Reacción inicial del argentino liberado tras encarcelamiento en una prisión salvadoreña

“Estuve sin contacto, sin conocer lo que sucedía afuera. Fue realmente complicado. Sin embargo, con la ayuda de Dios logré superar todo. Muy agradecido con todos, especialmente con mi país, que siempre estuvo a mi lado. Siempre atentos a mi situación”, comentó Alejo Arias (26) al llegar este jueves por la tarde al aeropuerto de Mendoza, donde lo recibieron su familia y amigos, después de casi dos años encarcelado en El Salvador.

Alegría tras un largo aislamiento

“Me siento muy contento porque estuve mucho tiempo allá. Fue muy duro estar incomunicado con mi familia, pero gracias a Dios todo se resolvió favorablemente. Ver a mi padre y a mi madre tras tanto tiempo fue una emoción indescriptible, algo que nunca había experimentado en mi vida”, añadió con la voz quebrada.

Cuando un reportero le preguntó sobre el momento de su captura, Alejo contestó cauteloso: “La verdad, todo se hizo dentro de lo que marca la ley. Actuaron conforme a derecho. Prefiero no hacer más comentarios al respecto.”

Antes de concluir su testimonio, dijo: “Me enteré el mismo día que iba a ser liberado. Agradezco a la embajada argentina en El Salvador y al gobierno de Bukele; sin ellos no hubiese sido posible. Ahora estoy en Mendoza para empezar de nuevo y pasar página”.

Casi dos años sin comunicación

Alejo fue detenido el 14 de julio de 2023 en El Salvador. Desde aquel día, su familia en Mendoza vivió una verdadera pesadilla. El joven había viajado por una oferta de trabajo gestionada por alguien conocido de su entorno. Sin embargo, apenas cuatro meses después de su arribo, fue arrestado junto a ciudadanos colombianos, bajo sospecha de estar relacionados con una organización de lavado de dinero y agrupaciones ilícitas.

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Liberaron a Alejo Arias, el único argentino que estaba preso en una cárcel de Bukele en El Salvador

Según sus progenitores, Alejo desconocía que sus empleadores estaban implicados en una red ilegal. Había vendido su vehículo, un Fiat 128, para poder financiar parte del viaje y mencionaba que los colombianos descontaban de su salario los gastos del billete aéreo.

Fue alojado inicialmente en El Penalito, una comisaría con condiciones precarias, y luego trasladado al Centro Penal de Jucuapa, en Usulután, a 200 kilómetros de San Salvador. Allí, permaneció sin contacto con su familia: sin llamadas, sin cartas, sin visitas. “Vimos su rostro en un video, lo llevaban con la cabeza inclinada, delgado, abatido”, recordaba su padre, Mauricio Arias. Esa fue la última imagen que tuvieron de él por meses.

Mauricio y Sandra González, la madre de Alejo, hicieron todo lo posible para lograr su liberación. Contrataron al abogado Miguel Ángel Pierri, quien tomó el caso junto con su colega Walter Mata en El Salvador. También contaron con el apoyo del Estado argentino, a través de la Cancillería y funcionarios del gobierno actual.

“Recé todos los días para poder oír su voz, verlo, tocarlo”, comentó Sandra al diario Clarín en 2024. Esa oración se hizo realidad la madrugada del jueves 5 de junio de 2025, cuando Alejo arribó al aeropuerto de Ezeiza en un vuelo de Avianca a las 00:10. Allí lo esperaban sus padres. Se abrazaron con fuerza. Derramaron lágrimas. No hicieron falta muchas palabras.

Alejo Arias, rodeado de sus seres queridos en el aeropuerto de Mendoza.

Así lo publicó el abogado Pierri en su cuenta de X. La operación de regreso se llevó a cabo con total discreción debido a razones diplomáticas y de seguridad. Llegó en un vuelo de Avianca esta madrugada a Ezeiza y, tras pasar la noche con sus padres en un hotel de Buenos Aires, Alejo tomó un vuelo hacia Mendoza, donde lo aguardaban su hermana Agostina y toda una comunidad que había seguido la historia con preocupación.

Alejo realizó sus estudios secundarios en el colegio Santa María de Oro, con orientación técnica, y luego empezó la carrera de Radiología en la Universidad de Congreso. Igual que su padre, trabajaba en una tienda de pinturas. Tenía una vida habitual, con planes, amigos y rutina. Todo aquello quedó en pausa el día de su arresto.

Hoy, de regreso en Mendoza, se propone mirar hacia el futuro. Afirma que quiere reiniciar su vida. Lo dice sin resentimientos, con fe. “Pasar página”, repite. En el aeropuerto lo esperaban su familia, sus amigos, su comunidad. Internamente lleva una historia que aún le duele, pero que ya ha empezado a transformar en un nuevo comienzo.

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