Un inesperado reencuentro en Río de Janeiro
La conmovedora historia de José María Rosa, un padre de 50 años que no se rindió a pesar de las adversidades, podría ser el guion de un drama intenso. Durante casi 20 meses, vivió una pesadilla cuando su ex pareja se llevó a sus hijos en un supuesto paseo a las Cataratas del Iguazú y luego desapareció. Pocos días después, un mensaje desde “Cuba” le llegó con la excusa de mala señal para evitar más explicaciones.
José María, dedicado monotributista y chofer, quedó sumido en la angustia desde el 23 de febrero de 2024. A pesar del desasosiego, mostró una inquebrantable determinación al lanzar una campaña en redes sociales detallando cada paso de su lucha y esfuerzos judiciales. La comunidad virtual respondió con generosidad, permitiéndole viajar dos veces a Brasil con la ayuda invaluable de la Fundación Morelli, enfocada en ayudar a niños y adolescentes.
El mensaje revelador y la espera ansiosa
Un jueves, cuando José menos lo esperaba, recibió un mensaje de parte del jefe del operativo policial en Río de Janeiro que cambió todo. “Hemos hallado a sus niños, están bajo la protección de las autoridades, no se preocupe, queremos que los vea pronto”, era la comunicación que parecía un sueño después de dos intentos fallidos por parte de Interpol.
Federiko, de 10 años, y Fumiko, de 6, estaban en un instituto para menores, alejados de su madre, Ilona Garbarczik, quien habiéndose llevado a los niños sin autorización, los mantenía en condiciones vulnerables en Río. Fueron descubiertos trabajando y sin asistir a la escuela. Ahora bajo el cuidado de un equipo profesional, esperaban con anticipación el siguiente encuentro con su padre.
José describió, lleno de emoción, cómo el esperado reencuentro fue cargado de alegría. “Preparado para lo peor, como el rechazo que temen muchos padres, me sorprendí al verlos corriendo hacia mí y colgándose de mi cuello con felicidad”, narró conmovido a través de una videollamada.
En un encuentro controlado en el Juzgado de Minoridad, celebrado cerca del famoso Sambódromo en Copacabana, José contó cómo jugaron y charlaron sin tocar temas delicados con los niños, quienes manifestaron deseos de regresar a Buenos Aires. Evaluado positivamente por los expertos después de su encuentro, José ahora espera un pronto regreso con sus hijos.
La incansable búsqueda y las incertidumbres legales
La historia de José es también un reflejo de la lucha contra las adversidades legales. En Brasil, lamentablemente el secuestro parental no se tipifica como crimen, complicando las acciones de Interpol. Después de pasar por situaciones frustrantes donde la madre escapó constantemente con los niños, el arduo trabajo de búsqueda en Brasil les dio frutos, aunque las complicaciones judiciales continúan.
José, con la ayuda crucial de su hija mayor Julieta y su perseverancia vocal en redes sociales, pudo finalmente tener la esperanza de traer de vuelta a sus pequeños. Utilizando plataformas como TikTok e Instagram, ha logrado que el caso adquiera notoriedad, manteniendo la atención pública sobre sus hijos y su paradero mientras las autoridades determinan los próximos pasos.