En una época donde la conexión constante desafía nuestra atención, las escuelas enfrentan un reto serio. El uso del celular en las aulas compromete la capacidad de concentración, afecta el aprendizaje, influye en las emociones y perjudica el desempeño académico, además de facilitar menos interacciones sociales entre los alumnos.
Con esto en mente, el Ministerio de Educación de la Ciudad de Buenos Aires estableció directrices en agosto del año pasado para controlar el empleo de dispositivos móviles en las instituciones educativas de la ciudad, diferenciando claramente entre usos educativos y de ocio. La discusión provoca muchas opiniones, pero la realidad es que los estudiantes están más presentes en las pantallas que en su entorno inmediato.
En consecuencia, varios colegios en Buenos Aires y otras provincias están aplicando métodos pedagógicos para fomentar una relación más equilibrada y consciente con la tecnología.
Métodos en Escuelas de Buenos Aires
En la Escuela de Educación Media N° 6, del distrito escolar 19 en Villa Soldati, se diagnosticó bajo rendimiento académico y muchas quejas de convivencia, siendo el uso del móvil en clase el factor común detrás de actividades indeseadas como la transmisión en vivo en las aulas o conflictos en redes sociales.
Martín Ortiz Herrero, director de la EEM N 6, comenta que la dispersión y falta de atención eran preocupantes. Además, el incremento en la intolerancia y discursos agresivos hacía imposible llevar a cabo ciertos proyectos que requieren una atención más prolongada. “El estímulo auditivo y visual que ofrece una pantalla es diferente al de una interacción cara a cara”, recalca Ortiz Herrero en una plática con Clarín.
Enfoque en la Lectura
En febrero de 2024, iniciaron el proyecto “recuperando la atención y la concentración”. La estrategia fue enfocarse en textos atractivos e invitar a escritores para atraer a los alumnos hacia los libros impresos. Ortiz Herrero afirma: “Leer en pantallas no genera el mismo tipo de memoria”.
Zoe Chamorro, que cursa el último año en el colegio, valora esta iniciativa, pues le facilita seguir el ritmo de las clases. Opina que “el móvil puede ser adictivo. Muchos compañeros lo usan en clase, pero luego, al revisar sus notas en casa, no entienden nada”.
Según Ortiz Herrero, los resultados han sido positivos: se redujeron las sanciones y los maestros dedican menos tiempo a comenzar las clases. Los alumnos han comprendido que esto les beneficia. Aunque la aval de la resolución ministerial ha sido útil, las frecuentes rotaciones de docentes y los cambios en la matrícula suponen un desafío para mantener el proyecto. “Este año, sentimos que estamos empezando de nuevo”, reflexiona Ortiz Herrero.
Prácticas en Otras Instituciones
En el colegio NEA 2000 de Belgrano, desde 2011, combinan la lectura silenciosa compartida con sesiones de meditación guiada, actividad que se realiza semanalmente en primaria. La jornada comienza con una reflexión guiada por padres especializados, seguido por 30 minutos de lectura silenciosa.
Alejandra Salonia, directora de NEA 2000, explica que tales espacios ayudan a los chicos a ejercitar la concentración, fomentar el desarrollo cognitivo, y desconectarse del entorno externo para volver a conectarse consigo mismos. “Queremos guiarles hacia una relación más sana con su interior y el conocimiento”, comenta.
Una estudiante de 12 años en 7° grado comparte su experiencia: “Me gusta comenzar el día con lectura. Sentarnos en círculo como familia es increíble, y me encanta poder elegir un libro para llevar a casa”.
Salonia asegura que la concentración mejora la atención, la comprensión lectora, y la autonomía; además, reduce el estrés aumentando el rendimiento escolar.
Otras Estrategias y Resultados
En el instituto Nuestra Señora de Las Nieves en Mataderos, Agustín Pereda, director de primaria, resalta que aplicaron la resolución de reducir el uso de móviles al mínimo, incluso en recreos, priorizando el contacto humano. “La escuela es esencial para socializar adecuadamente, así que fomentamos el diálogo cara a cara”, dice.
David Solari, rector de secundaria, indica que en su institución, sólo se permite el celular con fines educativos si el profesor lo requiere. Durante los recreos, el móvil solo se usa para pagos QR en la cafetería y librería del colegio. “Nos dimos cuenta de estudiantes apostando en línea y presentando síntomas de ludopatía”, señala.
El colegio implementó talleres para concienciar sobre los riesgos de dependencia al celular. Si se infringe la norma, se levanta un reporte que puede convertirse en suspensión acumulada.
Otras instituciones también han comenzado a implementar medidas similares, como el colegio San Luis Gonzaga de Mendoza, donde los alumnos dejan sus móviles al entrar a clase. Emanuel Sánchez, su director, enfatiza la importancia de un enfoque consciente con la tecnología para potenciar el aprendizaje y la convivencia.
Esta reorganización busca mantener el mensaje central intacto mientras cambia el orden y las palabras, además de incluir encabezados H2 para estructurar mejor el contenido.