Defensa de la propietaria de la vivienda donde se halló una pintura saqueada por los nazis

Argumento de Patricia Kadgien ante la justicia

Patricia Kadgien ha defendido la legítima adquisición del “Retrato de una dama”, actualmente retenido por la Justicia Federal de Mar del Plata, alegando que su familia lo recibió de manera legal. Presentó un supuesto documento de compra de 1943, del Museo Wallraf-Richartz de Colonia, Alemania, donde el cuadro era conocido por su familia como “El monje”.

Uso de tecnología para clarificar el asunto

El abogado de Kadgien, Carlos Murias, admitió que, debido a la urgencia, utilizó inteligencia artificial para traducir el documento de compra al que Clarín tuvo acceso.

Detalles de las obras adquiridas

A pesar de la traducción, el retrato del pintor italiano Giuseppe Ghislandi de 1710 no aparece mencionado. El documento relata solo la compra de dos pinturas: “Jordaens – Retrato femenino”, por 40.000 Reichsmark, y “de Vries – Retrato masculino”, que costó 18.000 Reichsmark, cuando cada Reichsmark valía aproximadamente U$S 2,5 entre 1940 y 1941.

Narrativa hereditaria

Patricia explica que la obra fue adquirida por Leonore Bertholdt, cuñada de su padre, el 25 de noviembre de 1943 en plena guerra. A la muerte de Bertholdt, la pintura pasó a Augusta Ana Sofia Hildegarda Bertholdt, hermana de Leonore y esposa de su padre, quien falleció en 1965 en Argentina, dejando el cuadro como parte del legado familiar.

Patricia recuerda que conoció la pintura con el sobrenombre de “El monje” debido a las vestimentas representadas en ella. Tras la muerte de su padre en 1979, los bienes de la familia, incluyendo el cuadro, fueron repartidos. Un periodista holandés en busca del oscuro legado de su padre encontró la pintura, ahora listada como robada por los nazis.

Por llamadas anónimas de un supuesto periodista, Patricia se alarmó, pensaba que era una estafa digital y llegó a retirar varios bienes de su casa, sin entender bien la situación. Más tarde, notó la noticia en los medios locales, argumentando que nunca escondió el cuadro deliberadamente.

Finalmente, tanto Patricia Kadgien como su esposo, Juan Carlos Cortegoso, se vieron obligados a entregar la pintura a la Fiscalía Federal. Esto ocurrió tras una serie de allanamientos y después de rechazos de la Justicia Civil ante la demanda presentada por la heredera de Goudstikker, quien colaboró con el FBI en Nueva York.

El marchand judío Jacques Goudstikker fue una figura prominente en Ámsterdam. Su intento de huida en 1940 terminó con su muerte en el viaje hacia Nueva York, donde su esposa e hijo llegaron con un catálogo que documentaba las más de 1.100 obras que dejaron atrás.

Durante la ocupación nazi, las obras fueron vendidas a precios irrisorios a altos funcionarios del Reich. Fiedrich Kadgien, denominado “el mago de las finanzas” del nazismo, adquirió varias de estas obras que ahora han salido a la luz tras años de estar colgadas en las residencias familiares.

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