Innovación digital en acción
En La Plata, un joven exalumno ingresó al patio de su antigua escuela sin su camiseta, atacando a otros estudiantes en un conflicto que terminó con una supervisora herida. Este trágico incidente se opone a un estudio realizado en seis escuelas de Argentina y Uruguay, donde participaron más de 300 estudiantes que inicialmente podrían comportarse de manera similar.
En estas instituciones, científicos de la Universidad Austral y el CONICET investigaron si la tecnología, a menudo criticada por sus impactos desfavorables en los jóvenes, podría fomentar valores éticos y conductas prosociales desde la infancia.
Los resultados de este proyecto indicaron que, al menos dentro del marco de esta prueba controlada, la tecnología logró incrementar la empatía, la gratitud y las acciones solidarias, con efectos positivos que perduraron hasta tres meses después. Estos descubrimientos se dieron a conocer en la revista académica Journal of Moral Education.
Metodología del estudio
¿Qué implicó el estudio? Los investigadores crearon una plataforma digital nombrada “Little Hero” (Pequeño Héroe), que incluye principalmente un videojuego con actividades basadas en breves videos educativos sobre psicología.
“Las diversas actividades del programa se centran en cuatro temas principales. Se empieza con actividades de empatía, sigue con gratitud, luego emociones positivas, y finalmente prosocialidad, que son actos de solidaridad entre los niños”, explica Belén Mesurado, directora de Psicología de la Universidad Austral y coautora del estudio junto al doctor en Psicología Santiago Resett.
El programa se aplicó a niños de entre 9 y 11 años en escuelas de Argentina y Uruguay, una etapa crucial para establecer relaciones más saludables en el futuro. Otros estudios evidencian que niños más prosociales disfrutan de mejor autoestima, presentan menos síntomas de depresión, se relacionan mejor con sus pares y tienen mejores resultados académicos.
El proyecto contó con el respaldo de la Templeton World Charity Foundation y se inserta en una línea de investigación sobre educación ética y el bienestar humano liderada por Mesurado desde el CONICET y la Universidad Austral.
Con los resultados positivos en las escuelas de Argentina y Uruguay, el equipo tiene planes de extender el uso del programa a otras naciones de América Latina.
Protector ante problemas del desarrollo
¿Cómo comenzó el proyecto de Little Hero? Mesurado explica que la iniciativa nació como una actividad multidisciplinaria que involucró a académicos de diversas áreas de la Universidad Austral, incluyendo filósofos, psicólogos, desarrolladores, diseñadores y locutores.
“Diseñamos un videojuego que pudiera sensibilizar a los niños sobre la importancia de ser empáticos, agradecidos y solidarios con los demás, además de fomentar emociones positivas”, añadió.
“Queríamos ofrecer un programa tecnológico que actuara como protector ante problemas como la agresividad, la depresión y la ansiedad, dado que se ha demostrado que el comportamiento prosocial puede servir como un escudo frente a trastornos mentales”, comentó Mesurado, investigadora principal del CONICET en el Instituto de Filosofía de la Universidad Austral.
Los investigadores de la Universidad Austral aseguran que han recopilado suficiente evidencia para afirmar que el programa es efectivo y estable para fomentar la socialidad, la gratitud, las emociones positivas y la empatía.
“El videojuego es apto para aplicar en más instituciones educativas de Argentina, y está disponible sin costo. Las escuelas pueden contactarnos para implementar el programa”, señala.
Explica que el acceso es gratuito, pero no abierto, ya que las instituciones interesadas deben ponerse en contacto para obtener un código.
– ¿Debería utilizar este producto en más escuelas del país? preguntó Clarín.
“Es una herramienta sólida y válida para fomentar estos aspectos positivos en el desarrollo de los niños. Sería una excelente ocasión para que otras instituciones educativas consideren su implementación en sus aulas o como actividades extracurriculares”, respondió.
El impacto de las pantallas
“En tiempos caracterizados por el ciberacoso, la violencia en línea y el individualismo, los resultados de esta investigación mandan un mensaje esperanzador: las tecnologías no son inherentemente buenas ni malas; todo depende de cómo se usen. ‘Little Hero’ prueba que las mismas pantallas que a veces distraen o aíslan, también pueden usarse para cultivar la empatía, la cooperación y la paz interior”, sostienen desde la Universidad Austral.
Mesurado enfatiza que “el verdadero desafío de la educación moderna no es prohibir la tecnología, sino enseñar a emplearla para construir relaciones más humanas. Los niños ya habitan un mundo digital; guiarlos para florecer en ese entorno es una obligación tanto educativa como moral”.
