El cambio de rumbo de un gigoló: ahora es esposo, padre de una hija y afirma haber superado “la adicción a la fiesta

“Hola, amigos. Estoy en mi mejor etapa. Estoy casado, tengo una hija, vivo en una comunidad cerrada, estoy por comprarme una camioneta nueva y tengo mucho trabajo. ¡No podría pedir más! Solo una cosa: no me pregunten sobre mi vida anterior, no hablo de eso, ahora estoy en otra etapa”. Así respondía Javier “El Gigoló” Bazterrica a una pregunta de Clarín, una década después de la última de sus cinco estafas, por las cuales fue condenado a dos años y medio de prisión condicional en 2019.

“Soy un presente brillante y un futuro prometedor”, comenta Bazterrica con entusiasmo durante toda la conversación. Se dedica a publicitar, hacer transmisiones en vivo y presentaciones en eventos como cumpleaños, barbacoas, despedidas de solteros, divorcios y fiestas. “Me llaman frecuentemente, soy una excelente opción para animar eventos, con mi participación hay diversión garantizada. Me ocupo de todo, desde la conducción y la música hasta las luces e incluso realizo un monólogo sobre mi vida. ¿Mi tarifa? Cobro 2.000 dólares, pero se puede negociar. Considera que soy una marca”, afirma.

Una Nueva Imagen en los Negocios

Cuenta que lo llaman de cadenas de hamburguesas, empresas de tecnología y teléfonos, tiendas de juguetes y bebidas, e incluso es la imagen de una compañía que vende terrenos. “He creado una imagen fuerte gracias a mi habilidad para convencer… Vendo y doy visibilidad, confían en mi capacidad de convocatoria. Está claro que si no fuera así, no me contratarían”, asegura, mostrando confianza en sus habilidades comerciales. “Soy muy amigo del dinero, y el dinero atrae más dinero”, añade sonriente.

Tiene “ingresos considerables” gracias a su programa en línea “Champán Cristal All The Night”, una de sus frases más recordadas. Emocionado, explica que “el programa es una bomba nuclear, hay de todo, diversión, temas diversos, puede venir alguien del espectáculo, un político o un periodista. Yo lo presento, se puede ver en YouTube y va muy bien… tiene once patrocinadores, claro que gano dinero. Además, hay total libertad, digo lo que quiero desde mi personaje pero con responsabilidad… Nadie me impone nada, el día que eso pase, me voy”.

El Gigoló, desafiando las expectativas, se casó con su pareja Sandra, quien trabaja como esteticista.

Nueva Vida y Perspectivas

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Recuerda que una de las transmisiones más comentadas fue la del viernes 13 de junio, “cuando celebramos que Cristina Kirchner fue sentenciada a prisión domiciliaria. No se pueden imaginar lo que fue el programa, un ruido total, todos felices por verla en prisión. ¿A quién apoyé? A Milei, soy libertario a más no poder… Con Milei hasta el último rincón, lo apoyaré de nuevo, levantó el país, redujo la pobreza y gracias a sus políticas no paro de trabajar. Tengo una reunión pendiente con él organizada por mi manager porque quiero darle una camiseta que dice ‘La libertad no se negocia’. Falta poco, se enterarán pronto.”

“Soy una marca”, mencionaba Bazterrica anteriormente. Hace referencia a Gigoló, el apodo que le dio fama y que lo relaciona con un pasado que no desea repetir. “Estoy limpio, no he hecho nada grave como para arrepentirme. Crecí en una familia bien, ¿entiendes? Soy Bazterrica-Benson (apellidos paterno y materno), reconocidos en varios lugares del mundo”.

Hacer publicidad, una de las nuevas facetas de El Gigoló. “Volví a ser una figura confiable y garantizo ventas”, afirma.

Ha aprendido a aceptar su apodo. “Antes, decir ‘Gigoló’ no me ayudaba, tenía mala fama, de forma injusta. Ahora lo aprovecho, está muy asentado y todo ha cambiado… Siento que soy otra persona, antes era algo perezoso, mucha noche, poco sol, pero no como para merecer tanto castigo. Pasé de no poder salir a la calle debido a lo que decían, a caminar tranquilamente y escuchar, por ejemplo, ‘Gigo, eres mi ídolo’. Logré cambiar mi condena social”, expresa con una mezcla de emoción y entusiasmo.

