Evento cultural: celebración de una nueva edición con obra efímera de reconocida artista en la noche dedicada a los museos

En su edición número 21, La Noche de los Museos convirtió a Buenos Aires en una vasta galería al aire libre. Entre las 19 horas y las 2 de la mañana, más de 300 sitios culturales dieron la bienvenida a miles de visitantes que recorrieron la ciudad con un solo objetivo: experimentar sorpresas.

Un inicio impactante con una obra monumental

El evento comenzó en el Centro Cultural Recoleta, donde Marta Minujín presentó su más reciente creación colosal: La Torre de Pisa de Spaghettis. Acompañada por el jefe de Gobierno, Jorge Macri, la artista tomó un megáfono y con su distintivo estilo inauguró la jornada. “Quiero dar las gracias al público de Buenos Aires, a todo el país, porque sé que disfrutan del arte… pues si al abrir esta torre no hubiera asistido nadie, estaríamos llorando”, expresó ante una multitud que se extendía varios metros.

La escultura, de cerca de 20 metros de altura, estaba vestida con 14 mil paquetes de spaghetti Matarazzo. Los visitantes accedían a través de una pasarela y en la cúspide encontraban una pantalla proyectando un filme donde la torre italiana de Pisa despegaba y aterrizaba en el Recoleta.

Experiencia inmersiva y participación del público

Fuera de la instalación, chicas con pelucas rubias al estilo de Marta gritaban “¡arte!, ¡arte!, ¡arte!” y repartían paquetes de medio kilo de spaghetti, adornados con la imagen de la artista, mientras los técnicos comenzaban a desmantelar los paquetes de fideos que cubrían la estructura.

La Torre de Pisa de Spaghettis por Marta Minujín abrió La Noche de los Museos 2025. Foto de Martín Bonetto.

Minujín, con mucho entusiasmo, expresó: “Los argentinos respaldan la cultura, es un placer sin costo, algo que te hace reflexionar, conectar con la historia, la música”. Ella afirmó: “Aquí encontrarán toda la música italiana, del canto gregoriano a Vivaldi, la ópera, y al llegar a Buenos Aires se transforma en tango, en bongó, en samba, mostrando nuestra esencia. Estoy feliz de hacerlo aquí, en este ambiente grandioso y espero que lo disfruten”.

Sugirió su futuro proyecto: “La próxima será la Catedral del Pensamiento Vacío, un templo para todas las religiones, donde la gente podrá escuchar música y proyectar hacia el futuro, porque una persona sin sueños simplemente no vive. Aunque sea inalcanzable, hay que imaginar”.

Arte que une a la comunidad

La obra de Minujín reflejó todo lo que ella representa: el derroche, la interacción y la idea de que el arte debe ser degustado, tocado y compartido. Previamente, en el Obelisco de pan dulce (1979) en la Feria de las Naciones de Buenos Aires; el Partenón de los libros prohibidos (1983) en Plaza San Martín, con libros prohibidos por diversas dictaduras; y el Lobo Marino de alfajores (2013) en el Museo Mar de Mar del Plata con 80 mil alfajores Havanna. En cada una, Minujín convirtió el arte en una celebración temporal y popular.

Entre los primeros en visitar esta experiencia inmersiva, Alejandra Zavasky expresó: “Es increíble, súper original. Me encanta la idea de un monumento importante hecho de paquetes de spaghetti. Ahora, continuaré explorando la Noche de los Museos”.

Más atrás en la fila, las primas llamadas Aurora Carral recordaban: “Al ver la torre, recordé la torre de Pisa en Italia. ¡Es fantástico! Somos fans de las obras de Marta Minujín”, dijeron entre risas. “Llegamos temprano, esto era una prioridad para ser parte”, añadieron.

“La razón de mi visita es Marta; ella siempre hace que el arte sea entretenido”, comentó Lucía, estudiante de Bellas Artes. “Jamás pensé que caminaría dentro de una torre de pasta”, bromeó Pablo, padre de familia que fue con sus hijos.

Visitantes dentro de la obra de Minujín. Foto de Martín Bonetto.

Más hacia el norte, en Palermo, las actividades centraron en el MALBA, con filas que ocupaban la avenida Figueroa Alcorta, viviendo una auténtica fiesta del arte contemporáneo con más de 1.400 visitantes en la primera hora, recorriendo exposiciones como Tercer Ojo de la Colección Costantini, Mi Mundo Privado de Ulises Beisso y Pop Brasil: Vanguardia y Nueva Figuración de las décadas 1960s-70s.

La obra más fotografiada, “Calavera 05” del dúo Mondongo, Juliana Laffitte y Manuel Mendanha, destacaba por sus dos metros de altura en plastilina sobre madera, parte del acervo personal de Eduardo F. Costantini. La pieza era un homenaje con múltiples microescenas a artistas de diversas épocas, generando un efecto fascinante.

La obra de plastilina cautivó en el MALBA. Foto de Martín Bonetto.

Liliana Sastre, emocionada, expresó: “No tengo palabras para describirlo, es verdaderamente preciosa”. “Es una obra para apreciarla detalladamente, había tanta gente porque no es algo para ver de paso”, añadió.

También entre los visitantes, Graciela Perrone y su esposo Alberto, quienes llegaron desde Boedo, mencionaron: “Es nuestra primera vez en el MALBA y ha sido una sorpresa. Me gusta el arte, pero esta muestra es diferente”, dijo él. Ella coincidió: “La Noche de los Museos nos permite conocer aquellos lugares que solemos postergar. Y lo mejor: es gratuito y para todos”.

Museos estrenando participación

El Museo del Mate debutó en La Noche de los Museos, sorprendiendo a todos. Desde temprano, una larga fila aseguraba el acceso a más de 2.700 mates de peltre, alpaca, porcelana, cuero, madera y calabaza. La exhibición, heredada de Alberto Plaza desde 1979, incluye más de 10.000 piezas, con latas antiguas de yerba, pavas, bombillas y azucareras que completan el recorrido.

“Soy una apasionada del mate, sería imperdonable no venir”, afirmó Victoria Navia, quien asistió con Marta Mauro. “El mate es ese instante para desconectar del ritmo de la ciudad y reconectar con nuestra esencia”, añadió.

Visitantes pudieron disfrutar más de 300 espacios gratis. Foto de Martín Bonetto.

Asimismo, la Casa de la Cultura abrió sus puertas por primera vez para La Noche de los Museos, y su subsuelo se convirtió en un atractivo principal con “El despacho del director”, recreación del antiguo despacho del diario La Prensa.

Ellen Rabelo, desde Brasil, comentó: “La muestra es encantadora, decidí venir porque es una novedad. Me atrajo descubrir esta faceta de la historia de Buenos Aires. El despacho del director es como viajar en el tiempo”, compartió fascinada.

Florencia Otero, de Tandil, también visitó por primera vez: “Lo audiovisual sobre los orígenes del diario La Prensa es fascinante. Habla de nuestra historia, de nuestra identidad”, señaló. Acerca del espacio principal comentó: “El despacho del director es impresionante, te transporta a otra época histórica.”

Incluso pasadas las 21.30, el flujo de gente se mantenía enérgico alrededor de la Ciudad, donde desde las 18 hasta las 3 el transporte público fue gratuito en 29 líneas de colectivos, así como el e-Bus, que amplió su recorrido a la Usina del Arte, y las Ecobici.

El subte también funcionó sin costo desde las 18 hasta el cierre, mientras que las líneas B y D extendieron sus horarios hasta las 2.

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