Iniciativa Legal: Ley de Financiamiento Educativo
En 2005, se promulgó en nuestro territorio la Ley 26.075 destinada al Financiamiento Educativo. Esta legislación obliga al incremento en la asignación de recursos para educación, ciencia y tecnología por parte de las autoridades nacionales, provinciales y de CABA, con el objetivo de alcanzar un 6% del Producto Interno Bruto.
Propósitos Fundamentales del Aumento
Comprender las razones detrás de esta ley es crucial. El primer artículo de esta normativa estipula que el incremento está diseñado para asegurar la igualdad en las oportunidades educativas, respaldar las políticas que buscan mejorar la calidad en la enseñanza y reforzar la investigación científica-tecnológica, reafirmando así el papel esencial de la educación y la ciencia en el progreso económico y social-cultural del país.
Meta numérica y su Relevancia
Si bien el objetivo general estaba claro, los legisladores fueron más allá. No querían dejar a discreción de los gobiernos el alcance de esta meta, por lo que decidieron establecer un límite concreto que guía las acciones estatales.
Este objetivo del 6% estuvo cerca de alcanzarse en 2010, con éxito total en 2015. Sin embargo, desde 2016, el aporte económico disminuyó, incumpliendo el porcentaje fijado tanto por la ley original de Financiamiento como por el artículo 9 de la Ley de Educación Nacional—una obligación vigente que garantiza un apoyo financiero al Sistema Educativo Nacional, estableciendo que el presupuesto consolidado, compuesto por el Estado Nacional, Provincias y CABA para educación, no debe ser menor al 6% del PIB.
Este porcentaje del 6% proviene de un estándar internacional promovido por la UNESCO –específicamente la Declaración de Dakar del año 2000. Además, varios países latinoamericanos han adoptado esta medida, excepto Brasil, que hace más de una década implementó por ley 13.005 un Plan Nacional de Educación que proyecta hasta 2024, donde se comprometió a aumentar la inversión educativa al menos al 10% del PIB, mostrando una visión audaz de esta nación.
Comprometerse a invertir en el área educativa es vital. A nivel internacional, hay un consenso significativo respaldado por centros de pensamiento, universidades, organismos multilaterales e incluso Premios Nobel de Economía, todos en favor de esta inversión.
¿Por qué esta inversión es crucial para Argentina en la actualidad? Aquí se ofrecen tres razones esenciales:
1) Justicia social: Actualmente hay enormes desigualdades educativas, afectando principalmente a los estudiantes de los sectores más vulnerables que caen en la “carencia de aprendizaje” y en un “ciclo generacional pernicioso” que requiere una solución urgente.
2) Progreso económico: Los estudiantes que no alcanzan los aprendizajes básicos (el 86% no logra realizar operaciones básicas en Matemática y el 55% de los jóvenes no comprende lo que leen) generan una pérdida en competitividad y reduce la capacidad de atraer inversiones.
3) Democracia y cohesión social: Una población sin adecuada educación debilita el ejercicio de sus derechos y deberes y aumenta el riesgo de conflictos sociales.
Tres Premios Nobel, con diferentes corrientes ideológicas, lo hayan expresado claramente: “…una sociedad que ignora la instrucción de sus ciudadanos está restringiendo dramáticamente su propio desarrollo económico y social”: Milton Friedman. “Una comunidad que no remunera debidamente a sus educadores es una que se conforma con la pobreza de sus capacidades”: Amartya Sen.
Joseph Stiglitz añade: “No existe inversión más rentable que la educación y no hay elemento más crucial que los educadores. Reducir los salarios de los docentes o descuidar su formación es el camino más rápido hacia la mediocridad y la desigualdad”.
