Hace poco más de un año, con la renovación del liderazgo en el Ministerio de Salud de la Nación, el Gobierno tomó la decisión de posponer una mejora salarial para los profesionales del Garrahan. Esta mejora se materializó finalmente con un incremento salarial “sin precedentes” y el reciente pago de un bono adicional que oscilaba entre 350 mil y 450 mil pesos durante los últimos dos meses.
Cambio en el liderazgo del Hospital Garrahan
En los primeros días de octubre de 2024, el entonces nuevo ministro de Salud, Mario Lugones, relevó de sus funciones a Oscar Imventarza, quien encabezaba el Consejo de Administración del Hospital Garrahan y dirigía el Servicio de Trasplante Hepático desde 1992. Imventarza es reconocido a nivel mundial por su trabajo en la especialidad.
La razón principal tras su destitución fue la supuesta decisión unipersonal de otorgar un bono único de 500 mil pesos a unos 3.000 profesionales del hospital, fondos que provenían de recursos propios generados por el hospital, sin utilizar presupuesto oficial. Esto implicaba un gasto total de 1.500 millones de pesos.
Desacuerdos internos y sus consecuencias
Imventarza había llegado a este consenso con el anterior ministro de Salud, Mario Russo. En ese entonces, también participó de la reunión Cecilia Loccisano, quien luego del cambio de ministro asumió como viceministra de Salud, pero renunció recientemente.
El Gobierno, en su momento, describió esta acción como una “decisión inconsulta”. Algunos trabajadores veían con escepticismo que justo después de la dimisión de Loccisano, el Gobierno anunciara el tan esperado aumento salarial para el personal del Garrahan, aunque fuentes oficiales afirmaban que la decisión ya estaba tomada el 31 de octubre.
Desde entonces, el hospital ha sido escenario de un conflicto creciente con protestas, marchas y paros, acumulando críticas hacia el Gobierno. Sin embargo, aparentemente, esto no afectó al resultado electoral del 26 de octubre.
Transformaciones en el Hospital Garrahan
En los últimos tiempos, se produjeron varios cambios, como la implementación de un sistema de ingreso biométrico en lugar de tarjetas, enfrentándose a métodos fraudulentos de asistencia. Sin embargo, este método difícilmente aplicaba a médicos y enfermeros, cuyo desempeño es crucial para el funcionamiento adecuado del hospital.
El año pasado fue testigo de grandes ajustes, aunque algunos lamentan las repercusiones, como la salida de valiosos profesionales debido a los retrasos en los aumentos salariales, quienes encontraron mejores oportunidades en otros lugares. Se estima que alrededor de 200 profesionales han dejado el hospital.
A pesar de la situación compleja, el hospital continuó generando logros significativos, como el trasplante reciente de órganos a cuatro pacientes pediátricos en condiciones de emergencia nacional, demostrando su vital contribución a la salud desde su establecimiento en 1987.
En contraste, dos días después de ese éxito, se informó que dirigentes sindicales tomaron oficinas de la Dirección, en respuesta a descuentos por días de paro no trabajados, acción que catalogaron como un intento político de paralizar el hospital.
El reciente anuncio del Gobierno apunta a inaugurar un nuevo capítulo. “Es una noticia celebrable, aunque lamentamos por aquellos que ya no están para conmemorar,” comentó un médico veterano del Garrahan. Este anuncio busca frenar la salida de profesionales y asegurar que los logros diarios del hospital continúen siendo una razón de orgullo.
