El estilo perdurable de un periodista ingenioso y culto

El Legado de un Periodista Inolvidable

Con una habilidad nata y formación sólida, este periodista cargó sobre sus hombros las virtudes que definen a los comunicadores innatos. Su prosa impecable, basada en un uso excelente del idioma español, aderezada con ironía y el inconfundible sello de una mente culta y bien leída, marcó su destacada presencia tanto en la radio como en la televisión, dejando una huella imborrable en TN, caracterizándose por su estilo propio conocido como “El toque Mactas”. Se caracterizó por una pausada, inteligente y mordaz combinación de ironía y nostalgia. Incluso incursionó en el mundo del cine, tanto detrás del guion junto a Aída Bortnik, como delante de las cámaras en compañía del mítico Dringue Farías. Sin embargo, al pasar de las décadas, talentos como el suyo comenzaron a diluirse entre la creciente ola de panelistas e influencers que dieron un nuevo rostro al periodismo.

Mario Mactas: Más que un Trayecto Profesional

Mario Mactas, quien falleció el sábado a los 80 años en la Fundación Favaloro debido a una neumonía que finalmente lo venció, se destacó no solo por su admirable carrera, sino también por ser un testigo de numerosas vivencias argentinas.

Un Camino Influenciado por Dos Épocas

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Dividido entre dos generaciones, Mactas navegó entre la vieja bohemia y la irreverente juventud que emergió en los años 60 y 70. Esta dualidad le permitió desafiar con creatividad y talento los mitos más arraigados en la profesión. No renunció a la inspiración de las noches interminables y las discusiones apasionadas propias de su generación, formación que adquirió en el Nacional Buenos Aires y parcialmente en la UBA. Su vida reflejaba un deseo de sanar y aprender.

Maestro en un Arte en Extinción

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Practicó el periodismo como un arte manual, en tributo a esos mentores silenciosos de las antiguas redacciones. Desarrolló su carrera en reconocidas publicaciones como la revista Gente, aportándole prestigio junto a otras notables figuras del periodismo, enfrentando la dirección editorial con destreza.

Fue un referente periodístico de una era en tránsito, un país dividido entre sus raíces y el exilio español, que lo acogió y permitió redescubrir el gozo de la vida en ciudades como Madrid y Barcelona. Vivió una década en España, colaborando con medios como Interviú y Paris Match, y en agencias de publicidad, especialmente en Sitges, Cataluña. Su exilio comenzó en Colombia, continuó en París y culminó en la España de tonadas coloquiales que adquirió al hablar.

En Argentina, se involucró en el torbellino de conflictos debido a su valiente expresión de ideas en medio de un entorno agobiado por rígidas ideologías y represión. En 1977, las amenazas lo obligaron a dejar el país en un día. Se destacó en la icónica Satiricón, una revista de humor mordaz, que retaba a los censores de la dictadura junto a un grupo brillante de colaboradores.

Nacido en Buenos Aires, el 13 de agosto de 1944, pasó su niñez en Carlos Casares, cuyos recuerdos guardaba con gratitud. Su tía Albertina influyó profundamente en su amor por la lectura y por el lugar al que consideró hogar durante décadas. Con el retorno de la democracia, Mactas volvió a Argentina, donde sus dotes florecieron en múltiples ámbitos, desde la televisión hasta la radio, especialmente en su famoso show con Rolando Hanglin en Radio Continental, cuya química los hizo ganar el premio Konex radial.

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En cada reconocimiento recibido, desde las publicaciones hasta el título de Personalidad Destacada de la Cultura por la Legislatura porteña, se celebraba su vasta contribución al periodismo y la cultura. Tuvo una vida sentimental llena de pasión, con varios matrimonios e hijos, entre ellos Mariana, también periodista, quien celebró la trayectoria de su padre en el documental “Un tal Mario”. Este tributo personal quizás le permitió a Mactas reconocer el impacto profundo de su legado.

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