Tras la tragedia de su padre kiosquero, buscará ser concejal para representar a los vecinos necesitados

Un Nuevo Comienzo para Nicolás

Nicolás Sabo, de 29 años, enfrenta un renovado capítulo en su vida con una sonrisa. Hace tres años, conversaba con el medio Clarín con lágrimas en los ojos, anunciando el cierre de su kiosco y su posible partida del país. Nicolás es hijo de Roberto Sabo, el querido kiosquero asesinado en Ramos Mejía en noviembre de 2021, un suceso que estremeció a todo el país.

Transitando el Dolor en la Familia

Han pasado casi cuatro años desde entonces, y aunque la familia Sabo ha atravesado el duelo, las ganas de dejar el país no se disiparon completamente. Nicolás afirma: “Después de lo que le ocurrió a mi papá, el miedo nunca desapareció, pero no había más opción que reabrir el negocio donde mi padre fue asesinado y seguir trabajando”.

Compromiso Político y Cambio de Rumbo

Nicolás expresa su deseo de luchar por un cambio desde otro frente: “La historia ha cambiado, ahora quiero pelear desde otro lugar”, dice acerca de su candidatura a concejal por el partido Potencia, liderado por María Eugenia Talerico, para las elecciones en Buenos Aires del 7 de septiembre.

“En su momento, no confiaba en aquellos que debían protegernos, y sigo estando en esa postura. Deseo involucrarme en la política para intentar lograr cambios”, manifiesta con cautela.

Decisión e Influencias

Después de la tragedia, diversas agrupaciones políticas se acercaron a Nicolás ofreciendo apoyo. “Inicialmente, no quería saber nada del tema, estaba triste y sentía que era oportunista. Necesitaba pasar tiempo con mi familia y despedir a mi padre como se debía”, recuerda.

No obstante, en abril, Nicolás sintió que era el momento de hacer un cambio: quería ser útil desde fuera del mostrador del kiosco. Así comenzó a establecer conexiones con amigos de su padre que tenían lazos en el ámbito político, y fue entonces cuando conoció a María Eugenia Talerico.

Desde ese encuentro, Nicolás fue convencido por la ética y los valores inculcados por su padre, y se sintió atraído por la oportunidad brindada a los jóvenes. “María Eugenia me puso al principio de la lista electoral del espacio Potencia, junto con otros trabajadores y vecinos como yo. He empezado a caminar las calles sin dejar de trabajar en el kiosco”, comenta.

Entiende que su vida cambiará por completo y que probablemente tendrá que dejar la vida de comerciante. No obstante, su objetivo es claro: “Quiero ayudar a combatir la inseguridad y ser la voz de los ciudadanos comunes”, afirma.

Nicolás menciona que necesitará alrededor de cincuenta mil votos de los potenciales 750,000 electores en La Matanza. “La pérdida de mi padre se convirtió en un impulso para intentar cambiar, aunque sea mínimamente, la realidad de los vecinos. Mi objetivo principal es ganarme la confianza de la gente”, sostiene.

Cuando se le pregunta qué opinaría su padre sobre su candidatura, Nicolás responde: “El viejo seguramente diría que me deje de tonterías, pero yo le diría que tal vez pueda ayudar a cambiar algo. Al final, él terminaría diciendo: ‘Dale, confío en vos’.

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Ser cabeza de lista en el espacio Potencia le ofrece una oportunidad valiosa para ser concejal: “Creo que mi candidatura refleja un mensaje de transformación. Es una posibilidad que no quiero desaprovechar”, concluye Nicolás.

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