“¿Tienes más opciones a este precio?”, es una de las frases que más se escuchan durante este invierno en los comercios de la avenida Santa Fe. Los vendedores ya están familiarizados con ella. Generalmente, viene acompañada de una prenda arrugada sacada de una pila de ropa o colgada en un atiborrado perchero de temporadas pasadas.
Buscan algo diferente, pero igual. Desean examinar en persona las prendas que están en oferta.
Este sentimiento de insatisfacción está dictando el ritmo de las ofertas en uno de los corredores comerciales más transitados de Buenos Aires, conocido como el “efecto Shein”.
Los compradores se debaten entre adquirir lo que desean desde el extranjero a precios mucho menores, con la condición de esperar alrededor de 20 días para que llegue el paquete desde China; o llevarse al instante algo económico que puede que no sea exactamente lo que buscaban.
En esta competencia consumista, el beneficio de llevarse ropa local es un alivio en medio de las bajas ventas. Con descuentos de hasta el 60%, los comercios intentan defenderse del imparable avance de las plataformas asiáticas y sus precios irrisorios.
La avenida Santa Fe enfrenta diariamente este desafío. El “efecto Shein” se siente desde los móviles, y los comercios intentan no quedarse atrás. Cada señal de “rebajas” es una manifestación de resistencia. Cada cliente que entra, una pequeña victoria.
Adaptaciones y Estrategias Comerciales
Durante las vacaciones de invierno, con más movimiento en las calles y familias dispuestas a gastar (casi sin turistas extranjeros un jueves al mediodía, pero con una notable presencia de visitantes de toda Argentina), Santa Fe se ocupa de carteles rojos, ofertas llamativas y precios rebajados.
Sin embargo, esta ocasión no es solo una liquidación estacional. El “efecto Shein” ya ha tenido su impacto en las tiendas físicas, forzándolos a luchar con nuevas estrategias. Lo que era una oferta virtual se ha materializado.
En categorías seleccionadas, algunas marcas han logrado mantener competitividad.
Comparación de Precios y Opciones
El contraste con Shein o Temu es directo. En una tienda en Buenos Aires sin distintivos, un jean podría costar $ 60.000, mientras que un Levis podría estar desde $ 90.000 en promoción. En estas plataformas, se pueden adquirir por $ 7.999. Una camiseta básica que en Buenos Aires cuesta entre $ 30.000 y $ 40.000, en Shein tiene un precio de $ 4.100.
Es por ello que la reducción de precios en esta arteria porteña es total.
En Renner, la cadena brasileña con las prendas más económicas en Santa Fe, los jeans de esta temporada están a $ 69.990, pero pueden bajar a $ 42.420 si son saldos. La presión entre los percheros dificultará separarlos para elegir. Es una auténtica montaña de restos: pantalones cargo denim, estilo destroy (con roturas), mom (tiro alto), y wide leg (pierna ancha).
No obstante, en una de las mesas, con etiquetas pequeñas naranjas, hay jeans skinny por $ 24.000, y los ligeramente elásticos en azul por $ 15.000. En Le Utthe, hay pulóveres femeninos finos en colores vivos como fucsia o verde por poco más de $ 19.000. También hay un buzo gris para hombre, sin estampado, por $ 12.000. Los jeans en talles medianos y grandes están a $ 25.000.
En Sweet, la promoción es contundente: FINAL SALE. Sin embargo, los pulóveres están a $ 99.999 y en 2X1, lo que equivale a comprar entre 5 y 7 pulóveres en Shein, que los ofrece entre $ 15.000 y $ 20.000.
“Son los últimos días de rebajas y están funcionando. Sin embargo, se escucha constantemente ‘Shein, Shein, Shein’”, comenta la encargada de una tienda de gama media. “Llegan con la referencia de Shein. No puedes cobrarles el triple por lo mismo”.
Las ofertas están por doquier: hasta -60% menciona Las Pepas, reduciendo sus chaquetas tipo puffer (acolchadas) de $ 349.900 a $ 249.999. “En Shein están a $ 69.000, pero esta calidad y diseño no se comparan. Me parece bien este descuento”, opina Nadia, de Córdoba, al medio Clarín, y paga en 3 cuotas.
