La interacción con los animales desafía nuestros comportamientos habituales. En Argentina, somos consumidores de carne y rara vez reflexionamos sobre el hecho de que programamos sacrificios para alimentarnos. Personalmente, lo experimento de esta forma: al disfrutar de un corte de carne, un filete de pescado o una milanesa de pollo, no siento remordimiento. Sin embargo, al observar un camión lleno de vacas camino al matadero y recibir su mirada, hay algo que se mueve dentro de mí. Aunque, confieso, termino olvidándolo.
Muchos también nos escandalizamos al enterarnos de que en ciertas culturas se consumen perros, pero nadie se extraña si cocinamos una perdiz. ¿Todos los animales merecen el mismo respeto para no convertirse en comida o solo aquellos por los que sentimos empatía? Ni los gatos ni los perros están en nuestras cazuelas, evidentemente. Pero también escucho murmullos de sorpresa al mencionar carnes exóticas, como la de canguro -por ser tan simpáticos y saltarines- o de cebra, tan elegantes ellas. Aunque no se trate de una clasificación científica, parece ser verdad: nos incomoda consumir aquellos animales con los que establecemos algún tipo de comunicación o que, en nuestra consideración, poseen características especiales.
Valores Culturales y Su Influencia
Es conocido que, en el hinduismo, la vaca es vista como un ser sagrado, y consumirla es considerado una ofensa, llegando incluso a prohibirse su venta en varios lugares. Como ocurre con toda historia, no está claro si esta veneración surge debido a lo que la vaca proporciona (como la leche, yogur, o mantequilla) o si se trata de una necesidad de buscar una conexión con lo natural que nos trascienda, que vaya más allá de nosotros mismos.
La Comercialización: Una Visión Oculta
En oposición a la idea de una tierra generosa que nos alimenta, emergen las estrategias de marketing que nos esconden realidades incómodas. Las carnicerías donde se mostraban las reses van quedando atrás. Hoy, son tiendas elegantes donde el producto se desliga del sacrificio. Y qué decir de las tradicionales pollerías de antaño donde uno elegía el ave y la sacrificaban en el momento, o de la manera en que se sacrificaban a los cerdos.
Perspectivas Personales sobre el Consumo de Carne
Cada persona tiene su propia perspectiva sobre si consumir carne es injusto o simplemente parte del ciclo vital. Sin embargo, resulta cierto que cuando el sacrificio animal se oculta, es porque algo de gran incomodidad radica en ese acto.
Reflexiones Finales
En última instancia, la forma en que nos relacionamos con las diferentes especies animales y nuestra decisión de consumirlas o no, está profundamente entrelazada con valores culturales, personales y la conexión que sentimos hacia ellas. Esta compleja relación sigue suscitando debates y reflexiones sobre nuestras prácticas alimentarias y éticas.
