Me siento como un extraño en estos tiempos, especialmente en este tema. A menudo, oigo hablar sobre la paternidad como una decisión calculada, una elección que se mide. Que podría suceder o no, dependiendo del momento adecuado, de la pareja que nos toque en suerte, o de cómo los proyectos laborales se combinen con el sonido de un bebé llorando.
Mi vivencia ha sido diferente: siempre he sentido una especie de impulso casi biológico. La secuencia de vida-muerte parece completar su círculo con la existencia de los hijos. Sin ellos, me cuesta imaginar alcanzar esa ¿completitud? a la que aspiramos. Claro que procuro ser un padre presente y atento, no solamente alguien que plantó una semilla y se desentendió. La visión planteada por Ray Bradbury sobre que, al partir, seguimos presentes en el mundo a través de nuestros hijos, me resulta muy familiar. Reconozco que somos seres distintos y que lo ideal para un padre es ver a sus hijos alzar el vuelo por su cuenta. Esa distancia es siempre menos dolorosa que tenerlos cerca y verlos sin capacidad de autonomía. Nos impregnamos de una genealogía que perdura, es un abrazo previo a perderlos de vista.
Mi perspectiva no excluye otras visiones. Comprendo a quienes eligen no tener hijos, a los que ven en esto un desafío que prefieren evitar. Sé que para muchos, el rol de padre es una aventura que requiere evaluación, pero para mí siempre ha sido claro, un camino predestinado.
La Base de la Familia
Ese es el cimiento principal. Luego, la tarea es levantarla. Las interacciones, los desafíos, esos días en que se carece de identificación por ir al parque de juegos después de haberse divertido todo el día en casa. O la propia indignación adolescente con el entorno. Además, las divergencias: a menudo creemos erróneamente que padres e hijos deben compartir la misma percepción sobre cuestiones importantes. No siempre es así. Incluso cuando lo comprendemos racionalmente, nos impacta.
Generar Vida
Crear vida implica eso: iniciar un movimiento energético que, progresivamente, necesita menos apoyo hasta que emprende el vuelo autónomo. Aunque parezca arte de magia, es auténtico.
El Ciclo de Vida
La sensación de continuidad se refleja en cómo le damos forma a nuestras vidas a través de las generaciones, un ciclo que conecta el pasado con el presente mediante nuestros hijos.
Diferentes Perspectivas
Abrazar y aceptar que los hijos se desarrollen con sus propias visiones es un aprendizaje constante, hasta que comprendemos que nuestras diferencias enriquecen más que separan.
