El calor extremado ha vuelto a azotar la ciudad. Tras días de lluvias intensas, el sol apareció como un enemigo, elevando la humedad residual en el aire. Sin un soplo de viento que alivie el calor sofocante, este lunes a las 14 horas, la sensación térmica se disparó a unos impresionantes 44 grados. Simultáneamente, miles de usuarios del AMBA se encontraron sin electricidad debido a un gran apagón, justo cuando el aire acondicionado se hacía indispensable.
¡Terrible sensación térmica! Según reportes del Servicio Meteorológico Nacional, la temperatura real era de 35 grados. Sin embargo, la combinación del sol abrasador, la humedad elevada y la falta de viento hacía que se sintiera mucho más caliente. A las dos de la tarde, la diferencia percibida era casi de diez grados. “La humedad en el aire incrementa la sensación de calor, y la diferencia en grados depende de cuánta humedad efectivamente haya”, explicó Cindy Fernández, del SMN, a Clarín.
Pronósticos del tiempo
Para el jueves y viernes, el SMN prevé máximas de 34 grados, con un descenso a 24 grados esperado para el sábado, acompañado de posibles lluvias. No obstante, la humedad continuará en los próximos días, lo cual podría provocar nuevamente sensaciones térmicas superiores a los 40 grados. “El fin de semana vendrá un frente de aire frío que modificaría las temperaturas actuales”, comentó el meteorólogo Marcelo Madelón.
Un récord imborrable
El día más abrasador de la historia de Buenos Aires precede a cualquier preocupación sobre el cambio climático. El 29 de enero de 1957, se registró la temperatura máxima más alta: 43,3 grados. Documentos de la época relatan que la subida comenzó con 39,5 grados el domingo anterior y se mantuvo casi sin cambios el lunes.
Dicha madrugada del martes, la temperatura alcanzó 28,2 grados y continuó ascendiendo. A las tres de la tarde, los habitantes sufrían 43,3 grados reales, sin la entonces inexistente medición de sensación térmica.
Esa jornada, once personas perdieron la vida por insolación, y cerca de un centenar requirió asistencia médica. Para mitigar el calor, la población recurría a ventiladores y compraba hielo callejero. Muchos se refrescaban con mangueras y los hombres asumían andar sin camisa. Otros iban a refrescarse al Balneario Municipal de la Costanera Sur o en las fuentes de plazas y parques. Por esos años, aún era posible bañarse en el Río de la Plata.
Retraso caluroso
En el verano de 2023, el calor extremo llegó tardíamente, desde el 28 de febrero hasta el 20 de marzo, como un fenómeno olvidado. Fue un calor inusual, tanto por su duración como por su intensidad en marzo, cuando normalmente las temperaturas comenzarían a descender al entrar en otoño en Argentina.
Durante este periodo, la temperatura de Buenos Aires alcanzó los 39 grados. La ola de calor impuso récords de demanda eléctrica a nivel nacional, superando los 28,500 MW. El 1° de marzo, un apagón masivo dejó sin electricidad a más de 6 millones de personas en el norte y centro del país.
PS
