¿A quién le teme el miedo?

La sabiduría antigua en el presente

El misterio sobre la existencia de Lao-Tse, conocido como el fundador del taoísmo, sigue sin resolverse. Se debate si fue una figura real o simplemente un compendio de conocimientos de su época, posiblemente alrededor del siglo IV a.C. De lo que no cabe duda es de que una de sus frases más célebres sigue resonando hoy en día: “Un viaje de mil millas comienza con un paso”. Esta frase nos invita a no dejarnos abrumar por tareas que parecen monumentales, sino a animarnos a dar el primer paso, despacio pero con firmeza.

Aplicaciones en la vida y el deporte

El consejo de Lao-Tse resulta útil no solo para el ámbito deportivo (¿acaso el famoso “Just do it” de Nike no captura esta misma filosofía en el mundo del marketing?), sino también para muchos otros retos y metas personales. En una era donde lo inmediato es lo que reina, abordar un proceso de manera reflexiva parece un desafío. Sin embargo, no es tan complejo si se adopta una perspectiva que contemple un horizonte más amplio. Permítanme ilustrarlo con un ejemplo personal: además de trabajar como periodista, soy empleado de una librería y con frecuencia observo a clientes abandonando libros simplemente porque les parecen demasiado extensos.

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Para aquellos interesados en un título o autor particular, les sugiero comenzar por algo más manejable: “Empieza leyendo cuatro páginas cada día y sigue así”. Muchos de estos lectores terminan regresando, expresando su sorpresa y alegría al descubrir que leer el libro fue más sencillo y rápido de lo previsto. La clave está en comenzar el trayecto y no dejarse intimidar por la supuesta magnitud del desafío.

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Sin embargo, no todas las iniciativas comienzan en solitario. En Argentina, un país donde frecuentemente los proyectos grupales tienden a fracasar, resulta significativo ver cómo una actividad como una “maratón” de nado, organizada en honor a la tripulación de un submarino accidentado, se lleva a cabo con éxito. Tanto los participantes como los organizadores seguramente sintieron, en algún punto, que el reto era gigantesco, pero optaron por seguir adelante. La perseverancia, la pasión y los objetivos definidos no son solo ideales abstractos; tienen un impacto muy concreto cuando nos enfrentamos a proyectos que nos inspiran a declarar “yo también quiero ser parte”.

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