El pasado sábado, una potente tormenta invernal azotó varias partes de Estados Unidos, siendo Nueva York una de las más afectadas. En esta ciudad, el Central Park registró casi 11 centímetros de nieve, marcando el acontecimiento como la nevada más significativa de los últimos cuatro años y provocando la cancelación de miles de vuelos. Esto ocurrió poco después de que, en Navidad, se vivieran temperaturas inusualmente altas, sobrepasando los 17 grados. Simultáneamente, en Buenos Aires, se experimentaron días de calor sofocante, que se espera persistan hasta el Año Nuevo, cuando se anticipe una baja considerable en las temperaturas.
Fenómenos climáticos en diferentes hemisferios
Aunque se trata de hemisferios opuestos, cada uno con sus propias características climáticas, ambos presentan una tendencia en común: el aumento de fenómenos extremos. Los especialistas conversan sobre cómo estos cambios, que podrían catalogarse como “súbitos” o “drásticos”, son en gran parte resultado de la alteración atmosférica. El calor se perpetúa mientras el frío se retrasa.
De acuerdo a los expertos consultados por Clarín, estos eventos climáticos extremos son una manifestación de la transformación atmosférica: el calor se mantiene y el frío llega con retardo. “Estados Unidos registró una Navidad con temperaturas récord, seguidas de una de las tormentas de nieve más destacadas en años recientes. Los cambios climáticos son abruptos y acompañados de fenómenos meteorológicos diversos. Este comportamiento está vinculado al calentamiento global de origen humano”, explica el meteorólogo Mauricio Saldívar.
Impacto humano en el cambio climático
Esta situación se relaciona con el impacto directo de las actividades humanas, tales como la emisión de gases de efecto invernadero, como el dióxido de carbono y el metano, derivados principalmente de la quema de combustibles fósiles y la agricultura. “La configuración atmosférica ha sido influenciada por factores que determinan el clima. El jet polar, que es una corriente de viento, impacta el movimiento del aire frío en superficie. Anteriormente, estas corrientes se movían de este a oeste, pero ahora presentan curvas más pronunciadas debido al cambio climático global, afectando a ambos hemisferios”, comenta Saldívar.
Se observa una diferencia notable: en el hemisferio sur, la vasta extensión oceánica mitiga las olas de calor y frío, mientras que, en el norte, la extensa masa continental produce el efecto opuesto. “Que haya pasado tanto tiempo sin una nevada significativa no es raro sino una consecuencia del calentamiento en diciembre. En Estados Unidos, las masas de aire frío del ártico tardaron en llegar. El repentino cambio se explica porque, finalmente, la masa de aire ártico hizo su aparición. Lo usual es una caída de temperatura en esta época del año, pero el invierno se está calentando, y los vuelos se cancelaron por condiciones meteorológicas adversas, no necesariamente por frío”, apunta el meteorólogo Marcelo Ricardo Madelón.
En general, según los especialistas, lo que se experimentó fue el resultado de un retraso en las nevadas durante el invierno, fenómeno también observado en Argentina en agosto de 2025. Por ejemplo, la temporada invernal en el centro de esquí La Hoya, en Esquel, finalizó anticipadamente debido a la escasez de nieve, lo que obligó al cierre de las pistas.
Por otra parte, encuentra su curso en Buenos Aires, durante la última semana de diciembre, la primera ola de calor del año, sugiriendo un verano “un poco más cálido de lo habitual” para el experto, alcanzando temperaturas mínimas superiores a 22 grados y máximas de 32,3 grados o más durante al menos tres días consecutivos: esto es lo que actualmente se cumple.
Para el 31 de diciembre, las previsiones anuncian una mínima de 25 grados y una máxima que varía entre 36 y 39 grados según diversas mediciones. Con estos valores, las estimaciones oficiales de un verano más caluroso de lo normal (con una probabilidad entre el 40 y el 45%) comienzan a confirmarse, tras un noviembre primaveral con desajustes térmicos.
El martes se augura una mínima de 25 grados y una máxima de 37, mientras que el lunes dieron inicio días sofocantes con mínimas de 23 y máximas de 33 grados.
Con la llegada del Año Nuevo el jueves, se anticipa un “alivio” debido al ingreso de un frente frío, una rotación del viento sur y una bajada de temperatura: de una máxima de 38, podría descender a 27. Esto puede dar lugar a alguna precipitación en la madrugada del viernes.
Gradualmente, las temperaturas comenzarán a elevarse de nuevo en la Provincia de Buenos Aires y la Capital Federal. “Estamos apenas adentrándonos en un verano ligeramente más caluroso de lo habitual en el norte, donde las lluvias están siendo abundantes. Se espera que el noroeste tenga más precipitaciones y presente temperaturas más frescas”, añade el experto.
Las lluvias se presentarán con más fuerza en Jujuy y Salta, y también afectarán a provincias cercanas como Formosa y Tucumán, donde se esperan tormentas acompañadas de temperaturas elevadas alcanzando los 37 grados. En el otro extremo, las inundaciones en Corrientes continúan, con pronósticos de más lluvias en los próximos días.
MG