Un equipo de científicos en Argentina, perteneciente a la Universidad Austral y al Conicet, ha identificado in vitro un innovador mecanismo endocrinológico que proporciona protección y regulación a las células del páncreas. Estas células, cuando no funcionan adecuadamente, están vinculadas al desarrollo de diabetes tipo 1 y 2. Este descubrimiento sobre las propiedades de este sistema hormonal podría ofrecer un camino alternativo para tratar tanto la diabetes hereditaria como la relacionada con el estilo de vida y la obesidad.
Los detalles se encuentran en un detallado documento de 15 páginas publicado en la revista Cell Death & Disease Press, parte del renombrado grupo editorial Nature. El título del artículo es complejo y enigmático: “La activación previa con IL-1β desencadena una respuesta adaptativa al estrés que mejora la resistencia de las células β pancreáticas frente a una posterior agresión inflamatoria citotóxica”. La investigación fue liderada por la bioquímica Carolina Sétula y dirigida por Marcelo Perone, quien es el director del Laboratorio de Inmuno-Endocrinología, Diabetes y Metabolismo Traslacional (IIMT) del Conicet-Universidad Austral.
Para contextualizar, recordemos que nuestro cuerpo posee mecanismos de defensa innatos que se activan automáticamente, como si fuesen máquinas en acción, cada vez que enfrentamos infecciones causadas por bacterias, hongos o virus.
En esas situaciones, el organismo, sin recurrir a tratamientos farmacológicos, activa sus propias estrategias defensivas. Los linfocitos, un tipo de glóbulo blanco, y las citoquinas, que son proteínas críticas en este proceso, juegan un papel central. Las citoquinas actúan como líneas de comunicación que coordinan y regulan la respuesta de las células del sistema inmunológico.
La respuesta inmune, mediada por citoquinas, puede a veces ser excesiva, provocando lo que se conoce como “tormenta de citoquinas”, que agrava el estado del paciente. Este fenómeno, observado durante la pandemia antes de la vacunación contra Covid, no es causado directamente por la infección, sino por un exceso de citoquinas.
Entendiendo lo anterior, es más sencillo comprender el nexo entre estos procesos y la diabetes, aunque la diabetes no sea consecuencia de una infección.
El estrés inflamatorio: un aliado en el tratamiento de la diabetes
Diabetes tipo 1 y tipo 2 impacta en los niveles de insulina, hormona clave que el páncreas produce para regular los niveles de glucosa en sangre. Esta hormona asegura que el azúcar se utilice como energía y no se acumule de manera perjudicial.
En individuos diabéticos, los islotes pancreáticos son los afectados. Los investigadores observaron que estos islotes muestran inflamación, disfuncionalidad y pérdida de células β, quienes son las responsables de gestionar el equilibrio de glucosa mediante la secreción de insulina.
Es fundamental entender la homeostasis, la capacidad perdida en personas diabéticas que es esencial para mantener el balance hormonal y evitar la acumulación de glucosa en sangre.
Las citoquinas son conocidas por causar inflamaciones en enfermedades crónicas. La conexión descubierta por los investigadores argentinos se centra precisamente en este mecanismo.
La conexión entre tormentas de citoquinas y la diabetes
“La inflamación es persistente en la diabetes tipo 2, la más común, provocada por las citoquinas que dañan las células beta pancreáticas. En la diabetes hereditaria, la inflamación es más severa”, explicó Perone.
El grupo de investigación del Austral hizo un hallazgo sorprendente: “Las citoquinas suelen perjudicar a las células beta, pero exponiéndolas a bajas dosis de citoquinas, se adaptan y se hacen más resistentes a los efectos inflamatorios”.
Adaptando las células beta a un ambiente controlado de citoquinas, se observó que estas lograban mayor resistencia frente a los brotes inflamatorios.
Este fenómeno se denomina hormesis, una respuesta adaptativa a la exposición temporal a agentes estresantes, utilizada en toxicología.
Los experimentos se realizaron utilizando interleuquina 1, una citoquina notable, en células beta en cultivos y en modelos animales.
Próximos pasos incluyen investigar si estas respuestas se replican en células beta humanas. Perone considera que han descrito “una nueva respuesta biológica en células beta, insospechada hasta ahora”.
“Contrario a lo que se creía, las citoquinas no necesariamente eliminan las células beta del páncreas si estas se familiarizan con ellas inicialmente”, concluyó.
Panorama de la diabetes en Argentina
Aunque el descubrimiento aún no está listo para aplicación clínica, representa un significativo avance en la lucha contra la diabetes.
Datos del Ministerio de Salud, basados en la 4ta Encuesta Nacional de Factores de Riesgo 2018, indican que 79,1% de los encuestados se han realizado un análisis de glucemia en su vida. La prevalencia de glucemia elevada en mayores de 18 años es 8,4%.
Actualmente, una de cada diez personas en Argentina padece algún tipo de diabetes, y muchas aún desconocen su condición.
PS
