Un grupo de científicos del CONICET anunció el miércoles el descubrimiento de fósiles en el departamento de Añelo, en Neuquén, de un dinosaurio anteriormente desconocido perteneciente a la familia de los rebaquisáuridos. Esta nueva especie, denominada Astigmasaura genuflexa, habitó la zona hace unos 95 millones de años.
El dinosaurio en cuestión era un herbívoro con cuatro patas, de cuello y cola extensos, con una longitud aproximada de 18 metros y un peso superior a las 10 toneladas. Sus vértebras caudales presentaban elevadas extensiones óseas, tanto hacia arriba como lateralmente.
Además, el Astigmasaura genuflexa contaba con arcos hemales, huesos situados bajo la cola para proteger el sistema nervioso y circulatorio, de gran diversidad: algunos alargados y rectos, otros con forma de bota y estrella. También poseía patas delgadas y dedos de los pies ensanchados de adelante hacia atrás.
Proceso de excavación: un desafío paleontológico
El rescate de los restos fósiles demandó cinco campañas paleontológicas, extendiéndose más de treinta días de trabajo en el terreno. Para liberar los fósiles de la roca se emplearon herramientas como mazas, puntas, martillos, cortafierros, martillos rotopercutores, neumáticos y cortadoras de roca.
Transporte de los fósiles extraídos
Para transportar los huesos, se formaron ocho bochones de yeso y arpillera. Los más livianos se movieron en camionetas utilizando un trípode y un malacate. Para los más pesados, que superaban una tonelada, se requirió el uso de una retroexcavadora y dos camiones.
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