Descubriendo la Vocación
“Para mí, ser docente es el mejor trabajo que puede haber”, comenta entusiasmada Karina Sarro durante una conversación con Clarín. Explica que esto lo siente cada vez que observa cómo sus estudiantes asimilan los conocimientos, especialmente cuando ellos mismos se lo expresan y le agradecen por lo que han aprendido.
Impacto Local en Buenos Aires
Sarro, oriunda de Moreno en el conurbano oeste de Buenos Aires, imparte clases en cuatro instituciones educativas de esa localidad. Trabaja en una escuela secundaria perteneciente a la Universidad Nacional de Moreno, en dos centros educativos para adultos y en una “escuela container”, donde las aulas, describe, alcanzan temperaturas tan elevadas que en el verano se ve forzada a llevar sus clases al exterior, disfrutando de la sombra que ofrece un árbol.
Tecnología en el Aula
Especializada en la incorporación de tecnología en la enseñanza, Sarro ha logrado aplicar innovaciones aún en entornos con limitaciones significativas.
Reconocimiento Internacional
Gracias a su dedicación y trabajo en Buenos Aires, Sarro ha sido reconocida por la Fundación Varkey y la Unesco como una de las diez mejores educadoras a nivel global en el Global Teacher Prize, considerado el “Nobel de la Educación”.
Sarro fue seleccionada entre más de 5,000 participantes de 89 naciones. El maestro que conquiste el primer lugar recibirá un premio de un millón de dólares, siendo anunciado durante la Cumbre Mundial de Gobiernos en Dubái del 11 al 13 de febrero, donde Karina espera con ansias asistir.
Karina Sarro tiene formación en profesorado y Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Moreno, complementada con una especialización en educación y tecnologías emergentes en FLACSO. Actualmente, continúa sus estudios en la Universidad Europea.
Además de su formación académica, Sarro también dedica tiempo a la escritura. Está desarrollando su cuarto libro centrado en tecnologías inmersivas, dirigido a docentes interesados en aplicar estas herramientas en sus aulas, desde la realidad aumentada hasta la mixta y virtual.
“Mi deseo es ver a todos los docentes usar estas tecnologías en sus clases”, comenta Sarro.
Frente a la pregunta de Clarín sobre la implementación de estas innovaciones en contextos con limitaciones económicas, Sarro explica: “Es posible. Por ejemplo, nosotros construimos los Cardboard con cartón y utilizamos bases de botellas para crear lentes de realidad virtual”.
¿Qué hará si se lleva el premio de un millón de dólares? Karina tiene claro su objetivo: montar una consultora educativa para promover que más docentes incorporen tecnología en sus aulas.
“Quiero que esta experiencia se expanda por toda la Argentina, sensibilizar a los docentes, brindarles formación continua. Mi pasión es contagiosa y quiero compartirla”, comparte Sarro con entusiasmo.
El Prestigiado Certamen
El Global Teacher Prize se celebra anualmente y está abierto a docentes activos en la educación obligatoria. Los aspirantes deben dedicar al menos 10 horas semanales a la enseñanza.
A los candidatos se les evalúa por sus estrategias innovadoras en la enseñanza, los resultados de aprendizaje que logran, su impacto en la comunidad más allá del aula y su capacidad para fomentar que los alumnos se conviertan en ciudadanos globales. También se examina cómo contribuyen a elevar la profesión docente y si cuentan con el reconocimiento de instituciones externas.
Entre los otros nueve finalistas de este año se encuentran Mansour Almansour (Arabia Saudita), Tionge Mtambo (Malawi), Erick Hueck (EE.UU.), Brett Dascombe (Australia), Ramón Majé Floriano (Colombia), Mohammad Imran Khan Mewati (India), Muhammad Namzi (Malasia), Celine Haller (Francia) y Subash Chandar (Nueva Zelanda).