El impacto del accidente
La fotografía de Victoria Rinaldo, de 18 años, muestra una sonrisa joven y prometedora en el cuadro que su madre, Pamela, ha colocado sobre la cama de su hija, junto al uniforme escolar que usaba mientras estudiaba para ser docente de primaria. Ahora, la casa está envuelta en un silencio abrumador: no hay más reuniones con amigas ni la compañía habitual de Victoria con su abuela durante el desayuno. Cinco familias sufren una herida profunda desde la noche del 5 de abril, cuando sus hijos fallecieron tras un terrible accidente automovilístico al regresar de una fiesta. El único sobreviviente fue el conductor del vehículo.
Un encuentro imprevisible
Los hechos ocurrieron a las 5:55 de la madrugada en Del Viso, Pilar, en el kilómetro 38,5 de la autopista Panamericana. Antes de ese suceso, se había dado una reunión inesperada en el boliche-bar Forest Dan, en el centro comercial Tortugas Open Mall. Mucho antes de todo eso, eran solo dos grupos de amigos cargando con sueños por realizarse.
Una pérdida irreparable
A pesar de la tragedia, el recuerdo de Victoria se mantiene vivo en la casa. Su nombre está grabado con un trazo meticuloso en la puerta de su habitación, mientras Pamela aún conserva su fragancia, procurando que no se esfume. “Éramos inseparables. Ahora nuestra vida ha cambiado para siempre y este dolor es insuperable”, expresan Pamela y la abuela de Victoria en medio de su duelo.
Pamela relata que su vida ha perdido sentido sin su hija. Cada mañana despierta con la esperanza de una vuelta a casa que nunca llega. El auto que compró con el fin de estar disponible para su hija en todo momento ahora parece inútil. Para ella, Victoria, su única hija, lo era todo.
Victoria era muy sociable y soñaba con ser maestra de primaria. Habría cumplido 19 años el 11 de abril, unos pocos días después de aquel fatídico accidente. En junio, planeaba un viaje a Misiones con su madre, su abuela, y su amiga Natanaela Nataly Espinoza, conocida como Nat.
La amistad con Nat se había forjado varios años atrás. Nat se dedicaba a vender ropa en línea, apliques de pestañas y alisados. Soñaba con el mundo del modelaje y había empezado a posar para algunas tiendas de moda. Con una personalidad única, como afirma su madre Soledad Núñez a los medios, su círculo íntimo en Pilar era reducido. Recientemente había compartido su hogar en Ituzaingó con su pareja, a quien había conocido en el viaje de egresados a Bariloche.
En las semanas anteriores a su partida, Nat regresó a su casa para compartir tiempo con su hermano, quien vivía en Chaco. Uno de sus propósitos era aprender portugués.
A inicios de año, Nat había comenzado a hacer presencia en Forest Dan, oportunidad que más tarde se extendió a Victoria. La noche del 4 de abril, ambas partieron desde la casa de Victoria en Uber con el propósito de trabajar en ese lugar.
Inesperadamente, se encontraron con Luciano Cingolani, el exnovio de Victoria, quien celebraba el cumpleaños de Alejo Facundo Turko junto a sus amigos Jeremías Méndez y Ramiro Naim Garraza Brignani.
Victoria y Luciano habían terminado su relación un mes y medio antes. Luciano siempre había sido su acompañante pero aquella noche Pamela, la madre de Victoria, estaba atenta a que su hija la contactara. Pamela recuerda que, a pesar de estar en otra celebración, se mantuvo sin beber por si tenía que recogerla. Pero Victoria la tranquilizó indicándole que Luciano estaba con ellas.
Ni Victoria ni Nat tenían vínculos con los demás jóvenes en el Citroën C4 de Cingolani, quien fue el único que usó el cinturón de seguridad. Pamela habla sobre la importancia del cinturón más allá de cuántas personas había en el coche: “Él aceleró mucho y tendrá que cargar con esa responsabilidad. Usar el cinturón de seguridad es crucial”.
Después del accidente, Luciano se encontraba hospitalizado. La prueba de alcoholemia, realizada cuatro horas posteriores al accidente, mostró que tenía 0.65 gramos de alcohol por litro de sangre, superando la normativa de Alcohol Cero vigente en la Provincia de Buenos Aires.
Pamela guarda celosamente la cartera que Victoria utilizó esa noche: “Hay tantas cosas que me quedaron sin decirle, abrazos que nunca daré, es un dolor insoportable”, dice y aprovecha para dejar un mensaje para Victoria: “Vicky, mamá te ama”.
Soledad, la madre de Nat, recuerda a su hija como alguien prudente y analítica, quien siempre prevenía a sus amigos sobre los peligros de conducir bajo los efectos del alcohol. “Ella era consciente de sus acciones. No sé por qué subió al auto, quizás no quiso dejar a su amiga sola”, reflexiona.
La habitación de Nat conserva el recuerdo de su fallecido gato y algunos objetos de Bariloche, su lugar favorito. Soledad y su hermano esperan llevar sus cenizas a ese destino una vez que la justicia lo permita.
Alejo Turko había organizado una fiesta para celebrar su cumpleaños en el salón de usos múltiples de su edificio, un evento que reunió a viejos amigos de la niñez, incluyendo a Jeremías y Ramiro.
“Ellos eran amiguitos desde preescolar. Siempre hemos estado presentes en sus momentos importantes”, comentan los padres de Jeremías, recordando cómo lo acompañaron durante su infancia y su desarrollo en el baloncesto.
Jere era un joven amable y deportista, apasionado del baloncesto e hincha ferviente de Chacarita. Sus planes incluían terminar su carrera como profesor de Educación Física y seguir creciendo en el deporte.
Ramiro, quien estudiaba kinesiología, compartía los sueños de futuro junto a Jeremías: abrir un centro deportivo juntos.
Jeremías era perseverante, incluso superó una cirugía cardíaca a los ocho años. Sus padres le habían inculcado la seguridad al enviarle a clases de manejo, pero él prefería esperar hasta sentirse seguro antes de obtener su permiso para conducir.
La última conversación con su madre fue cuando él decidió salir a última hora para celebrar con sus amigos, antes de que el accidente truncara sus sueños y proyectos.
Este lunes se llevará a cabo la pericia de sangre de Luciano para verificar su nivel de alcohol al momento del accidente. Posteriormente, se realizará una pericia mecánica y otra accidentológica. Se espera que los resultados estén listos para finales de mayo.
Luciano, de 21 años, ha recibido el alta médica pero está inhabilitado temporalmente para conducir. Se enfrentará a un proceso judicial por “quíntuple homicidio culposo agravado”, el cual podría finalizar con una pena de cárcel además de una prohibición permanente para manejar.