Un fallo emitido por un tribunal en Europa estableció que los perros pueden ser tratados como equipaje común en casos de pérdida, lo que implica que no se otorga una mayor compensación. Esta decisión, que fue publicada el jueves, favorece a la aerolínea Iberia en un caso iniciado por una viajera argentina cuya mascota se extravió en el aeropuerto de Ezeiza antes de su vuelo a Barcelona.
El marco de protección animal y su aplicación en vuelos
Según el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), aunque la Unión Europea reconoce el bienestar animal como un interés general, esto no impide que los animales sean transportados como “equipaje”, siendo tratados de igual manera en cuanto a la responsabilidad por pérdida.
La controversia surgió de un conflicto entre Iberia y una pasajera a quien se le perdió su mascota.
Detalles del incidente en el aeropuerto
De acuerdo con lo documentado por el TJUE, el 22 de octubre de 2019 una mujer y su madre viajaron con su perro en un vuelo de Iberia que partía de Buenos Aires hacia Barcelona. Debido a que el perro pesaba más de 8 kg, debía ser transportado en la bodega del avión. Durante el proceso de check-in, la pasajera optó por no hacer una declaración especial de valor, un procedimiento disponible para equipaje de naturaleza especial que conlleva un costo adicional.
El perro era uno de los tres animales que la pasajera trasladaba ese día, pero se escapó mientras se lo llevaba al avión y no fue encontrado.
La propietaria solicitó una compensación de 5.000 euros por los perjuicios emocionales sufridos. Aunque Iberia asumió responsabilidad y estuvo dispuesta a indemnizar, la aerolínea consideró que la compensación debía limitarse a la cantidad estándar para el equipaje registrado.
El tribunal español encargado de la demanda de indemnización solicitó la opinión del TJUE, que concluyó que el término “equipaje” en el Convenio de Montreal abarca a los animales de compañía que viajan con los pasajeros.
Mona fue vista corriendo por la pista del aeropuerto, perseguida por tres vehículos, según relató su dueña, Grisel Ortiz, de nacionalidad argentina.
Ortiz lanzó una campaña en Facebook en busca de pistas sobre el paradero de Mona y ofreció una recompensa económica por su retorno, pero no logró resultados.
Este dictamen de carácter consultivo no acorta el litigio en curso, el cual deberá ser decidido por el tribunal español competente.
Carlos Villacorta, abogado de la propietaria de Mona, expresó a la agencia AFP su “profunda decepción”, pero mantiene la esperanza de que los jueces españoles muestren “mayor empatía hacia las nuevas realidades sociales”.
Villacorta argumentó que, para alguien cuyo único compañero es un perro, una desaparición como esta provocaría daños “no solo morales, sino también psicológicos, e incluso psiquiátricos que, según esta resolución, no serían compensados” adecuadamente.
Con información de AFP
D.D.