Stefan Oerlich, con 56 años, se ha convertido en una figura destacada dentro del panorama farmacéutico mundial. Su viaje comenzó hace más de treinta años en Buenos Aires, en una época de cambios bajo la presidencia de Carlos Menem, cuando inició su carrera laboral como representante médico. ¿De qué manera logró ascender al liderazgo en el ámbito farmacéutico global?
El comienzo en Buenos Aires
Actualmente Oerlich ocupa una oficina en el piso 14° de la sede principal de Bayer en Berlín. Recibió al periódico Clarín después de una jornada de eventos en la empresa que pusieron en relieve diversos proyectos actuales y futuros ante periodistas de distintas partes de Europa, Asia y América durante el “Bayer Media Day”. En este evento, moderado por la presentadora Melinda Crane, diez expertos discutieron sobre nuevos tratamientos para condiciones como el cáncer de próstata, insuficiencia cardíaca, menopausia y Parkinson.
Desarrollo de innovaciones farmacéuticas
Entre las presentaciones se destacó la crítica de Dominik Rüttinger, un experto en oncología, quien se mostró en contra de transformar el cáncer en una enfermedad crónica pues su objetivo es curarla. Esta perspectiva resuena entre los avances prometedores que ofrecen la inteligencia artificial y las jóvenes startups en salud, las cuales representan un refrescante impulso para la compañía con más de 150 años de antigüedad.
El liderazgo de Oerlich
Desde 2018, Oerlich lidera la División Farmacéutica de Bayer, responsable del 40% de los ingresos mundiales, complementados también por las áreas de medicamentos de venta libre y productos agrícolas. Además, es el primer vicepresidente de la Federación Europea de Industrias y Asociaciones Farmacéuticas, un título que probablemente evolucione a presidencia en breve.
Su influencia es clave en la gestión de presupuestos privados y en decidir el acceso a futuros tratamientos para mejorar la calidad de vida de los pacientes. Aunque es originario de Alemania, su español, aprendido en su tiempo en Argentina, todavía conserva rastros de ese tiempo pasado. Se formó académicamente en Francia, y comenzó su carrera en Bayer como aprendiz a los 20 años.
El trayecto de Oerlich en Argentina
Oerlich recuerda una etapa inusual cuando, recién formado en Bayer gracias a un programa de entrenamiento, fue designado para trabajar en Argentina, un territorio completamente desconocido para él. En 1993, acompañado de su esposa, llegó a Buenos Aires sin entender el idioma, lo que lo impulsó a aprender rápidamente español mientras desarrollaba su primer trabajo en ventas.
Adoptando el apodo de “El Alemancito”, Oerlich logró ganar la atención de los médicos pese a su escaso dominio del español. Pasó horas en consultorios explicando productos farmacéuticos, lo que no era algo habitual para ellos, brindándole una inesperada ventaja competitiva.
Su carrera avanzó rápidamente: después de un año como visitador médico, ascendió a gerente de producto y pronto fue promovido a un puesto gerencial en Uruguay. En ese tiempo, junto a su esposa, tuvieron a su primera hija, que nació en Argentina, un país que todavía guarda en su corazón.
A pesar de las dificultades iniciales al llegar a Argentina, el país se ganó el cariño de Oerlich, quien visita Buenos Aires con frecuencia y siente una conexión especial con el lugar, a pesar de los cambios que ha experimentado con los años.
En cuanto a los desafíos actuales, Oerlich destaca la importancia de hacer que los medicamentos sean accesibles, incluso en economías debilitadas. Aunque los precios de las terapias modernas pueden ser elevados, enfatiza que la clave radica en la sostenibilidad de los sistemas de salud, más allá del precio de los medicamentos.
En particular, resalta la necesidad de soluciones innovadoras para financiar las nuevas generaciones de medicamentos, como esquemas de pago en cuotas basados en la eficacia de los tratamientos, que ofrezcan a más personas acceso a estas terapias avanzadas.
Para finalizar, en un gesto simbólico, Oerlich posó junto a la vista de Berlín desde su oficina, indicando el lugar donde una vez estuvo el Muro. Sus recuerdos del pasado se entrelazan con su presente y los principios del libre mercado que ha defendido a lo largo de su trayectoria, ofreciendo una perspectiva única de su papel crucial en el sector farmacéutico mundial.
