La perpetua curiosidad de los porqués

El Inicio de un Camino: Mi Pasión por el Periodismo

Nunca tuve dudas sobre mi elección de estudiar periodismo. Desde siempre, la etapa conocida como la de los “porqués”, típica de los niños entre dos y cuatro años, siempre ha sido parte de mi vida. Me he quedado anclado en esa fase. Al descubrir algo novedoso, como que Plutón ya no es un planeta o que se ha creado un bizarro yogur a base de soja, mi mente se debate entre el por qué, quién lo hizo, cómo así, y qué hay detrás de todo esto.

Persiste la Curiosidad: Una Cualidad Inagotable y Desgastante

Esta curiosidad intrínseca puede resultar agotadora. Nunca doy nada por sentado, lo que a veces resulta irritante, como cuando le formulo demasiadas preguntas a un médico sobre un tratamiento específico, o al arquitecto que trabaja en mi renovación sobre el grosor de los cristales elegidos. Mientras que las primeras preguntas suelen responderse con paciencia, la reiteración tiende a incomodar. Sin embargo, creo firmemente en mantener mi derecho a decidir y entender. A veces, tengo que aceptar la realidad y admitir que “hasta aquí puedo llegar”.

El Periodismo: Una Conversación Profunda

En el ámbito del periodismo, esta característica ha sido extremadamente beneficiosa. Al principio, mis tareas estaban enfocadas principalmente en el análisis y la opinión. Disfrutaba de ello, pero siempre sentí que algo se nos escapaba. ¿Por qué no explorar también cómo vivimos nuestras historias de amor, cómo lidiamos con la tristeza y los procesos de duelo? Sin duda, en este terreno, cuestionar se convierte en mi herramienta predilecta.

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Compartiendo Historias Personales sin Pudor

Frecuentemente, los temas tratados en esta sección son muy íntimos. Los lectores a menudo me cuestionan si no me siento expuesto al preguntar y escribir sobre tópicos que uno normalmente comparte con alguien muy cercano. A veces incluso con nadie. Dudan si los autores de estos textos experimentan sensaciones similares al abrirse de esta forma.

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Empatía y Autodescubrimiento

La respuesta simple es que no, salvo algunas excepciones. Esto es así no por falta de inhibiciones, sino porque hemos logrado construir un ambiente de empatía donde compartimos asuntos que nos importan. Preguntamos por qué para entendernos en el reflejo de los otros. La curiosidad, al fin y al cabo, es una vía para descubrir quiénes somos a través del otro.

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