En Zara, por ejemplo, hay camisetas casuales de verano, solo en negro y talles S, a $ 15.000. De muy buena calidad, con manguitas cortas y botones dorados, solo disponibles en fucsia o celeste, a $ 29.000.
Los percheros de descuentos casi siempre se encuentran delante de la nueva colección, donde la prenda más económica alcanza los $ 89.000. “Los clientes vienen por las ofertas, pero estos percheros no se repondrán”, explica una vendedora.
Una chaqueta puffer negra, único modelo en talle XS, cuesta $ 139.000, y en el primer piso, en la sección de ofertas para hombres, hay un pulóver grueso azul a $ 49.000 y camisas beige a $ 39.000. También en oferta, un sacón largo de alta calidad, se encuentra por debajo de $ 300.000 (antes $ 415.990).
Ventajas de los Compradores en las Tiendas Físicas
Con el receso invernal, más personas recorren la ciudad, más turistas y adolescentes pasean con sus padres. Todos pasan, al menos una vez, por algún local de Santa Fe e invierten tiempo en probarse ropa: algo que no pueden hacer en Shein.
“El turismo nacional está salvando las ventas. Viene gente de Córdoba, Mendoza, Tucumán. Se sorprenden por los precios, pero compran porque no encuentran esta variedad en sus ciudades”, comenta una empleada de Portsaid.
En locales como Ver, las clientas buscan las mismas prendas que ya vieron en internet. “Quieren cosas similares. La ventaja aquí es que pueden probárselas”, cuenta Carla, de otra tienda urbana.
¿Qué es más conveniente: ir a una tienda o comprar en línea desde China? En precio, generalmente no hay competencia. Shein lleva la delantera. Pero hay diferencias destacables: en los comercios físicos se puede probar la ropa, sentir el material y no habrá sorpresas con los talles ni la calidad.
Esto “es muy importante” para Laura, de Barracas, quien sale de Desiderata con varias bolsas.
“Necesitaba un pantalón de sastrería, lo vi en internet a $ 54.000, era un buen precio por esa calidad, y vine para probármelo. Al ver las rebajas, terminé llevándome uno de la temporada pasada más una babucha roja, por $ 49.000, y pude probármelos antes de decidir comprarlos”, relata a Clarín.
Laura dejó de ir de compras a la avenida Avellaneda, en Flores, precisamente porque la mayoría de las tiendas allí no cuentan con probadores. “Con Shein no me atrevería a comprarme un pantalón. ¿Y si no me queda?”, reflexiona.
La confección local, en muchos casos, resulta más duradera. Sin embargo, el consumidor medio hace sus cálculos y opta por la cantidad.
“Prefiero comprar cinco cosas en Shein que una aquí. Si algo no me gusta, no gasté mucho”, comenta Marina, de 27 años, mientras examina una chaqueta en un comercio en Santa Fe al 1800.
Sugerencias para Aprovechar las Ofertas Locales
Los talles en promoción se agotan rápidamente. Lo ideal, si se dispone de tiempo o vacaciones, es visitar las tiendas temprano (la mayoría abren entre las 9 y las 10 de la mañana). Revisar los percheros de lunes a viernes es más fácil que en fin de semana.
Si la intención es hacer compras importantes o adquirir varias prendas en un mismo lugar, algunos locales ofrecen descuentos adicionales si se paga en efectivo.
Comparar precios en línea desde el celular y recoger en tienda podría ser beneficioso, ya que algunas marcas igualan los precios y al llegar se puede utilizar el probador.
Muchas tiendas, tanto de marca como genéricas, también promocionan ofertas exclusivas en Instagram, que no aparecen en los carteles.
El mejor consejo está oculto: a raíz del efecto Shein, el consumidor se ha vuelto más empoderado. Cuenta con más información, más opciones y, por primera vez en mucho tiempo, mayor poder de elección.