Con el paso de las horas, la información del Servicio Meteorológico se actualiza y lo que inicialmente parecía ser un episodio de calor de cuatro días en la Ciudad de Buenos Aires, comenzando este lunes, podría extenderse a cinco días. Sin embargo, un fenómeno local similar al clima de la Costa Atlántica podría ayudar a mitigar la situación.
Aumento en la duración de la ola de calor
La posible extensión de la ola de calor ya se había anticipado, ya que inicialmente se esperaba que durara tres días según el pronóstico, luego se ajustó a cuatro. Lo que ahora está por definirse es el viernes, pues las nuevas previsiones lo colocan cerca de los valores necesarios para ser incluidos.
El pronóstico para dicho día, como se mencionó anteriormente, señalaba temperaturas de 24 grados de mínima y 31 de máxima, lo cual se encuentra cerca del umbral necesario para considerarse parte de la ola de calor, pero aún insuficiente. El estándar para la ciudad requiere 22 grados de mínima y 32.3 de máxima (durante al menos tres días consecutivos).
Variaciones en las previsiones meteorológicas
Con las nuevas predicciones, la mínima del viernes ahora se sitúa en 25 grados y la máxima en 32 grados, lo que casi cumple con el requisito. Dado que las tendencias de las previsiones se han movido al alza, podría no sorprender una nueva corrección que incluya todos los días de la semana dentro de la ola de calor.
Para el jueves, se esperan temperaturas de 27 de mínima y 37 de máxima, siendo el punto álgido de esta ola de calor, la primera del verano en la Ciudad, que irá en aumento desde el lunes, manteniendo mínimas por encima de los 22 grados sin permitir una liberación significativa del calor acumulado.
Fin de semana con alivio
Para el sábado, aunque la mínima se mantendrá en 23 grados, la máxima descenderá a 29, alejándose de las cifras de los días anteriores, y junto con las lluvias, la ola probablemente llegue a su ansiado término.
Es importante aclarar que las variaciones de algunas décimas en la máxima del viernes, aunque cruciales para las estadísticas, no cambian significativamente la sensación de calor. Lo más relevante es que las temperaturas mínimas se mantendrán altas, lo que representa el principal desafío, especialmente en las noches y mañanas cuando normalmente son más frescas.
Respiro gracias al Río de la Plata
La buena noticia para los habitantes de Buenos Aires es que un fenómeno local traerá algo de alivio temporalmente. Marcelo Madelón, meteorólogo y experto en medio ambiente, explicó que “por las tardes, el viento cambiará del noreste al este, trayendo la brisa del río, lo que generará una sensación refrescante y evitará que las temperaturas máximas sean aún más elevadas”, similar a lo que ocurre en la Costa Atlántica debido a la proximidad al mar.
Esto implica que la masa de aire cálido proveniente de Brasil y Paraguay encontrará en las cercanías del Río de la Plata un límite climático natural, a diferencia de lo que ocurre en el interior del país y partes de la Patagonia.
Por ejemplo, en Córdoba, a pesar de estar más al norte, el clima previsto para esa región es más sofocante al no contar con un escape ribereño. Allí, los habitantes enfrentarán seis días consecutivos de altas temperaturas con máximas superiores a 36 grados.