En el año 2020, cuando la pandemia detuvo al mundo, Federico Ortiz se mantuvo activo. Con un espíritu emprendedor que lo ha caracterizado siempre, identificó un problema evidente en su trabajo en el sector privado: la brecha digital estaba excluyendo a muchas personas del ámbito laboral y sus oportunidades de progreso profesional. Fue en este escenario donde surgió “Programo Mi Futuro”, una iniciativa que empezó como una plataforma de formación gratuita en programación y se transformó en un movimiento educativo con trascendencia nacional e internacional.
La Misión de Disminuir la Brecha Digital
“Quise crear una herramienta accesible para todos, para reducir la brecha digital y promover la equidad en el acceso a las herramientas tecnológicas”, comenta Ortiz. Su experiencia como secretario de Modernización de la ciudad de La Plata subrayó la urgente necesidad de capacitarse en competencias tecnológicas. Así, comenzó a reunir cursos de programación patrocinados por empresas y los ofrecía sin coste para quienes desearan aprender.
Expansión y Diversificación de Cursos
No obstante, el proyecto no se limitó solo a la programación. Con el tiempo, se expandió y añadió nuevas áreas de formación, adecuándose a las demandas del entorno laboral y a los intereses de los participantes. Actualmente, “Programo Mi Futuro” cuenta con más de 20 cursos, incluyendo disciplinas como inteligencia artificial, marketing digital, construcción de marca personal, oratoria, ventas y muchos más. “Todos los cursos son completamente gratuitos y están impartidos por expertos reconocidos, algunos de ellos de prestigio internacional”, aclara.
Impacto y Testimonios Inspiradores
Un ejemplo claro es el curso de ventas, impartido por un especialista en Miami, o el curso de oratoria, dirigido por un experto en neurolingüística, además del curso de bienes raíces, ofrecido por uno de los mejores vendedores de Argentina y Uruguay.
El efecto de la iniciativa fue impresionante. En su primer semestre de 2020, 500 personas participaron en los cursos. Para el segundo semestre de 2024, la cantidad de inscritos creció a 40,000 de todo el país. “Conseguimos que el programa tuviera un alcance federal. Recibimos historias emocionantes de personas de toda Argentina”, comenta Ortiz con orgullo.
Una de estas historias es la de Guillerma, una profesora retirada de Chubut que encontró en el programa una forma de reinventarse durante la pandemia. Comenzó comprando cuero para reparar la asa de una pava. Con el sobrante de material, miró videos en YouTube y aprendió a hacer bolsos. Luego, se unió al curso de marketing digital del programa para comercializar sus productos. Hoy, tiene su propia marca y vende sus creaciones en redes sociales. “Es un ejemplo perfecto de cómo el conocimiento puede ser un motor de cambio”, destaca Ortiz.
Además de los cursos, la iniciativa ha fomentado un sentido de comunidad. Se organizan encuentros virtuales y presenciales donde los estudiantes pueden compartir experiencias y generar redes. “Realizamos presentaciones donde los docentes exponen sus temas y mostramos casos de éxito que inspiran a otros”, describe Ortiz.
El crecimiento del programa impulsó la creación de una fundación que garantiza la gratuidad de los cursos y cuenta con docentes que colaboran sin fines de lucro. También se han establecido alianzas con instituciones como la Universidad Nacional de La Plata y la Universidad Católica. Las certificaciones son otorgadas por dos organismos internacionales: CSB Global y G-Certi.
“Más allá de aprender a programar, lo esencial es reconocer que hoy el conocimiento está al alcance de todos, y la clave está en saber adaptarse, liderarse a uno mismo y aprovechar las oportunidades”, afirma. Para él, el mayor logro de “Programo Mi Futuro” reside no en las estadísticas, sino en las historias de transformación personal.
