Más de 700,000 muertes al año son causadas por cáncer hepático. Sin embargo, un detallado estudio dado a conocer en la reconocida revista médica The Lancet sugiere que es posible evitar tres de cada cinco casos.
La investigación desvela que la prevención es viable al abordar las causas principales del cáncer de hígado: hepatitis B, hepatitis C, enfermedades hepáticas relacionadas con el alcohol y aquellas relacionadas con factores de riesgo metabólicos como la obesidad.
Con cerca de 900,000 diagnósticos nuevos anualmente en el mundo, el cáncer hepático es el sexto tipo de cáncer más frecuente y la tercera causa de muerte relacionada con el cáncer. Si las tasas actuales se mantienen, se prevé que los nuevos casos anuales casi se dupliquen, alcanzando los 1.5 millones en 2050, estima el mismo estudio.
El consumo de alcohol junto con problemas metabólicos podrían representar, conjuntamente, aproximadamente un tercio de los nuevos casos de cáncer hepático para ese año, según los investigadores.
Estos resultados reflejan lo que los especialistas en hígado han estado viendo en sus consultas desde hace tiempo.
“El cáncer hepático es prevalente, causa un inmenso sufrimiento y mortalidad, y lo más desalentador como médico es que la mayoría de los casos son evitables”, explicó el doctor Brian P. Lee, profesor asociado en medicina en la Escuela de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California, quien no participó en el estudio.
Las mejoras en detección, vacunación y tratamiento han favorecido la reducción de la hepatitis viral, especialmente en Estados Unidos.
Sin embargo, el riesgo de cáncer hepático debido al alto consumo de alcohol y la enfermedad hepática grasa con disfunción metabólica (anteriormente conocida como EHNA) ha sido minimizado y no ha recibido la atención adecuada, comentó el doctor Ahmed Kaseb, profesor de oncología médica gastrointestinal en el Centro Oncológico MD Anderson de la Universidad de Texas, quien tampoco formó parte del estudio.
Cirrosis: El Camino al Cáncer de Hígado
La mayoría de los casos de cáncer hepático surgen en individuos con cirrosis, según el doctor Hashem El-Serag, quien dirige el departamento de medicina del Baylor College of Medicine en Texas y es uno de los coautores de la investigación. La cirrosis, una cicatrización severa y generalmente irreversible del órgano, afecta la funcionalidad del hígado.
Las hepatitis B y C provocan inflamación que, sin el tratamiento adecuado, pueden cicatrizar y dañar el hígado, desembocando en cirrosis. Tanto el alcohol como la disfunción metabólica causan depósitos grasos anormales, capaces también de inducir inflamación.
Según el doctor Lee, la acumulación de grasa y la inflamación funcionan como una “vía rápida” hacia la cicatrización del hígado, que puede dañar el ADN y derivar en cáncer.
“Podría haber diferentes entradas a esa vía rápida”, indica.
Causas Ocultas del Cáncer Hepático
La reciente encuesta muestra cambios en la proporción de cáncer hepático debido a hepatitis B y C, esperándose una reducción del 68% en 2022 al 63% en 2050. Sin embargo, se prevé un aumento en los casos de cáncer hepático relacionados con el alcohol y la EHNA.
Se estima que cuatro de cada diez adultos en el mundo padecen EHNA, una condición caracterizada por el almacenamiento de grasa en el hígado, con la obesidad y la diabetes tipo 2 como factores de riesgo significativos.
Un pequeño grupo de personas con MASLD desarrolla esteatohepatitis asociada a disfunción metabólica, conocida como un “asesino silencioso”, y que puede progresar a cirrosis y cáncer hepático sin manifestar síntomas.
Las directrices actuales sugieren realizar un seguimiento del cáncer hepático en pacientes con antecedentes de hepatitis viral o cirrosis confirmada. No obstante, los individuos con EHNA, como explica el doctor Kaseb, podrían presentar cicatrización hepática asintomática sin ser detectados.
Por ello, el control de enfermedades hepáticas debería iniciarse en la atención primaria, donde los casos pueden ser fácilmente ignorados, comenta la doctora Mary Rinella, hepatóloga en el Centro Médico de la Universidad de Chicago y autora líder de las pautas de manejo de la EHNA.
Rinella sugiere el uso de un índice llamado Fib-4 en la atención médica, utilizando resultados de análisis de sangre rutinarios para evaluar el grado de cicatrización hepática en pacientes con alto riesgo. Este grupo incluye a personas con diabetes tipo 2 u obesidad y al menos otro factor de riesgo metabólico, como el colesterol elevado.
La EHNA puede revertirse mediante cambios en el estilo de vida, tales como alimentarse saludablemente y aumentar la actividad física. Además, nuevos fármacos para perder peso han demostrado efectividad en revertir la cicatrización.
“La eliminación de la causa o el desencadenante de la cicatrización en el hígado puede disminuir el riesgo de desarrollar cáncer”, afirma la doctora Rinella.
El Impacto del Alcohol en el Hígado
Las enfermedades hepáticas inducidas por el alcohol están en ascenso.
El doctor Lee y su equipo demostraron en una publicación de julio que el riesgo de enfermedades hepáticas relacionadas con el alcohol en bebedores crónicos (mujeres que consumen un mínimo de 10 tragos semanales y hombres que ingieren 15) más que se duplicó en Estados Unidos entre 1999 y 2020, a pesar de un consumo de alcohol constante durante ese período.
Esto sugiere que los actuales bebedores crónicos pudieron haber desarrollado una mayor susceptibilidad a los efectos del alcohol en el hígado que sus predecesores, expresó el doctor Lee.
Una posible causa es el cambio en el perfil de los consumidores crónicos. Ahora, las mujeres, más propensas que los hombres a acumular grasa y sufrir daño hepático debido al alcohol, representan una porción mayor del grupo de bebedores habituales que hace dos décadas.
La misma situación se observa en personas con síndrome metabólico, que incrementa el riesgo de diabetes, enfermedades cardíacas y apoplejías, y intensifica el daño hepático causado por el alcohol.
Tanto el consumo excesivo de alcohol como los problemas metabólicos como la obesidad pueden dañar el hígado de forma independiente, pero los pacientes en ambas categorías presentan un riesgo aún más alto.
Para la doctora Rinella, es probable que estas tendencias persistan. “El consumo de alcohol está en aumento”, advierte. “También lo están la obesidad y la diabetes.”
“Anticipo que seguiremos viendo una carga alta de enfermedades hepáticas”, concluye.
The New York Times. Especial
PS