Aficionados, entusiastas y hasta fanáticos extremos de las orquídeas. Hace algún tiempo escribí sobre estas personas apasionadas por estas plantas en esta columna. ¿Por qué nos cautivan? Su belleza es notable, aunque son también imprevisibles y exigentes, lo que requiere mucha paciencia para su cultivo.
No obstante, al lograr que florezcan, las flores pueden mantener su vigor durante un largo período. Conseguirlo no es sencillo; a menos que posea una plantación o un conocimiento excepcional, esa receta mágica no existe.
En mi colección tengo una zigopetalum maculatum (busquen en internet para conocer su aspecto) que permaneció años sin florecer. Sin embargo, este otoño floreció y ahora tiene cinco capullos. Mis cymbidium blancas fueron motivo de admiración en mi balcón durante los últimos diez inviernos. Actualmente, solo poseen tres tallos (para los que no están familiarizados, estas son las pequeñas ramas que soportan los capullos).
Las orquídeas pueden intensificar nuestro interés hasta convertirlo en obsesión. En comunidades en línea, cuando se comparte la foto de una planta que empieza a mostrar un tallo, surgen felicitaciones, y comentarios de alegría y buenos deseos. Es casi un hecho milagroso.
Sin sus flores, las orquídeas son simplemente montones de hojas largas y comunes, perdiendo así todo su encanto mágico.
Cuidados del entorno para las orquídeas
Concentrémonos en lo importante. Recientemente, la periodista Dolores Caviglia compartió en La Nación su vivencia como entusiasta de las orquídeas y mencionó el libro El ladrón de orquídeas, de Susan Orlean. Allí se describe que en algunos lugares hay “centros de cuidado” donde profesionales se encargan de las plantas hasta que vuelven a florecer.
Estos expertos garantizan la luz, temperatura, humedad, riego y fertilización adecuados, hasta que los propietarios las recogen para disfrutarlas en sus hogares por un tiempo. Es como un internado donde confiamos los niños para que regresen educados y bien formados.
El misterio de las orquídeas en espacios de lujo
Según información en la web, no existen estos lugares. Y si fueran reales, perderían su encanto. ¿Cómo mantienen los hoteles de lujo y centros comerciales en Miami sus phalaenopsis impecables y perfectas? Tanto que debemos tocarlas para confirmar que son naturales.
¿Los empleados se las llevan o terminan en el contenedor de basura? ¿Acuerdan con los cultivadores para reemplazar aquellas que han completado su ciclo por otras en floración?
En alguna ocasión, pregunté a la responsable de relaciones públicas de un resort, esperando en silencio saber si podía rescatarlas de ser descartadas. No tenía idea.
Origen y destino de las orquídeas en sitios elegantes
Consulté luego a un destacado floricultor del país. Confirmó que se alquilan para eventos, pero también aclaró que no hay un “intercambio” de plantas. Los hoteles compran lotes completos cada cierto tiempo. No se devuelven para evitar plagas que podrían perjudicar el resto del cultivo.
El enigma persiste
El destino de aquellas orquídeas sin flores todavía es un misterio sin resolver.