Influencia de las redes sociales y normativa sobre las modernas cámaras invisibles con lentes avanzadas

En la popular red social TikTok, circulan videos que han superado las 700 mil visualizaciones en los que influencers hacen reír a sus seguidores a expensas de personas desconocidas, todo capturado por los Ray-Ban Meta, las gafas inteligentes que filman sin ser notadas. En estos clips, las personas involucradas solo se enteran de su filmación una vez que su imagen ya ha sido compartida online.

Este nuevo tipo de cámaras ocultas revive la conversación sobre privacidad: ¿qué sucede cuando los creadores de contenidos utilizan dispositivos ocultos para grabar sin autorización? Además, ¿cuáles son las restricciones legales en Argentina?

Las filmaciones, por lo general, se realizan en espacios públicos o grandes superficies comerciales. A menudo, son personas desprevenidas quienes aparecen en estas escenas, o individuos en situación de calle. El objetivo común es mostrar a alguien en un momento incómodo o absurdo para el disfrute de otros.

Los anteojos más comunes son los Ray-Ban Meta, fruto de la colaboración con Meta, la compañía de Mark Zuckerberg. Estos permiten no solo tomar fotos y grabar, sino también escuchar música mediante conducción ósea, transmitiendo sonido a través del cráneo. En Argentina, su precio comienza en 799 mil pesos, mientras que en otros países parte de los 300 dólares.

Los Ray-Ban Meta están disponibles en Argentina desde 799 mil pesos. Foto: Reuters/Manuel Orbegozo.

La controversia alcanzó notoriedad nacional cuando en julio de este año se difundió un video grabado con estos lentes durante un examen de ingreso a residencias médicas. En el video, un aspirante capturaba las preguntas del examen en el Parque Roca y, luego, presuntamente enviaba el contenido para recibir respuestas desde el baño. Este caso no solo mostró un posible fraude, sino también los alcances de estos dispositivos.

Normativa legal

El abogado Martín Leguizamón, experto en tecnología, asegura que grabar sin consentimiento en espacios públicos y compartirlo en redes es ilegal. “Viola el artículo 53 del Código Civil y Comercial de la Nación, que requiere el consentimiento explícito para captar o reproducir imágenes o voz. Existen excepciones, pero no aplican aquí”, afirma en declaraciones a Clarín.

Las excepciones incluyen eventos públicos, situaciones de interés científico, cultural o educativo, o el ejercicio legítimo del derecho a informar. Sin embargo, en los videos mencionados no hay lugar para estas excepciones, precisa el abogado.

Cuando la grabación se realiza con dispositivos no visibles, como los anteojos inteligentes, el problema es aún más crítico. Para Leguizamón, no solo se trata de la falta de autorización, sino de una invasión directa a la privacidad.

“Usar dispositivos invisibles agrava la invasión a la privacidad e intimidad de las personas, sobre todo si se emplea para ridiculizar a alguien”, sostiene.

En algunas situaciones, es esencial obtener el consentimiento del individuo filmado.

¿Qué puede hacer una persona que aparece en un video viral sin dar permiso? Según el artículo 53, puede llevar a cabo acciones legales contra la persona que grabó y difundió el contenido.

“Puede demandar por daños materiales, por el uso indebido de su imagen y por daños morales, debido al impacto que puede tener sobre su moral el uso no autorizado de su imagen”, explica Leguizamón.

Además, puede solicitar la eliminación del video, tanto al creador como a la plataforma donde fue publicado. “Si infringe las normas comunitarias, puede dirigirse a la plataforma o al creador. Sugeriría primero requerirlo al autor y después a la plataforma”, detalla.

La reclamación puede incluir una compensación económica. “Tengo un caso referente a una fotografía utilizada en una campaña de cerveza en Argentina, donde el uso no autorizado de imagen resultó en una indemnización de 8,000 dólares. Lo mismo aplicaría para un video”, ejemplifica.

Algunos influencers piensan que ocultar los rostros de los individuos los exime de toda responsabilidad legal. Pero Leguizamón discrepa: “Ocultar el rostro no exencia de responsabilidad, ya que la imagen de una persona no se limita a la cara, sino que incluye todo el cuerpo.”

Por tanto, incluso con la cara desenfocada, si alguien puede ser reconocido, la posibilidad de acciones legales sigue presente. Tanto el creador como las plataformas pueden ser responsabilizados si, al ser notificadas de una infracción, no actúan de inmediato.

“Según el fallo Belén Rodríguez de la Corte Suprema de Justicia, octubre de 2014, la plataforma incurre en responsabilidad civil si no elimina contenido infractor tras ser informada. Incluso puede haber responsabilidad solidaria entre el autor de la imagen ilegal y la plataforma”, advierte el abogado.

Posibles acciones legales

Los pasos para presentar una denuncia son claros: primero, intimar a la red social para retirar el contenido y luego iniciar un proceso civil por daños. Los artículos 52 y 53 del Código Civil y Comercial de la Nación ofrecen el marco legal.

“Cualquiera que sufra daño a su intimidad, reputación, imagen o identidad puede requerir dos cosas: evitar más daños o recibir una compensación por los sufridos”, resume Leguizamón.

Es importante destacar que los influencers no gozan de un tratamiento especial. “Regularlos como si necesitaran un régimen distinto es absurdo. Si infringen la ley, pueden ser demandados como cualquier otro ciudadano”, argumenta el especialista.

Aunque no hay condenas específicas para influencers en Argentina, existe un amplio historial judicial por el uso indebido de imágenes. Los tribunales suelen examinar caso a caso, basados en el daño material y moral provocado.

“Los jueces determinan las compensaciones basándose en pruebas y en su juicio crítico; así fijan montos por daños morales y materiales”, explica Leguizamón.

Los dispositivos invisibles pueden ser invasores de la privacidad. Foto: Bloomberg/David Paul Morris.

Una creencia común es pensar que, por estar en la calle, cualquiera puede ser filmado indiscriminadamente. El abogado refuta esto rotundamente: “La gente asume que estar en la vía pública es un evento público, y no lo es. Un evento público sería un estadio o una parada militar. Grabar sin permiso y usarlo para reírse de alguien genera responsabilidad civil. Estar en la calle no justifica nada.”

Por su parte, Clarín intentó obtener una declaración de algunos autores de los videos más populares en las redes, pero al momento del cierre de esta nota no han respondido.

El límite de lo “divertido”

La moda de los lentes inteligentes pone en perspectiva un dilema: ¿dónde termina el derecho al entretenimiento y empieza la invasión a la intimidad de otros? En Argentina, la normativa es precisa: sin consentimiento explícito, filmar y compartir imágenes de otros no es una simple broma, sino una violación legal sujeta a multas y acciones judiciales.

En una era en la que un par de gafas permiten registrar momentos, las restricciones legales requieren atención urgente.

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