Así es como lo muestran tanto en vivo como en sus redes sociales. Él prefiere decir que está lleno de optimismo y está bien. También siente la necesidad de hacer pública su supuesta capacidad económica. “Mañana debo ir a la agencia a recoger el auto nuevo”. “Me mudé a un country increíble, en La Providencia, en Canning”. “Hice un anuncio para un celular y me regalaron un iPhone 16”. ¿Es presunción debido a una inseguridad? Niega rotundamente.

“Transformé la condena social que pesaba sobre mí… Ahora la gente me grita en la calle ‘Gigo ídolo’, y soy feliz”, declara Bazterrica.

“Amigos, soy Bazterrica, un Bazterrica”, subraya. “Recibí una gran herencia con la que disfruto ahora. Mi padre estuvo al frente del Sanatorio Bazterrica, que pertenecía a mi abuelo. Siempre he sido parte de la alta sociedad, a los 17 ya vivía solo en Las Heras y Pueyrredón… No necesito presumir, además tengo tierras por todos lados… Las compró mi padre, pero mis dos hermanos y yo somos los herederos. Puedo comprarme una montaña si quiero, ¿entiendes?”.

Estabilidad Familiar y Nuevo Horizonte

El pasado aparece de forma esporádica. “Nunca sentí vergüenza por lo que se decía de mí, no engañé a nadie. Lo fundamental es que mi padre creyó en mí y confió en mi verdad. ¿Mi madre? Lleva años viviendo en París, es probable que no haya seguido el caso”. Se le pregunta sobre el juicio abreviado en el que participó y que resultó en una condena de dos años y medio en suspensión. “Solo asumí responsabilidad por consejo de mi abogado. Nunca estuve de acuerdo. Pero había mencionado que no hablaría de mi pasado, ¿recuerdan?”.

Bazterrica siempre prefiere mostrarse activo, a menudo evita el autoanálisis, aunque admite que recientemente ha tenido que hacer ciertos cambios. “Era necesario alejarme un poco de los medios, madurar y dejar de ser considerado un tipo polémico – utiliza ese término suavemente –. Conocer a Sandra, empezar una relación seria y casarme con ella transformó mi vida. Ni hablar de lo que significó ser padre. Hoy todo lo hago por ellas”.

Se describe como “un esposo dedicado, ella es la que lleva las riendas, la única que me pone en mi lugar y la responsable de mantenerme centrado. Soy un padre orgulloso de que mi hija Ana Clara, de dos años y medio, lleve mi apellido”. Se casó en 2023 y, emocionado, le pide a su esposa que traiga el libro de matrimonio para mostrarlo. “Míralo, ¿lo ves, me crees ahora?”, desafía. “¿El anillo? No lo uso, el Gigoló, el personaje, no lleva anillo, pero lo tengo bien guardado”.

Se le pregunta cómo logró que Sandra confiara en él con su historial de acusaciones de estafar a cinco mujeres. “Decidí asumir mi responsabilidad y dejar atrás la vida desenfrenada. Aunque sigo con mis eventos y como DJ, ahora tengo la aprobación de mi esposa y cumplo con horarios. ‘A tal hora en casa’, me indicaba, y cumplía. Es la que manda, me tiene controlado, me puso en mi lugar, no quiere que recaiga en la adicción a la fiesta. Ha hecho un gran trabajo y ha sacado lo mejor de mí”.

Admite que al inicio de la relación, que comenzó durante la pandemia, ella tenía algunas dudas. “Pero tras muchas conversaciones, entendió que mi deseo era estar con ella y que mis intenciones eran serias. Llegué a presentarle a mi abogado para despejar todas sus inquietudes – ríe mucho pero lo dice en serio –. Hasta que un día me dijo: ‘Javier, confiaré en ti, no me falles’. Y aquí estamos, liderando una familia hermosa y sólida”.

AS

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