Con motivo del Día Mundial de la Anosmia, celebrado este jueves 27 de febrero, se busca crear conciencia sobre la ausencia total de olfato y su repercusión en la vida diaria. Aunque no es tan reconocida como otras discapacidades sensoriales, la anosmia puede impactar negativamente la calidad de vida, la seguridad y la salud psicológica de quienes la padecen.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) había estimado antes de la pandemia que el 5% de la población global sufría anosmia, mientras que entre el 15% y el 20% tenía alguna alteración olfativa. Aplicando estas cifras a Argentina, podrían más de dos millones de personas estar afectadas. No obstante, especialistas sugieren que el Covid-19 pudo haber incrementado esta cifra de manera considerable.
“Aquello que muchos vivieron como algo extraño pero temporal durante el Covid-19, para otros representa su normalidad diaria”, afirmó Stella Maris Cuevas, quien es médica otorrinolaringóloga y antigua presidenta de la Asociación de Otorrinolaringología de la Ciudad de Buenos Aires (AOCBA).
Importancia del olfato en la seguridad y alimentación
La pérdida de olfato no solo impide disfrutar de olores agradables como el perfume de un ser querido o el aroma del café, sino que también es fundamental para la seguridad, detectando peligros como gas, incendios o alimentos en mal estado.
El sentido del olfato afecta el sabor de la comida: “Contribuye con el 80% de la percepción del gusto, por lo que perderlo puede hacer que la comida pierda su gracia. Esto puede llevar a comer en exceso por no percibir sabores, o a perder el interés por la comida, derivando en problemas nutricionales”, explicó Cuevas. La médica además advirtió que podría resultar en aislamiento social y depresión.
El impacto en la alimentación es notable cuando se pierde el olfato. Foto: Shutterstock
Según estudios, además de afectar la percepción de olores, la pérdida olfativa también influye en la memoria y emociones, debido a la conexión entre el sistema olfativo y el sistema límbico, el cual regula nuestras emociones, añadió la especialista.
Causas de anosmia: La poliposis nasal
Una de las principales causas del trastorno olfativo es la poliposis nasal. Esta condición, caracterizada por pólipos benignos en las fosas nasales y senos paranasales, es una manifestación de la rinosinusitis crónica. Genera obstrucción, secreción nasal, dolores faciales y puede llevar a la pérdida parcial o total del olfato, detalló Susana de Barayazarra, presidenta de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC).
De Barayazarra destacó que estudios han demostrado que la gravedad de estos síntomas puede compararse con enfermedades serias como la insuficiencia cardíaca o el EPOC.
Pese a ello, la poliposis nasal no se diagnostica con frecuencia. “Muchos se habitúan a vivir con síntomas como la falta de olfato sin buscar ayuda médica. Los pólipos también pueden pasar desapercibidos sin exámenes adecuados”, explicó De Barayazarra en entrevista con Clarín.
La especialista mencionó optimistamente que, tratando la causa subyacente de la pérdida olfativa, es posible recuperarla. “Es crucial realizar chequeos regulares para prevenir recaídas”, concluyó.
La historia de superación de Miguel, un chef sin sentidos
Miguel, un cocinero de 38 años, experimentó en primera persona lo que implica vivir sin el gusto ni el olfato durante un tiempo, lo cual transformó su vida. Desde su infancia, había padecido sinusitis y alergias, pero de adulto comenzó a notar que ambos sentidos desaparecieron completamente: “Recordaré siempre cuando dejé de percibir el mundo así, fue entonces cuando comprendí lo que era vivir sin sabor ni aroma”.
Para un chef, carecer de gusto y olfato es devastador. “Un cocinero sin estos sentidos pierde su esencia”, afirmó. Su enfermedad complicó no solo su trabajo, sino también su vida diaria, haciendo que dormir o advertir peligros como escapes de gas fuese un reto. “Ser capaz de oler no es solo un lujo, es una cuestión de seguridad vital”, añadió.
Miguel decidió regresar a Argentina, luego de tratar de automedicarse sin éxito, donde finalmente fue diagnosticado con poliposis nasal. Aunque tuvo que someterse a varias cirugías, el alivio era momentáneo. Gracias a un tratamiento adecuado, recuperó gradualmente sus sentidos y, con ellos, su amor por la cocina. Hoy regenta su propio negocio en su ciudad natal, General Belgrano, y lleva una vida plena.
“Recuperar los sabores y aromas renació mi entusiasmo. Ahora siento que soy una persona completa otra vez”, expresó con satisfacción.