Científicos reevaluaron la duración del Universo y el desenlace podría llegar antes de lo esperado

Las teorías acerca del inicio del Universo y del Big Bang tienen un respaldo científico considerablemente mayor que las teorías sobre su eventual fin. Durante años, los científicos se han cuestionado cómo será el momento indescriptible en que lo existente desaparecerá. Es un escenario casi imposible de imaginar, en el cual intervienen algunos conceptos físicos un poco complejos.

De manera similar a cómo se ha aceptado que el Universo surgió de un punto inicial de masa que comenzó a expandirse de manera continua, su oposición se conoce como el Big Crunch o Gran Colapso. Esto sucedería cuando esa expansión se revertiera, dando inicio a un proceso de contracción.

El Desafío del Fin del Universo

Determinar cuándo ese proceso llegará a su conclusión es una de las grandes inquietudes de los especialistas. Frecuentemente, nuevos estudios ajustan la cantidad de años restantes, como si hubiera una necesidad urgente de tenerlo en cuenta.

Previamente, el último estudio había sido realizado por tres investigadores de la Universidad de Princeton y emitido en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences. En él, se afirmaba que el final del Universo sería dentro de 65 millones de años, un intervalo realmente corto comparado con los 13.800 millones de años de la existencia del Universo.

Un reciente análisis elaborado por investigadores de China, España y Estados Unidos, y publicado en la revista Journal of Cosmology and Astroparticle Physics, actualiza esa estimación. Aunque para los humanos cualquier cifra sigue siendo enorme, para la cosmología, este nuevo cálculo es significativo, indicando que el fin podría ocurrir en 20 mil millones de años.

Cúmulo de galaxias Abell 2261, captado por el Telescopio Espacial Hubble. Foto: NASA

“Durante las últimas dos décadas, se creyó que la constante cosmológica era positiva y que el Universo se expandiría indefinidamente. Sin embargo, los nuevos datos sugieren que podría ser negativa, lo que implicaría un final para el Universo”, afirmó Henry Tye en una nota de prensa de la Universidad de Cornell.

El Rol de la Constante Cosmológica

La constante cosmológica, representada por λ, fue propuesta por Albert Einstein en 1917 y es fundamental en la teoría de la relatividad general. Se cree comúnmente que una λ positiva favorece la expansión del Universo. En cambio, una λ negativa podría detenerla.

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Los expertos explicaron que estas acciones son posibles gracias a la energía oscura, una forma misteriosa de energía que no emite luz y llena uniformemente el espacio, probablemente impulsando la expansión acelerada del Universo. Este gran avance rompió con la inclinación previa de que la expansión debía desacelerarse con el tiempo, otorgando a tres científicos el Nobel de Física en 2011.

Para modelar un Universo bajo el efecto de energía oscura con λ negativo, los investigadores se basaron en el comportamiento de los axiones, partículas muy ligeras de esta materia. Basándose en lo que se sabe, observaron su evolución temporal. Al comienzo actúan como fuerza expansiva, pero después de millones de años, esa energía disminuye, permitiendo que una fuerza de colapso tome el control.

“Esta crisis definirá el fin del Universo”, escribió Tye. Su modelo estima que esta gran crisis ocurrirá en 20 mil millones de años, respaldado por los informes del Dark Energy Survey, en Chile, y del Dark Energy Spectroscopic Instrument, en Arizona. Ambos observatorios, situados en distintos hemisferios, ofrecen datos concordantes.

Vista del centro abultado de la Vía Láctea desde la meseta de Chajnantor, desierto de Atacama.

El propósito del estudio de la energía oscura por parte de estos grupos es verificar si realmente proviene de una constante cosmológica pura. Sin embargo, han descubierto que el Universo no está dominado sólo por esta constante, ya que la energía oscura tiene una dimensión adicional.

Tye y su equipo propusieron una partícula hipotética de masa extremadamente baja, que se comportaba como una constante cosmológica al inicio del Universo, pero ya no lo hace. Aunque este modelo se adapta a los datos, orienta la constante hacia el lado negativo.

Tye mencionó que se realizarán más observaciones. Un número considerable de científicos estudian la energía oscura midiendo millones de galaxias y la distancia entre ellas para obtener datos cada vez más precisos que fortalezcan el modelo.

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Para Tye, es esperanzador poder cuantificar la duración del Universo: “Para cualquier forma de vida, es crucial saber cómo comenzamos y terminamos,” afirmó. “En la década de 1960, confirmamos un comienzo. Ahora, la pregunta es: ‘¿Habrá un final?’. Durante muchos años, se pensó que el Universo duraría eternamente. Es bueno saber, si los datos lo corroboran, que el Universo tiene un fin”.

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