela Juan desde Ushuaia, donde ha residido por más de tres décadas.

El contacto con sus padres, Juan y Carla Zucchi, se logra cuando Gianni tiene acceso a wifi. Hay ocasiones en las que pasan semanas sin novedades sobre su vida diaria, lo que angustia a la familia. “Mi hijo ha vivido siempre en Ushuaia, está alejado de la vida militar, nunca ha usado un arma. No podemos asimilar que esté atravesando esta situación. Estoy en vela esperando que se comunique”, comparte la madre, quien es docente.

Desesperado por su situación, Gianni buscó salir del ejército, pero su solicitud fue rechazada. “Papá, no puedo mostrar quejas aquí, porque a quienes desean irse o muestran poco interés, los meten en graves problemas. Estoy deseando regresar, pero mientras esté aquí debo mantenerme firme”, comentó en su última llamada.

Después de su incorporación al ejército ruso el 25 de agosto, Gianni no confesó a su madre hasta finales de septiembre. “Mamá, debo contarte algo”, fueron las palabras que paralizaron a Carla. “En ese entonces, apenas teníamos comunicación, Gianni no respondía mis mensajes ni tomaba las videollamadas, algo que solíamos hacer con regularidad. Temía que se quedara sin dinero o techo”.

Gianni explicó que accidentalmente terminó en el ejército debido a una oferta de amigos brasileños. Supuestamente iba a tener un rol administrativo, pero acabó entrenando y practicando tiro. “Nada más ajeno a la vida militar que mi hijo, que además nunca obedeció una orden”, comenta Carla con una sonrisa forzada.

Gianni relata que, aunque aún soportables, las temperaturas son bajas y duerme en un saco en un cobertizo “lleno de ratas, que incluso se cuelan en el saco”. Relata que pasó “seis horas en un tanque, evacuamos tras un bombardeo y pasamos la noche en un bosque oscuro, temerosos de lo que podría ocurrir, hasta que nos recogió el Batallón 57”, su unidad.

Tiempo atrás, Juan envió a su hijo películas y series junto con otras descargas. “Le interesan mayormente las de temática bélica, parece estar muy inmerso, así que le mandé ‘Los combatientes’, ‘Operación final’, ‘El cielo sí existe’, entre otras. Gianni va siempre con su FAL y granadas en su mochila”.

Al hablar sobre el estado de su hijo, Juan menciona que “cuando no me oculta cosas para no preocuparme, está asustado. Me dijo: ‘Papa, no temo morir, es cuestión de un instante, pero sí temo perder un brazo o una pierna’. Es evidente que presenció algo muy impactante”.

Juan y Carla, han buscado contactos en altas esferas para lograr que su hijo sea desafectado del ejército ruso, contactando a políticos argentinos, la Embajada rusa en Buenos Aires y la Embajada argentina en Moscú. En un movimiento desesperado, le enviaron una carta al ministro de Defensa ruso Andréi Rémovich Beloúsov.

“Yo, Juan Arnaldo Bettiga, solicito la inmediata exoneración de las obligaciones militares de mi hijo Gianni Dante Bettiga en defensa de la Federación Rusa. Esta petición se fundamenta en las siguientes razones que expongo basadas en el artículo 51 de la Ley Federal 53-FZ, mencionada en el contrato firmado”.

Así empieza el documento que Bettiga divulgó, mencionando asuntos personales y de salud. Revela que padece cáncer de hígado, requiriendo tratamientos urgentes. “Para afrontar mi tratamiento, cuento únicamente con mi hijo Gianni, ya que tras divorciarme hace tres años, vivo solo desde que él se mudó a Rusia para estudiar. Necesito su ayuda para manejar el tratamiento, dada mi frágil condición”.

Bettiga anexó a su carta sus análisis médicos y una copia del alistamiento firmado por Gianni. “Mi hijo es consciente de nuestros esfuerzos y de que su familia lo desea de regreso. No será fácil, ya que no existen relaciones diplomáticas entre Rusia y Argentina, debido al apoyo del presidente Milei a Zelenski en Ucrania, pero no me rendiré”.

Sobre su enfermedad, Bettiga admite: “No iniciaré el tratamiento hasta saber que Gianni esté seguro. El tratamiento me mantendrá dormido o en cama, pero necesito estar alerta para responder a Gianni. ¿Qué comentó mi médico? Que la enfermedad no espera, pero él sí”.

AS

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