Las secuelas de un encuentro inesperado
Osqui Guzmán, de 54 años, relata cómo percibe “sombras” que se hacen presentes tanto en sus sueños como en la vigilia. Estos son, según los psicólogos, los resquicios de un impacto emocional significativo. “He hecho el esfuerzo de continuar con mi vida cotidiana, sigo adelante con mi trabajo, compromisos y planes. Sin embargo, ya no soy igual al de antes de esa tarde de miércoles”, expresa Guzmán visiblemente afectado.
Un incidente en el metro
La vida de Osqui dio un vuelco cuando fue abordado de manera abrupta por una oficial de la Policía de la Ciudad. Mientras intentaba validar su acceso en la estación Dorrego de la línea B, una agente le exigió “Identificación, identificación”, arrebatándole el documento sin consentimiento para escanear sus datos. Guzmán, quien se dirigía hacia un ensayo luego de una entrevista, jamás imaginó que viviría un momento como este mientras se preparaba para los debuts de “El Bululú” y “Pedro y el Lobo”.
Un episodio de miedo
Osqui comparte que la situación se extendió lo que le pareció interminable. “Me han detenido múltiples veces por mi aspecto, algo que desafortunadamente se ha vuelto parte de mi realidad habitual”, comenta. Mientras hablaba con su esposa, quien se encontraba en el extranjero, ella bromeó sobre la parada inesperada, sin prever la gravedad del asunto.
Después de despedirse de ella, Osqui se encontró inmóvil por el miedo. “Sentí como si mis labios se hubieran sellado, no podía articular palabra”, confiesa, todavía impresionado por el evento.
El poder de compartir
No pudo conciliar el sueño durante las noches del miércoles y jueves, pues su mente no descansaba y sentía incomodidad tras el golpe que sufrió. “Me atemoricé ante la idea de no poder volver a mi profesión”, revela. Al visitar el Hospital Italiano, descartaron cualquier fractura tras realizarle placas.
Inicialmente, Osqui optó por el silencio, pero las emociones reprimidas le causaban estragos físicos. “Decidí compartir mi experiencia a través de un video que publiqué el viernes”, menciona. El video generó un aluvión de apoyo y solidaridad entre sus colegas, lo que le proporcionó un alivio significativo. “El acto de desahogarme y llorar me permitió encontrar un poco de paz”, reconoce.
Una parte del video, ahora visible en redes sociales, incluye un momento en que Osqui intentó razonar con la oficial: “Le dije que su accionar estaba mal. Me respondió agresivamente, señalando que yo era un ladrón. Traté de explicarle el error, pero ella no escuchó, me golpeó con una macana en la cabeza cuando me defendí verbalmente”.
La situación escaló y quienes querían ayudar fueron apartados. Guzmán reflexiona sobre la reacción irracional e inexplicable de la joven agente, distanciada de cualquier razonamiento lógico. “Era inexplicable ver que tenía un color de piel similar al mío y, aun así, actuó de esa manera. La violencia que enfrenta nuestra sociedad empieza desde los niveles más altos del gobierno”, opina Guzmán.
Aunque varios pasajeros gritaban que Osqui era actor, la oficial persistía en su conducta abusiva. Le revisó la mochila y lo acusó de tenerla solo para robar. Emocionalmente paralizado, Osqui apenas logró hablar.
Osqui se mantuvo firme en exigir sus derechos como ciudadano. “Jamás utilicé mi estatus de actor como defensa. Sostuve que ella debía respetar mis derechos”, dice Guzmán, recordando cómo finalmente otros agentes asumieron el control y resolvieron la situación de manera más cordial.
La oficial terminó pidiendo disculpas, dejándole a Guzmán la opción de presentar una denuncia. Sin embargo, él optó por perdonar, argumentando que todos podemos tener días difíciles. “No elevé una denuncia porque creo en el perdón. No podía responder con la misma violencia y por eso, también le pedí disculpas a ella”, concluye.
Tras el incidente, Osqui sigue procesando el daño emocional. “Me persigue una tristeza profunda, no solo por el trato que recibí, sino por mi propia reacción. Me arrepiento de haber respondido con ira”, admite.
Desde la Policía de la Ciudad informaron a Clarín que se está llevando a cabo una investigación interna para esclarecer responsabilidades. Guzmán se mostró reacio a formalizar una denuncia, prefiriendo un enfoque reconciliador: “Si vuelva a encontrar a esa agente, la invitaría a ver una de mis obras. Quiero que vea quién soy realmente.”
