Recuerdos de una Abuela Desconocida
Hubo una abuela, la madre de mi madre, a quien jamás llegué a conocer. Ella pereció en un accidente automovilístico mucho antes de mi nacimiento. Mi primer encuentro con su memoria fue a través de una fotografía que, constantemente presente, adornaba la mesilla de noche en la habitación de mis padres. En ella, mostraba un semblante algo serio, aunque decían que en realidad era muy jovial. Creo que en las imágenes de los años cuarenta, las personas posaban con demasiada solemnidad, careciendo de la espontaneidad que caracteriza lo natural.
El Misterio de una Receta Perdida
Mi madre, quien nunca mostró gran entusiasmo por la cocina, solía relatarme una historia con tintes mágicos, que años después inspiró uno de mis cuentos. Después de la muerte de mi abuela, sus dos hijas eran aún jóvenes y no se dio el relevo de recetas familiares. Matilde, como se llamaba mi abuela, preparaba un renombrado guiso de riñones al vino blanco, un plato que cautivaba con su sabor único. En un intento por recrearlo tras su fallecimiento, pidieron a la empleada doméstica si podía cocinarlo. No obstante, ella llevaba poco tiempo trabajando allí y mi abuela no había tenido ocasión de enseñárselo. Así, la historia quedó sin el legendario guiso.
Un Sueño Revelador
Días más tarde, la empleada, visiblemente conmocionada, contó que había soñado con mi abuela, quien le revelaba la receta. Tras intentarlo, mi abuelo, mi tía y mi madre confirmaron que el sabor era idéntico. El impacto fue tan contundente que logró transmitirse a la siguiente generación. Recuerdo aquél guiso como uno de los platos más deliciosos que se disfrutaban en nuestra casa.
El Legado de la Cocina en la Familia
No sé si mi pasión por la cocina tiene alguna relación con esta tradición familiar. Disfruto mucho combinando sabores y texturas que crean algo nuevo, pero mi mayor motivación es compartir ese placer con mis hijos. Me llena de alegría que se deleiten con el plato. Que su entusiasmo me produzca una sensación de bienestar existencial es asombroso; el universo parece cobrar sentido. Si bien debo ser ingenioso y creativo, su platillo favorito son los espaguetis a la boloñesa. Siempre añado mi toque personal, intentando transmitir no solo amor, sino también una cercana incondicionalidad: siempre estaré aquí, deseoso de alimentar sus sueños y esperanzas.
