Charla con el líder religioso de San Justo: “El asesinato triple refleja un proceso más amplio de deterioro social

Impacto del Triple Crimen en San Justo: Una Reflexión del Obispo García

Monseñor Eduardo García, quien lidera la diócesis de San Justo en La Matanza, comparte su visión sobre el trágico asesinato de tres jóvenes a manos de narcotraficantes. Para él, el aumento de la pobreza, las crecientes necesidades insatisfechas de la población y la inacción estatal han creado una situación crítica que el narcotráfico explota. Añade la complicidad de ciertos sectores policiales, políticos y judiciales con el tráfico de drogas. En su opinión, este trágico incidente destaca un problema mayor de desintegración social. Sin embargo, García confía en que es posible superar esta problemática a largo plazo mediante políticas efectivas y el compromiso de la sociedad.

El Avance del Narcotráfico y el Rol del Estado

La degradación social de los últimos años ha exacerbado el problema de las adicciones y el narcotráfico, temas que la Iglesia católica ha venido denunciando desde el inicio del siglo. Monseñor García observa que las advertencias se acentuaron en la última década, sobre todo este año cuando la Conferencia Episcopal se pronunció sobre el problema en los barrios. Destaca cómo la pobreza contribuyó al problema, pero enfatiza más la ausencia general del Estado, sin referirse a un gobierno en particular. La historia se remonta a hace 40 años cuando la población de las villas de Buenos Aires fue trasladada a La Matanza sin una adecuada respuesta por parte de las autoridades. Este contexto de necesidad y superpoblación propició un caldo de cultivo para el narcotráfico.

Ausencia Estatal y Consecuencias en la Comunidad

Monseñor García critica la falta del Estado, refiriéndose a deficiencias en urbanización y servicios esenciales como educación y salud. San Justo, con 1,8 millones de habitantes, cuenta con apenas dos hospitales en funcionamiento, lo que genera un estado de precariedad sanitaria. Los jóvenes que no tienen acceso a la educación o supervisión adulta adecuada crecen en un entorno callejero que no es favorable, lo cual a menudo los lleva a la delincuencia, con altos costos personales y sociales. Muchos de estos jóvenes se inician en el narcotráfico no por elección sino por necesidad económica.

Iniciativas de la Iglesia y Desafíos Futuros

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La Iglesia católica, a través de monseñor García, busca responder a esta crisis mediante dos vertientes. Una es la rehabilitación en los Hogares de Cristo para aquellos que han caído en la adicción. La otra es la reconstrucción del tejido social mediante las tres “C”: colegio, club y capilla. Estos espacios no solo instructivos sino también de contención y valoración personal contrastan con las tres “C” negativas: calle, cárcel y cementerio. Mencionó que existen riesgos para los sacerdotes que actúan en barrios desfavorecidos, enfrentándose a amenazas directas o trabas burocráticas que afectan proyectos escolares y sociales. A pesar de los retos, la Iglesia continúa su labor, enfrentándose a una burocracia que a menudo ignora las necesidades educativas y sociales urgentes.

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