Nadie puede resistirse a capturar una selfie ante el majestuoso edificio de estilo gótico veneciano que se encuentra en la intersección de Martín Pescador, entre Sirena y Avenida del Libertador, a pocos metros del centro de Pinamar y a solo tres cuadras de la playa. Conocido como el “Palacio Augusto”, este imponente lugar destaca del resto de las construcciones y despierta la curiosidad por los secretos que esconde tras sus muros de concreto, que de lejos parecen una fortaleza impenetrable.
Historia del Sueño Arquitectónico
Hace ya un cuarto de siglo, José Maluccio, un ingeniero civil, llegó a Pinamar con un objetivo: erigir un palacio de proporciones y diseño sin igual, alcanzando un nivel de detalle extraordinario.
Su hijo, Augusto Maluccio, ha continuado con la visión de su padre hasta el día de hoy. El palacio, que lleva su nombre, permanece en construcción, y Augusto calcula que aún tomará entre tres y cuatro años terminar los trabajos pendientes en los niveles tres y cuatro de la residencia.
Un Interior con Sorpresas
Al cruzar el umbral del palacio, la solidez que se percibe desde el exterior se transforma. La topografía del terreno descubre un nivel inferior no visible desde la calle que conecta con un jardín trasero adornado con una pérgola detalladamente moldeada, faroles de hierro y una fuente de agua.
Desde el césped del jardín se aprecia verdaderamente la influencia del gótico veneciano mezclada con el estilo árabe en la parte posterior del palacio. Este nivel oculto a la vista de transeúntes sirve como bodega y, además, como alojamiento turístico.
Detalles que Encantan
Para Augusto, la zona del jardín representa los cimientos de la casa, partes que más tiempo tomaron en construirse porque no se ven desde la calle.
Dentro de la planta baja, accesible desde la calle, se encuentran la recepción, el comedor, la sala de estar, la cocina y un baño. Los interiores están adornados con detalles europeos, incluyendo arañas de cristal y obras de arte.
El baño del primer nivel apuesta al lujo con grifos de bronce importados. Los innumerables detalles, herencias familiares y adquisiciones de los últimos 25 años, destacan con vidrios estratégicamente colocados para controlar la temperatura de los ambientes.
Recientemente, los Maluccio han incorporado un juego de café francés de Limoges y cristalería para helado. Desde este nivel, la terraza principal ofrece una vista panorámica de Pinamar.
En el segundo piso, visible desde la extensa terraza, hay tres suites en fase de construcción. La principal cuenta con un mármol negro de la India como base para una estufa francesa de bronce, junto con arcos árabes y capiteles en el vestidor. Los suelos serán de porcelanato, igual que en el piso inferior.
Con una visión a futuro, la familia planea convertir el palacio en un hotel boutique exclusivo. Arriba, un último nivel aún no accesible se destinó para la construcción de una piscina con vista al mar, donde actualmente se están realizando pruebas hidráulicas.
Recientemente, el sitio abrió sus puertas al público celebrando eventos de té y visitas guiadas por los exteriores e interiores del palacio. Este verano se han comenzado a organizar degustaciones de vino, lideradas por Beatriz, la madre de Augusto.
Cada miércoles y viernes, se realiza una sesión de cata de vinos exclusiva para grupos reducidos de seis personas, protagonizada por la Bodega Antiguo Legado, con un vino oceánico proveniente del histórico Paraje Macedo de Gral. Madariaga. La experiencia se complementa con una oferta gastronómica.
Augusto actualiza sobre los avances del palacio en sus redes sociales, mostrando la diversidad de materiales que se utilizan diariamente. “Pinamar ofrece la oportunidad de ejecutar un proyecto de esta magnitud, con espacio para desplegar una fachada palaciega. Desde cada terraza se obtienen vistas diferentes”, comenta Augusto.
PS