Promesa de justicia y lucha incansable
“A Matías no le agradaba el silencio, y por ello haremos todo el ruido necesario para que se haga justicia”, asegura Micaela, la compañera de Matías Paredes, joven de 26 años que perdió la vida tras ser tiroteado por oficiales de policía durante un operativo con numerosas irregularidades. Este jueves por la tarde, la familia y amigos del joven marcharán en su vecindario “para que se responsabilice a los cinco policías, no solamente al que disparó”.
Las investigaciones, al menos preliminares, sugieren que solo uno de los cinco agentes disparó su arma, por lo que la familia del joven teme que el fiscal pueda liberar al resto. “Todos participaron”, insisten los familiares.
Preservación de pruebas y sospechas de encubrimiento
Por recomendación del abogado de la familia, Maximiliano Orsini, el sistema judicial permitió que los vehículos utilizados por los agentes sean resguardados por la Policía Federal. Hasta ahora, estaban en un área de la comisaría 16°, donde trabajaban dos de los policías arrestados, incluyendo al acusado de realizar los disparos.
“Son evidencias y el hecho de que fueran custodiadas por compañeros de los acusados resulta preocupante”, mencionó el abogado al periódico. También solicitó que se examinen los teléfonos de los policías, ya que después del incidente hubo un notorio silencio radial. “No respondieron más por el sistema policial pese a las insistencias de la operadora,” manifestó.
La familia teme que se haya pretendido ocultar el homicidio: los agentes afirmaron haber visto una pistola en el vehículo y por eso dispararon. Sin embargo, al revisarlo, no se encontró ningún arma. Los teléfonos fueron retenidos.
Investigaciones y situación de los policías
A una semana del incidente, la familia teme la liberación de la mayoría de los agentes involucrados. Aún aguardando algunos análisis, el fiscal Alejandro Pellegrinelli no había ordenado las detenciones, pero lo hizo el viernes pasado. Desde entonces, los agentes Juan Molina, Julio Rufino, Yancamil Masía, Héctor Murray y Emilio Flores se encuentran en la comisaría 44 de Batán.
Solo tres de ellos brindaron su declaración. Molina y Flores decidieron no hacerlo. Según un informe inicial de balística, cuatro casquillos hallados en la intersección de las calles 39 y Polonia coinciden con la pistola Bersa Thunder Pro del oficial Molina. También la bala recuperada del cuerpo de Paredes durante la autopsia.
Molina está acusado de “homicidio agravado por uso de arma de fuego y por ser funcionario público”, mientras que los otros policías son imputados como “partícipes necesarios” del mismo crimen, lo que acarrea la misma pena: prisión perpetua.
Emanuel Astete, amigo de Matías, conducía el vehículo atacado por los agentes vestidos de civil en Mar del Plata. Foto: Diego Izquierdo.
Más allá de la 1:30 AM del 6 de febrero, Matías y dos amigos salieron en auto para buscar un juego de cartas en casa de un conocido. Viajaban en un Fiat Palio rojo cuando notaron que una camioneta Ecosport negra, con ventanas oscuras y sin placas, comenzaba a seguirlos.
Al detenerse en un semáforo en rojo en Fortunato de la Plaza (Av. 39) y Polonia, la camioneta se pegó a ellos por detrás. En ese momento, un VW Bora gris salió rápidamente de una gasolinera en esa esquina y les cortó el paso. Del vehículo bajaron dos hombres armados; tres más descendieron de la camioneta.
Todos los hombres vestían de civil; los vehículos carecían de luces ni señales policiales. Aunque eran oficiales, su comportamiento hizo que los jóvenes del Fiat Palio pensaran que estaban siendo asaltados e intentaron huir.
Al volante estaba Emanuel Astete, amigo de la infancia de Matías. “Si no huimos, habríamos sido tres muertos. ¿Qué más podía hacer? Nos seguía una camioneta, al parar en el semáforo nos bloquearon con un Bora, bajaron dos tipos armados, y aceleré. Ahí comenzaron los disparos. No recuerdo cuántos fueron. Luego en el espejo vi a uno tirando con el cuerpo fuera del coche, una locura,” relató a Clarín.
Un video de una cámara de seguridad de una tienda de comestibles cercana respalda el testimonio de Astete, quien se ha presentado como víctima en el caso. Recibió un disparo en la espalda que solo le dejó una quemadura, creyendo que el proyectil atravesó el cuerpo de Matías y luego el respaldo de su asiento, reduciendo su impacto. Hasta la fecha, afirmó el abogado Orsini, no ha sido revisado por médicos de la Policía para evaluar el tipo de lesión.
Los tres jóvenes, Astete, Cristian Novas, que viajaba de copiloto, y Matías Paredes, que iba atrás, habían asistido esa noche a la presentación del equipo y las nuevas camisetas del Club Atlético Alvarado, del que eran seguidores. Por ello, vestían la camiseta del club cuando fueron emboscados por los policías.
La camiseta azul con detalles blancos era la misma que llevaba Cristian Monje, apodado “El guachín”, tres días antes cuando protagonizó un asalto que resultó en el asesinato de Cristian Velázquez, un comerciante. Esa tarde, el Ministerio de Seguridad ordenó cambios en la cúpula policial de Mar del Plata.
Cuando asumió el nuevo jefe departamental, el comisario Edgardo Vulcano, priorizó la detención del asesino. Los policías que declararon ante Pellegrinelli indicaron que esa noche estaban buscando al homicida, pero terminaron matando a un inocente. Al día siguiente del asesinato de Paredes, capturaron a “Guachín” sin necesidad de disparar.
María Elena Vera, madre de Matías, organizó una marcha con velas y globos blancos y azules que partirá desde su hogar este jueves por la tarde. “Él no tenía problemas con nadie. No nos dejen solos -suplicó-, que los cinco paguen”.