Con 65 años, María Del Carmen Patane concluyó una carrera de 34 años como auxiliar de vuelo en Aerolíneas Argentinas. Aunque podía haberse retirado a los 55, apenas diez días después de verse involucrada en un escándalo de contrabando, optó por renunciar.
El 4 de mayo pasado, Patane estaba lista para abordar el vuelo 1304 con destino a Miami desde el Aeropuerto Internacional Ministro Pistarini. Sin embargo, el protocolo de seguridad alteró los planes de la tripulación. La Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) interceptó “celulares de alta gama, joyas y monedas de oro” que ella intentaba sacar del país, como informó la PSA.
El valor del cargamento era de 58 millones de pesos. En el allanamiento de su vivienda, encontraron 93 mil dólares y 15 mil euros.
Tras más de 34 años de servicio, aún no ha sido llamada a declarar oficialmente. No se descarta la posible imputación por lavado de dinero.
Consultados por Clarín, sus colegas aseguraron que siempre fue una compañera ejemplar y que los sorprendió su participación en un acto “tan torpe”.
Líneas de trabajo y afectaciones a los empleados
El convenio colectivo especifica la jubilación para el personal de vuelo entre los 50 y 55 años. No obstante, algunos, como la implicada, buscan amparos legales para seguir trabajando.
Para algunos de sus colegas, esto pone en riesgo el bienestar de quienes realizan tareas que consideran “insalubres”. “Quieren seguir con el contrabando pequeño”, afirman refiriéndose a su práctica.
Según fuentes internas de la compañía, la auxiliar de vuelo presentó su renuncia diez días tras ser descubierta.
Procedimientos judiciales y hallazgo de evidencia
Los oficiales de seguridad, al revisar su equipaje de mano con rayos X, encontraron objetos que levantaron sospechas. Según las fuentes, el valor total del contrabando alcanzaba los 58 millones de pesos.
La mujer fue retenida por la PSA, que trasladó el caso al Juzgado Nacional en lo Penal Económico N° 5, a cargo de Diego Alejandro Amarante.
Al siguiente día, la Policía llevó a cabo un allanamiento en su residencia en la Capital, confiscando 93.920 dólares, 15.730 euros en diversas denominaciones y un celular.
Fuentes informaron a Clarín que la auxiliar afirmó que era contratada para “trasladar artículos”. Esta revelación podría bastar para imputarla de contrabando, dado que los artículos no fueron declarados en Aduana.
Están a la espera de los resultados del peritaje a sus teléfonos móviles, con el propósito de investigar si alguien más participaba y si el caso involucra un esquema mayor que podría resultar en cargos por lavado de dinero.
Posterior al hallazgo, fuentes judiciales confirman que abrieron el equipaje de mano despachado. En su interior había diez iPhone de las series 12 a 14, inclusive modelos Pro Max. Ella alegó que los transportaba para ser reparados.
Las fuentes manifiestan que la situación, si bien no novedosa, fue llamativa por la gran cantidad de objetos que pretendía pasar como parte del equipaje. “Posiblemente lo planeó desde Europa, de no ser así, no se comprende”, especulan.