Recientemente en La Plata, un operativo nocturno concluyó con el secuestro de 16 motocicletas debido a múltiples quejas vecinales por el ruido excesivo. Del mismo modo, en Mar del Plata, se implementó una nueva norma local que faculta la confiscación de motos con escapes modificados que generen sonidos explosivos. En Buenos Aires, aproximadamente 2.000 vehículos no superaron la VTV debido a la contaminación acústica.
La situación es reiterativa: numerosos automóviles, motocicletas e incluso camiones recorren las calles sin importar la hora, con escapes libres, abiertos o alterados de alguna forma, a pesar de que la Ley Nacional 24.449 lo prohíbe. La exposición continua a tales ruidos puede impactar negativamente en la salud, afectando desde el sistema auditivo hasta el cardiovascular.
Problemas persistentes con el ruido en Buenos Aires
En la Provincia de Buenos Aires, las discusiones sobre las motos ruidosas son un tema constante. Existe una ley provincial, la 13.927, que indica que los vehículos deben tener sistemas de escape con silenciadores adecuados al motor y cilindrada.
El tema resurgió cuando un legislador de la UCR propuso una sanción económica, con multas desde $750 mil hasta más de $7 millones, para quienes vendan escapes no autorizados para diversos tipos de vehículos. La propuesta buscaba reducir a cero la circulación de vehículos con escapes libres o modificados, según la ley 13.927, aunque no fue debatida.
En cambio, algunos municipios han adoptado ordenanzas para regular los escapes no homologados dentro de sus regiones. Recientemente, han sido aprobadas en General Pueyrredón, Trenque Lauquen, General Villegas y Tres Arroyos.
Impacto del ruido en la salud humana
El ruido excesivo está directamente relacionado con el bienestar integral de las personas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que el ruido elevado puede provocar pérdida auditiva, problemas de sueño, estrés, ansiedad, y alteraciones cardiovasculares.
Para la OMS, cualquier sonido que supere los 65 decibeles (dB) se considera ruido, recomendando mantenerlo por debajo de ese umbral durante el día y aún más bajo, 55 dB, en la noche. Sonidos que superan los 75 dB pueden resultar problemáticos, y por encima de los 85 dB pueden dañar el oído con exposición prolongada.
Las especialistas en otorrinolaringología, entrevistadas por Clarín, distinguen entre daño auditivo agudo o impulsivo (explosiones, disparos) y crónico (como el tráfico, exposición laboral o música amplificada).
El exceso de ruido puede provocar deterioro en los umbrales auditivos, pudiendo ser temporal o permanente tras exposiciones intensas. María Fernanda Tieso, especialista en Otorrinolaringología, explica que el riesgo de daño aumenta si se sobrepasan las dosis diarias de exposición al ruido.
Si una persona está en un entorno de 80 dB puede exponerse 8 horas sin riesgos. Pero en 100 dB, el riesgo aparece después de solo 15 minutos. Estos valores aumentan el riesgo a medida que se incrementa la exposición.
Un incremento de 3 dB enifique que el tiempo de exposición seguro se reduce a la mitad. Por ejemplo, si un entorno presenta un ruido ambiental de 80 dB y un vehículo cercano genera 100 dB, el volumen percibido es varias veces mayor y el tiempo de seguridad se limita a 15 minutos.
Efectos severos de los escapes ruidosos
Analía Nicassio, del Hospital Italiano, advierte que el sonido de los escapes modificados puede alcanzar hasta los 110 dB, mientras que los permitidos deben estar entre 70-80 dB. Estos sonidos molestos son comparables a aviones, sirenas y taladros neumáticos.
La exposición al ruido frecuente puede resultar en hipoacusia, tinnitus, problemas emocionales como ansiedad e irritabilidad, según Nicassio. A esto se suman la hiperacusia, la sensación de oído tapado y las perforaciones timpánicas.
Tieso destaca el vínculo entre deterioro cognitivo y riesgo de demencia, relacionado con la disminución de estímulos cognitivos debido al ruido.
Además, el ruido ambiental es un factor crítico para el deterioro de la salud, después de la contaminación del aire. Ramiro Heredia, médico especialista, afirma que el ruido se considera un factor de riesgo cardiovascular.
Una investigación en Circulation Research identificó que el ruido del transporte aumenta los riesgos cardiovasculares un 3,2% por cada 10 dB extras. Impactos en la salud mental como depresión y menor rendimiento cognitivo también están asociados con el ruido ambiental.
Se ha demostrado que el ruido afecta la concentración, memoria y rendimiento académico en niños, según investigaciones en escuelas cercanas a aeropuertos, donde se notaron retrasos en la capacidad lectora y rendimiento en pruebas académicas.
Las personas más vulnerables a problemas relacionados con el ruido son los niños, adultos mayores y personas con comorbilidades o trastornos del desarrollo.
Acciones locales contra escapes ruidosos
En Mar del Plata, una ordenanza sancionada en 2024 prevé la confiscación y multa por escapes que generen explosiones. A pesar de que hay más de 1.100 motocicletas incautadas en el playón municipal, no hay informes claros sobre cuántas son por excesos de ruido.
Trenque Lauquen reportó el secuestro de 150 motos el año pasado por escapes modificados. La nueva ordenanza sustituye la terminología “molesto” por “nocivo”.
Sin embargo, en el Conurbano, áreas como Vicente López ejecutan este tipo de controles, algo raro en la región. En Ituzaingó y San Martín, no existen restricción específicas a menos que se den otras irregularidades como documentación incompleta.
En Buenos Aires, la VTV refleja que 2.000 vehículos fueron rechazados este año por motivos de ruido.
En otras provincias, medidas preventivas como en Córdoba, donde se impide a las estaciones de servicio el suministro de combustible a motos con escapes abiertos, y en Rafaela, Santa Fe, donde se busca modificar normas tras un aumento récord en incautaciones.
MG
