Cómo sobrevivir a la temporada de alergias al plátano en dos meses desafiantes

Con la llegada de la primavera y el inicio del periodo de polinización, las alergias respiratorias resurgen con fuerza. En Buenos Aires, el polen del plátano de sombra —o Platanus hispánica— es uno de los mayores responsables de los síntomas que afectan a miles de personas cada año. Recientemente, el debate se intensificó cuando un inversor filmó un video dirigido al presidente Javier Milei sugiriendo “talar todos los plátanos de la Ciudad”, afirmando que “Buenos Aires nunca podrá ser una ciudad del primer mundo con plátanos en las calles”.

Estos árboles, que pueden alcanzar más de 40 metros de altura y vivir más de 300 años, han formado parte del escenario urbano de la ciudad desde finales del siglo XIX. Con aproximadamente 75.000 ejemplares plantados en calles, plazas y avenidas, el plátano se ha convertido en un símbolo verde de la Ciudad. Su resistencia a la contaminación, su generosa sombra y su rápido crecimiento lo han hecho perfecto para el arbolado público.

No obstante, durante los meses de septiembre y octubre, cuando florece y emite grandes cantidades de polen, se convierte también en fuente de estornudos, picazón nasal y ojos irritados. “Polinizan desde finales de agosto hasta mediados de noviembre. Ese polvo que liberan tiene propiedades abrasivas, por lo que puede causar síntomas no solo en personas alérgicas sino también molestias respiratorias y oculares en cualquier individuo”, explicó a Clarín el doctor Claudio Parisi, jefe de la Sección Alergia de Adultos y Pediatría del Hospital Italiano.

El Debate del Polen

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El dilema, según los expertos, no reside en el árbol en sí, sino en su biología. Durante la floración, el plátano emite filamentos y partículas que se dispersan fácilmente por el aire. De acuerdo con el Comité de Alérgenos e Inmunoterapia de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica, el 90% de las molestias causadas por este árbol se debe a una irritación mecánica y solo un 10% a alergias reales mediadas por el sistema inmune.

Los beneficios ambientales del plátano son innegables: mejora la calidad del aire, disminuye la temperatura urbana y ayuda a mitigar el efecto de “isla de calor”. Su frondoso follaje atrapa material particulado —uno de los principales causantes de problemas respiratorios— y contribuye a la biodiversidad urbana al proporcionar refugio a aves e insectos.

Cómo Afrontar las Alergias

“Las personas que sospechan que son alérgicas deberían realizarse pruebas para confirmarlo y recurrir a medicamentos preventivos antes de la polinización, como corticoides inhalados o antihistamínicos. También existen vacunas específicas”, recomendó la doctora Amelia Zarauza, especialista en Alergología e Inmunología. La médica también sugirió “evitar el ejercicio al aire libre por la mañana, usar mascarillas en días secos y ventosos y mantener las ventanas cerradas durante los momentos de alta polinización”.

La Introducción del Plátano

Domingo Faustino Sarmiento fue quien introdujo masivamente el Platanus hispánica en Buenos Aires, inspirado en modelos de Estados Unidos y Europa. Su visión era combinar funcionalidad y estética: embellecer avenidas y proporcionar sombra a una ciudad en rápido crecimiento. Lo que no anticipó fue el efecto secundario que hoy agobia a miles de personas sensibles: la alergia causada por su polen.

A pesar de ello, los expertos afirman que el plátano sigue siendo un aliado ecológico de gran valor. “Si consideramos que los árboles son el ‘pulmón del planeta’ y que los efectos adversos del Platanus hispánica, aunque molestos, son transitorios y prevenibles, no se justifica su remoción”, concluye un informe de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica.

Alternativas Propuestas

Un grupo de estudiantes de una escuela de Villa Crespo presentó en la Legislatura porteña un innovador proyecto de ley llamado “Respirar sin Alergia”, para reemplazar progresivamente los plátanos por árboles nativos con menor impacto en la salud respiratoria.

La iniciativa, que busca equilibrar la protección ambiental con la salud pública, prevé un plan de sustitución en un plazo máximo de diez años. El cambio comenzaría en áreas consideradas prioritarias: entornos de escuelas, hospitales, centros de salud y residencias geriátricas, donde habitan personas con mayor vulnerabilidad sanitaria. Según los promotores del proyecto, el objetivo es que el arbolado urbano continue brindando bienestar sin convertirse en un factor de malestar o enfermedad.

Los plátanos están especialmente concentrados en las comunas 11, 14 y 15. La iniciativa escolar sugiere remplazar los plátanos con especies nativas o adaptadas al ambiente urbano porteño, con bajo o nulo potencial alergénico. Entre las opciones mencionadas están el jacarandá, el lapacho, el ceibo y el tilo, árboles que ya se utilizan en plazas y avenidas y que, además de aportar color y sombra, no provocan los mismos problemas respiratorios.

La propuesta también se fundamenta en principios ambientales y de salud reconocidos por la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires, que establece el derecho a disfrutar de un ambiente sano y preservar la salud integral. Por eso, los estudiantes eligieron comenzar por la Comuna 15, donde las avenidas Corrientes, Warnes, San Martín y Chorroarín concentran algunas de las áreas con mayor densidad de plátanos.

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El debate sobre el futuro del arbolado urbano pone nuevamente de relieve la necesidad de equilibrar los beneficios ambientales con el bienestar de los vecinos. Buenos Aires enfrenta el reto de conservar sus espacios verdes sin que el aire primaveral se asocie, para muchos, con alergias.

MG

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