Consternación en la Comunidad Argentina en Miami
La colectividad argentina en Miami está viviendo momentos de profunda tristeza. Aunque están habituados a enfrentar los huracanes veraniegos y los típicos inconvenientes de los campamentos estacionales, el reciente evento ha tenido un impacto más significativo y doloroso: en pleno día, una colisión entre un velero escolar y una barcaza en la Bahía de Biscayne ha causado una tragedia. Las víctimas fatales fueron Mila Yankelevich, de 7 años, nieta de Cris Morena, y Erin Victoria Ko Han, chilena de 13 años.
Soporte al Miami Yacht Club
El siniestro, ocurrido el pasado lunes por la tarde, conmocionó a la comunidad latina del sur de Florida, evocando otras desgracias inesperadas como el desplome de las Champlain Towers South en Surfside. En este caso, fue durante un evento recreativo veraniego del Miami Yacht Club, conocido por su personal capacitado y medidas de precaución, lo que lo hace aún más difícil de aceptar para los locales.
“Estamos respetando el silencio y luto de la familia Yankelevich. Estamos en comunicación constante con ellos, ofreciéndoles todo nuestro apoyo en este momento tan duro”, declaró a Clarín Marcelo Gilardon, cónsul argentino en Miami, quien es conocido por su activa participación en las actividades de los residentes argentinos de la zona.
Mientras la investigación sigue su curso, los locales del área más esclusiva de Miami Beach, frente a la isla Hibiscus, han expresado su respaldo a las habituales actividades del club náutico, que consideran un emblema local y un lugar de formación para jóvenes en valores como la disciplina, el respeto al mar y la seguridad.
Braian Ravani, un argentino que ha vivido en Miami durante una década y frecuenta la bahía para navegar, comenta: “Siempre ha sido un lugar tranquilo. Ver a los chicos navegar es cotidiano”.
Analía, residente de South Beach, subrayó: “Es una institución de tradición que lleva décadas actuando correctamente. Siento que esta fue una tragedia fuera de su control. Debemos esperar los resultados”.
En cuanto a las normas de navegación en la zona del accidente, Jesús Porrata, portavoz de la Guardia Costera local, informó: “Cuando hay dos naves en movimiento, ambas son responsables de evitar una colisión.” Aseguró que la investigación será la que determine culpabilidades, y que, por el momento, no hay motivos para detenidos.
Las dos embarcaciones involucradas estaban autorizadas para navegar en el área sin restricciones. Desde el campamento confirmaron que todos los ocupantes del velero tenían sus chalecos salvavidas correctamente colocados.
A pesar de la circulación de algunos videos y fotos del percance, aún no se han revelado detalles concluyentes. La Guardia Costera sigue tomando declaraciones de testigos, buzos y personal que acudió al sitio primero, además de revisar nuevas grabaciones para entender cómo pudieron colisionar ambos barcos en condiciones de buena visibilidad y clima adecuado.
Asimismo, los investigadores están a la espera de los resultados de las pruebas toxicológicas realizadas al capitán de la barcaza, proceso estándar en este tipo de siniestros, y aclararon que no existe sospecha de consumo de alcohol o drogas.
En una conferencia ayer, el capitán Frank Florio II, de la Guardia Costera de Miami, mencionó que el capitán del accidente ya compartió su versión, y aseguró que llevarán a cabo una investigación “detallada”.
Actualmente, dos menores de nacionalidad argentina, que iban a bordo y resultaron heridas, permanecen en estado grave en el Ryder Trauma Center del Jackson Memorial Hospital, próximo a la bahía.
Este accidente suma un episodio más a la breve, pero trágica lista de incidentes similares en Miami. Uno de los más impactantes fue en septiembre de 2016, cuando el beisbolista José Fernández, de los Marlins, murió al estrellarse en su lancha contra un rompeolas en Miami Beach, también falleciendo dos acompañantes. Esto reabrió el debate sobre la seguridad de las pequeñas embarcaciones, incluso para navegantes experimentados.
La comunidad argentina en Miami se encuentra fuertemente afectada por esta tragedia, encontrando en el apoyo colectivo una forma de sobrellevar el pesar. Mientras la investigación busca respuestas y a pesar de que la justicia puede tardar y alejarse del bullicio mediático, pero eventualmente llega, se expone la fragilidad que puede ocultarse en un día aparentemente seguro y feliz. El recuerdo de Mila estará siempre ligado a una ciudad que los argentinos consideran como propia, y que hoy, sin duda alguna, comparte el dolor con sus familias.
AA