La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) ha lanzado una advertencia clara respecto al crecimiento descontrolado del uso de cigarrillos electrónicos y vapeadores, señalando que enfrentamos una “crisis de salud pública”. Estos artefactos han logrado convencer de que son menos perjudiciales que los cigarrillos convencionales, un mito que la SAP se empeña en desmentir.
Aunque estos dispositivos se presentan como menos nocivos, la realidad es que contienen nicotina junto con otras sustancias igualmente dañinas. Esto, junto con su uso por parte de los jóvenes, facilita la entrada al tabaquismo y otras adicciones. Este documento forma parte de la iniciativa nacional “El vapeo y sus riesgos” de la SAP, que toma lugar en relación con el Día Mundial sin Tabaco, el 31 de mayo.
Silvia Cabrerizo, miembro del Grupo de Trabajo de Adicciones de la SAP y coautora del informe, expone que los cigarrillos electrónicos, además de tener sabores atractivos para los adolescentes como frutas, chicle, chocolate y menta, en realidad contienen compuestos como propilenglicol, diacetilo y formaldehido. Dichas sustancias no solo son potencialmente carcinogénicas, sino que además no siempre se conocen los efectos adversos de su inhalación.
Hilda Giugno, pediatra y neumonóloga afiliada a SAP, recuerda que en Argentina está vetada la comercialización y promoción de estos productos. A pesar de ello, la disponibilidad para su compra es alta debido al mercado ilegal, lo que añade incertidumbre sobre su origen y manufactura.
Las tabacaleras han puesto en marcha tácticas de mercadotecnia centradas en el público joven, esenciales para iniciar a nuevos usuarios en el consumo, ya que el uso de tabaco tradicional ha disminuido en las últimas tres décadas. Por ello, la presentación y publicidad de estos productos han sido creadas para cautivar a un público joven, quien erróneamente percibe el vapeo como una actividad de “bajo riesgo”.
Esta falsa seguridad lleva a muchos adolescentes a subestimar los peligros del vapeo, que incluyen una serie de efectos negativos sobre la salud, como adicción, mayor frecuencia de tos, náuseas, vómito, cefaleas y mareos.
Consecuencias en el desarrollo neuronal
Sandra Barria, parte del Comité Nacional de Neumonología de la SAP, menciona que el proceso de maduración cerebral se completa alrededor de los 25 años. Por tal razón, el contacto precoz con estas sustancias podría ocasionar una adicción con secuelas permanentes, afectando capacidades como el aprendizaje y la memoria. Ocho de cada diez fumadores iniciaron antes de los 18 años, un dato que no debe ignorarse.
Según la SAP, los adolescentes tienden a utilizar estos dispositivos buscando aceptación social, alivio emocional o simplemente por curiosidad, sin percatarse de los peligros. Estudios diversos indican que la nicotina en vapeadores altera el desarrollo del cerebro adolescente, incrementando la probabilidad de ansiedad, depresión, irritabilidad y dificultades para dormir.
Riesgos graves para la salud
La dependencia que generan estos productos puede empeorar el malestar emocional, minar la autoestima y dificultar la gestión de las emociones, instaurando una relación temprana con una sustancia adictiva en un periodo de alta vulnerabilidad emocional.
Maximiliano Salim, doctor neumonólogo de la SAP, ha señalado que el abuso del vaporizador puede llevar a una grave patología respiratoria conocida como Injuria Pulmonar Aguda por Cigarrillo Electrónico, que consiste en un daño inflamatorio capaz de afectar considerablemente la función pulmonar. El Ministerio de Salud ha emitido alertas sobre este fenómeno para advertir a los profesionales sanitarios.
Según Guillermo Espinosa, coordinador del Programa de Control de Tabaco del Hospital Italiano, existe la falsa creencia de que los vapeadores ayudan a dejar de fumar. Sin embargo, no hay suficiente evidencia científica que soporte esta idea, y esta percepción errónea podría alentar su uso, convirtiéndose en la puerta de entrada para jóvenes que, eventualmente, opten por el tabaco debido a su mayor accesibilidad y menor costo.