“No pretendo desentrañar este enigma histórico, sino destacar el lugar de la herida y que se conozca lo que pasó… Las verdades deben resonar en el viento para que no se olviden. Somos hijas de una verdad que no se silencia”.
El misterioso suceso de 1965
El 3 de noviembre de 1965 ocurrió uno de los eventos más enigmáticos de la aviación militar de Argentina: la desaparición del avión Douglas TC-48. Desde entonces, han pasado 60 años y el misterio sigue sin resolverse. En el vuelo viajaban 69 personas, de las cuales 54 eran jóvenes cadetes de entre 19 y 23 años de la Escuela de Aviación Militar de Córdoba.
Última comunicación del TC-48
En la etapa final de su viaje, el avión despegó desde la base aérea Howard en Panamá, con destino al aeropuerto de El Salvador. Era el “viaje de despedida de instrucción” que los cadetes esperaban con entusiasmo. Sin embargo, repentinamente, el TC-48 declaró una emergencia por radio: el motor número tres estaba en llamas y el cuatro había fallado. Minutos más tarde, la aeronave desapareció del radar junto a todos sus pasajeros. El misterio quedó sin resolver. Increíblemente, nunca más.
Un legado familiar
Carla Fonseca es hija de José Abelardo Fonseca, quien estaba en ese vuelo como jefe del cuerpo de cadetes. “Papá era de Paraná, una persona íntegra y comprometida, que amaba volar y enseñar. Aunque su deseo era pilotar, en esta ocasión viajó como instructor… Era tan joven, solo tenía 40 años”.
En noviembre de 1965, Carla era apenas un bebé de tres meses. Su padre, Abelardo, lamentaba no haber asistido al bautizo de su hija, pero soñaba con un festejo a su regreso… Era lo que esperaba. Carla creció alimentada por los recuerdos que su madre le compartía y algunas fotografías de la época.
La búsqueda incansable de la verdad
A lo largo de los años, numerosas investigaciones locales e internacionales no han escatimado en hipótesis, pero solo dos han cobrado relevancia: la versión oficial, respaldada por la Fuerza Aérea, que sugiere que el avión cayó en el Mar Caribe; y la versión de los familiares que creen que la aeronave fue a parar a la selva del sur de Costa Rica. Ninguna de estas teorías ha sido confirmada de manera concluyente.
Fonseca, licenciada en música, anticipa la representación de su unipersonal “Hijas del viento”, que se estrenará los sábados de noviembre en el teatro La Carpintería. “La obra es el resultado de un viaje interior, un proceso de creación basado en la investigación tanto en Argentina como en Costa Rica, lugares donde los familiares creen que pueden encontrarse los restos del avión”, explica Fonseca.
“Enlaza la historia personal, la realidad política y el azar, convirtiendo el duelo en una manifestación estética, en resistencia contra el olvido. Para desarrollar la obra me apoyé en archivos familiares, grabaciones, entrevistas y diversos textos… proponiendo un viaje histórico que toma al paracaídas como símbolo estético, ya que en el avión no había ninguno, lo cual sigue siendo impactante”, revela al diario Clarín.
Como un tributo emocional y sensorial, Carla Fonseca, actriz, docente y autora, dedica “Hijas del viento” a su padre, José Abelardo. Siente que el estreno de la obra, que busca transformar el dolor en arte, es una celebración de su legado. “Por medio de ella, espero reconciliarme con la falta de respuesta, con la eterna pregunta. Durante la producción, sentí una conexión diaria con mi padre que nunca antes había experimentado”.
Fonseca, optimista, nunca pierde la esperanza. “Siempre mantengo viva la fe, junto a todos los familiares, de hallar algún día una parte, aunque sea pequeña, de quienes viajaban en el avión. Anhelamos un vestigio de nuestros seres queridos, aunque solo sea un pequeño hueso”.
