En qué momento los niños descubren la realidad sobre Santa Claus actualmente comparado con el pasado

La existencia de un ser cariñoso y generoso, representado como un anciano sonriente con un abrigo rojo y una larga barba, surcando los cielos en un trineo tirado por renos, constituye un elemento central en el imaginario infantil a lo largo de diversas culturas. La anticipación a la noche de Navidad, con la esperanza de que Santa Claus visite sus hogares mientras duermen, es un aspecto fundamental de la niñez. No obstante, en la era actual, los menores se encuentran rodeados por un vasto mar de información. ¿Influye esto en que comiencen a dudar de la realidad de Santa Claus a una edad más temprana?

Un estudio publicado por Clarín revela que, en los últimos años, la edad en la cual los infantes dejan de creer en Santa Claus ha disminuido significativamente. Anteriormente, el abandono de estas creencias mágicas ocurría entre los ocho y diez años, momento en el cual se desarrolla un pensamiento más crítico y detallista. Actualmente, la incredulidad se presenta aproximadamente a los seis o siete años, coincidiendo con el inicio de la educación formal.

Las causas de este cambio se asocian principalmente a la facilidad de acceso a la información que proporcionan las tecnologías de la información y las comunicaciones, así como a las interacciones con otros niños que ya han comenzado a cuestionar o a desvelar estas creencias.

Según Patricia Carranza, experta en desarrollo infantil, el momento en que los niños dejan de creer en Santa Claus puede variar considerablemente, dependiendo de las tradiciones familiares y del entorno socio-cultural en el que se crían. Hay hogares que optan por prolongar estas ilusiones, mientras que otros prefieren ser más directos en cuanto a la realidad desde temprano.

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Francisco Guerrini, psiquiatra y psicoanalista, señala que ha habido un incremento en el escepticismo de los padres y en la cantidad de niños que “fingen” creer en Santa Claus para seguir recibiendo regalos. Estos niños entienden que los presentes son adquiridos por los padres, pero mantienen su capacidad de asombro y disfrute de la magia navideña.

Afectaciones del entorno digital

“Cuando descubrí que Santa Claus era realmente mi padre, la Navidad perdió toda su magia”, es una frase común en muchas consultas psicológicas. Charo Maroño, de la Asociación Psicoanalítica Argentina, admite que aunque los tiempos han cambiado, la esencia de la imaginación navideña se mantiene intacta.

Dispositivos como tabletas y móviles pueden ser un consuelo para los niños, pero no sustituyen el juego tradicional con juguetes, que favorece la creatividad y el desarrollo de un universo imaginario vital para su crecimiento emocional e intelectual. En ese sentido, jugar a Santa Claus sigue siendo una actividad llena de emoción e ilusión para ellos.

El impacto de las tecnologías en la perspectiva infantil sobre Santa Claus ha sido significativo. Sin embargo, en décadas pasadas, se subestimó el valor del juego físico y la interacción social en el desarrollo de habilidades cognitivas y emocionales en la infancia.

Alejandra Doretti, del mismo departamento, contrasta la acción de presionar botones en una pantalla con la riqueza de jugar en interacción real con otros niños, destacando la importancia de la tolerancia a la frustración y el trabajo en equipo.

Por su parte, Carla Orsini, de la Sociedad Argentina de Pediatría, remarca la presencia omnipresente de las pantallas en la vida familiar actual. Aunque reconoce sus desafíos, aboga por un uso responsable de la tecnología, enfatizando el equilibrio entre el tiempo digital y el juego creativo.

Preservación de la magia

Los expertos enfatizan la importancia de mantener vivas las tradiciones y mitos que fomentan la creatividad y el sentido de maravilla en los niños. Actividades como escribir cartas a Santa Claus cumplen una función vital en este desarrollo, asegurando la persistencia de esta capacidad de asombro.

Charo Maroño y Juan Tesone reflejan sobre cómo la aceptación de estas ficciones por parte de los niños no solo nutre su imaginación sino que les prepara para skill sets creativos y emocionales útiles en su vida adulta.

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La cuestión de cómo enfrentar la eventual desilusión varía entre los niños. Algunos adoptan el conocimiento con orgullo, viéndolo como un paso hacia la madurez, mientras que otros luchan por aceptar esta realidad.

Patricia Carranza aclara que la tendencia actual es hacia una crianza que no exagera la fantasía de Santa Claus, promoviendo un enfoque balanceado que incluye honestidad y apertura a las preguntas de los niños sobre estas tradiciones.

Finalmente, Orsini comparte su enfoque personal sobre la celebración de la Navidad en su familia, donde priorizan la experiencia sobre los regalos materiales, creando momentos y recuerdos significativos.

Adaptación frente a la inteligencia artificial

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La curiosidad natural de los niños por Santa Claus sigue siendo fuerte pese a los avances tecnológicos. Los expertos coinciden en que, a pesar del aumento en la accesibilidad de la información, los mitos navideños mantienen su relevancia y encanto entre los niños, adaptándose y evolucionando con el tiempo.

Francisco Guerrini recalca que el interés de los niños por figuras como Santa Claus, los Reyes Magos y el Ratón Pérez no se desvanece fácilmente, sugiriendo que estas creencias tienen una fortaleza inherente que sobrevive a la racionalidad emergente.

Charo Maroño destaca la posibilidad de que la IA pueda ofrecer nuevas formas de interacción con estas figuras míticas, enriqueciendo la experiencia infantil sin restarle valor a la imaginación y la tradición.

En resumen, a pesar de los desafíos que plantea el entorno moderno, el espíritu y la magia de la Navidad, personificados en la figura de Santa Claus, continúan siendo un pilar fundamental de la infancia.

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