Posible origen del fuego en Ezeiza: consideran que un derrame químico no gestionado fue el detonante

Un derrame, la falta de una limpieza adecuada y la presencia de tres químicos que nunca deberían haberse encontrado. Este fue el marco ideal para uno de los incendios más memorables de los últimos tiempos.

Investigación del Incendio en Ezeiza

A casi una semana de la conflagración que devastó parte del área industrial de Ezeiza, las pesquisas comienzan a tomar forma. Todo indicaría que un derrame, al mezclarse con otros compuestos químicos, provocó la explosión que se percibió hasta 15 kilómetros de distancia, afectando negocios, viviendas y empresas en Carlos Spegazzini.

Descubrimientos Iniciales

Según las fuentes judiciales citadas por Clarín, se está investigando una potencial contaminación entre diferentes sustancias químicas. Los forenses concluyeron la recolección de muestras este miércoles, y su presencia en el sitio ya no es necesaria.

La línea de investigación más sólida surge del entorno de los trabajadores de Logischem. El viernes, a las 9 de la mañana, un IBC (Contenedor Intermedio para Granel) que contenía peróxido sufrió un desperfecto y derramó su contenido sobre varios palés de madera.

El fósforo rojo se comercializa en latas selladas herméticamente de 20 o 25 kilos y está contenido dentro de una bolsa al vacío.

Relatan que la limpieza fue apresurada y deficitaria. Los palés de madera quedaron impregnados de agua oxigenada, reaccionando desde la mañana del derrame hasta las 20:52, cuando el incendio comenzó en la planta petroquímica. ¿Qué sucede si no se limpian correctamente los palés?

Un experto que colaboró en la empresa y que prefiere mantenerse en el anonimato asegura que si el peróxido se limpia al instante, no hay consecuencias. Pero si permanece en la madera, empieza a activarla gradualmente. “La impregna, la humedece y la calienta. Calienta hasta que enciende llamas”, explica, y eso habría sucedido aquel día.

Los palés ardientes habrían prendido al fósforo rojo cercano. La explosión fue captada en varios videos, mostrando un humo rojo que llamó la atención. Además, interactuó con el fósforo blanco almacenado en grandes bolsas. Todos los químicos acumulados de manera peligrosa.

Al inicio, las sospechas se centraron en el fósforo rojo. Sin embargo, esta sustancia se distribuye en envases herméticos de 20 o 25 kilos, acompañada de una bolsa al vacío. “La única forma de que haya una fuga es por un golpe muy fuerte”, aclara el ex empleado.

Según la información de Clarín, la empresa almacenaba numerosos contenedores de fósforo rojo en la nave siete, junto al peróxido y al fósforo blanco. Una decisión peligrosa dado el potencial destructivo de estos químicos.

“Tenían todo en la misma nave. El fósforo rojo debía ubicarse en la nave uno, dos o tres”, señala la misma fuente. Además, un dato crucial: el peróxido no contaba con una batea de contención (plataformas destinadas a captar derrames).

Sin esa protección, cualquier líquido derramado gotea sobre la madera. “Al no contar con la batea, todo el líquido se dispersó y entró en contacto con los palés de madera”, detalla el ex empleado.

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