Especialista de la UBA comparte cómo resucitaron a la “bestia prehistórica

La comunidad científica mundial quedó impresionada hace unos días por un anuncio inolvidable realizado por Colossal Biosciences, una compañía estadounidense de biotecnología. La firma afirmó haber conseguido traer de vuelta al “lobo terrible”, una especie que desapareció hace 12.000 años. Esta hazaña fue presentada en la red social X y detallada por la revista Time.

Misterio en torno a la reaparición del lobo prehistórico

El avance fue posible gracias a la ingeniería genética, centrada en la recreación del gran lobo popularizado por la serie Game of Thrones. Sin embargo, no se han dado a conocer los pasos específicos del experimento, quedando pendiente la comprobación científica de cuánto se parecen estos animales a los originales lobos terribles.

Sobre este tema, destaca Rafael Fernández, especialista en Ciencias Biológicas y líder del Laboratorio de Biotecnología Animal del Conicet. Según Fernández, George Church, quien fundó Colossal Biosciences, es una figura fundamental en el ámbito de la edición genética, lo que otorga legitimidad al esfuerzo realizado.

Desafíos de la biotecnología moderna

El reciente progreso ha empujado los límites de lo que creíamos posible en biotecnología. Fernández explica que diversas técnicas complejas fueron afinadas para alcanzar esta ambiciosa meta, incluyendo la extracción de ADN de antiguos restos óseos con más de 10.000 años de antigüedad, y la identificación de 20 genes esenciales en las diferencias entre el lobo terrible y el más pequeño lobo gris.

Fernández señala la complejidad del proceso: “Fue un procedimiento sumamente complicado y con baja eficacia, pero su culminación exitosa es un paso significativo en el campo”. No obstante, resalta que “estos nuevos individuos, nacidos recientemente, tienen una gran parte de genética del lobo gris actual, con apenas 20 genes específicos del lobo terrible de un total de 30.000”.

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Recuperan a los “lobos terribles”

Fernández opina que el lobo terrible fue elegido para este proyecto de desextinción porque ya se disponía de su ADN y, al ser una especie manejable en tamaño, no requería los recursos que demandaría, por ejemplo, un mamut. Rememora que, en 2003, hubo un intento fallido de clonar el bucardo, una cabra pirineica extinta cuya última representante murió en el año 2000.

¿Por qué revivir ciertas especies? ¿No desafía esto el orden natural? Fernández argumenta que este tipo de iniciativas refleja el espíritu de romper las barreras de lo científicamente posible, generando un impacto mediático y emocional. Subraya que la producción animal contemporánea, con prácticas como vacas que producen 60 litros de leche, también desafían lo que se consideraría “natural”.

Una directora de Colossal se refiere al experimento como la primera desextinción funcional. Fernández añade: “Según Ben Shapiro, no se trata de una desextinción exacta, ya que el resultado es un lobo gris alterado con 20 genes del lobo terrible, incorporando además mitocondrias de perro. Esto produce un organismo nuevo, diferente de sus ancestros”.

El último intento por traer de vuelta una especie extinta fue en 2003 con un esfuerzo fallido de clonar el bucardo.

A través de sus redes, Colossal también menciona planes futuristas como el resurgimiento del mamut y el dodo. Fernández advierte: “Un solo individuo no establece una especie. Requiere diversidad genética y un ambiente adecuado, aspectos que todavía no se cumplen en estos experimentos”.

El experto en animalogia biotecnológica no prevé una proliferación de resurrecciones de especies. “Este anuncio no fue bien recibido por conservacionistas y zooólogos que sienten que es un engaño. La comunidad de zoológicos, incluso, ha indicado que no ayudará en estas iniciativas”.

Fernández concluye que sería ineficaz recuperar animales extintos, ya que los ecosistemas han cambiado. “Animales como mamuts, solo podrían vivir confinados en zoo o áreas específicas, no en la libertad de la naturaleza moderna. Pocos ejemplares no constituyen una especie viable”.

La frontera entre la ficción y la realidad

La idea de llevar a cabo un auténtico Jurassic Park es descartada por Fernández. “Aunque se han rescatado ADN de hace 10.000 años, hacerlo con dinosaurios es imposible debido a la magnitud temporal, siendo estos de millones de años atrás”, afirma.

Rómulo y Remo, dos de los ejemplares “revividos”, que nacieron en octubre de 2024.
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Con los lobos terribles no está claro el destino final; es probable que sean mantenidos en cautiverio y utilizados para experimentos de cruce con lobos grises. La desextinción busca demostrar posibilidades y recuperar costes exhibiéndolos al público.

Aún no existe documentación científica sobre estos logros, un fenómeno usual al priorizar las compañías las declaraciones mediáticas para atraer interés e inversiones, explica Fernández.

Fernández anticipa que el mundo acogerá diferentes reacciones, desde quienes financian en busca de experiencias novedosas a la espera de la publicación de los trabajos científicos. “Espero ansioso la divulgación de estos documentos”, concluye.

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