Aumenta la disputa salarial en el hospital Garrahan mientras el gobierno responde: “Los empleados innecesarios se van

Conflicto en el Hospital Garrahan: Crecen las Tensiones

El enfrentamiento entre el Gobierno nacional y los trabajadores del Hospital Garrahan sigue en aumento pese a la conciliación obligatoria establecida este miércoles por el Ministerio de Capital Humano. Aunque aparenta una tregua momentánea, parece inevitable que la situación se intensifique nuevamente. Mientras las autoridades de Salud defienden el llamado “plan de eficiencia hospitalaria”, el personal médico y de residentes del más grande centro pediátrico de Argentina advierte que los bajos salarios dejan áreas vacías, lo que podría afectar seriamente la atención a los pacientes.

Perspectivas Opuestas en el Corazón del Conflicto

Las charlas con los responsables de ambas partes muestran una marcada diferencia de perspectiva. Los trabajadores del hospital reclaman mejorar sus ingresos, comparándose con sus pares en hospitales porteños o del sector privado. En cambio, el Gobierno, tanto desde la vocería presidencial como en comunicados en X, se enfoca en la situación global. Esta postura recuerda a la lógica nacional donde el déficit fiscal cero se ofrece como respuesta a las necesidades inmediatas.

Análisis del Personal y Estrategias de Reestructuración

Desde el Gobierno, se identifican algunos ejes del conflicto como el “desorden administrativo” en el hospital pediátrico por excelencia. Un punto crítico es la desproporción entre 953 administrativos y 478 médicos, lo que, según ellos, lleva a gastar más en personal que en necesidades esenciales. La propuesta es reducir la planta administrativa, permitiendo la salida de empleados descontentos, con el deseo de volver a la situación anterior a 2020, cuando se sumaron 1.200 trabajadores adicionales.

La alta rotación de personal es otro aspecto destacado por las autoridades. Cada año, entre 180 a 200 empleados dejan y llegan al hospital. Aunque este año ya se fueron 70 empleados, el Gobierno sostiene que los profesionales de salud son reemplazados uno a uno, a diferencia del área administrativa, donde buscan reducir el personal. No obstante, relatos del cuerpo médico contradicen esta afirmación.

Guadalupe Pérez, jefa de Clínica de Epidemiología en el Garrahan durante 17 años, expresó preocupaciones sobre la falta de reemplazos para 50 profesionales que abandonaron sus puestos. “Estamos constantemente en busca de quién estará de guardia cada noche. Hay vacantes detenidas en recursos humanos desde hace mucho”, comentó Pérez. Algunos servicios, que antes contaban con 18 trabajadores, ahora apenas tienen seis.

El malestar radica también en el componente salarial: el Gobierno reconoce la justeza del reclamo de salarios, que califica como “comprensible”. Según Pérez, un médico recién ingresado con especialidad percibe $1.800.000 por 42 horas semanales, incluyendo una guardia semanal de 12 horas. Para los residentes, el ingreso supera ligeramente los $700.000. Comparativamente, en hospitales porteños, por 30 horas el sueldo es de $1.200.000, sumado a $1.800.000 adicionales por cuatro guardias al mes.

A pesar de haber incrementado en 244% el presupuesto del hospital entre 2023 y 2024, aumentando de $49.000 millones a $169.000 millones, Salud indica que sin un ajuste financiero completo, los sueldos no podrán mejorar. Sin embargo, aseguran que se han adoptado medidas para “valorizar a los médicos”, como un incremento del 15% sobre el sueldo básico por alta complejidad y un aumento de la hora de guardia de $8.000 a $9.600.

Digitalización y Control Biométrico

El Gobierno da prioridad a la organización interna mediante la digitalización de procesos y la implementación de un sistema biométrico para gestionar entradas y salidas del personal, como parte de un esfuerzo más amplio para ordenar el sistema. A pesar de las resistencias, atribuidas a intereses sindicales o políticos, la implementación sigue adelante.

El discurso gubernamental se refiere a quienes tienen poco compromiso como “ñoquis”, mientras que médicos como Guadalupe Pérez minimizan el impacto de estos controles. “Nosotros ya cumplimos con tarjetas. Al salir a la hora señalada, es común recibir mensajes de todas las áreas pidiendo asistencia o resolución de problemas. El trabajo se extiende más allá del horario formal”, concluye.

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La situación en el Garrahan es particularmente angustiante, ya que su función vital es recibir y tratar pacientes críticos de todo el país, quienes muchas veces llegan tras recorrer sin solución otros centros de salud.

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